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Alergias alimentarias, el enemigo en nuestro plato

Los frutos secos, la fruta y el marisco son los principales causantes de las alergias alimentarias entre los adultos, mientras que la leche, el huevo y el pescado son los alimentos que crean más problemas entre los niños de 0 a 2 años.

Alergias alimentarias, el enemigo en nuestro plato

S. GUTIÉRREZ

Mª José lo ha pasado mal; sin saber porqué, su hija pequeña no crecía como los demás niños. Además, a veces vomitaba la comida, no siempre, pero con apenas seis meses no ganaba peso. Su pediatra, tras muchas consultas, sugirió que Carla podría tener una alergia a la leche . Entonces llegaron los verdaderos quebraderos de cabeza. «¿A la leche? Pero si la mayoría de los alimentos para los bebés tienen leche. ¿Qué hago?». Falta de información o información confusa fue lo primero que se encontró M. José. Y es, en la mayoría de las ocasiones, una situación muy habitual para los más de 1,3 millones de personas que se cree que hay en España con alergias alimentarias .

Y esta es una cifra que va en aumento; de acuerdo con el Informe Alergológica , elaborado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en la última década ha aumentado el número de personas afectas por una reacción alérgica a los alimentos. «La alergia a alimentos se ha duplicado en nuestro país en poco más de un decenio. En 1992 el 3.6% de las personas que acudían a una consulta de alergia lo hacían por alergia a alimentos. En 2005 la cifra pasó al 7.4%», señala Carmelo Escudero, alergólogo del Hospital Niño Jesús de Madrid .

Con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Alergia, que concluye hoy, la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex (AEPNAA), ha alertado sobre este fenómeno, cuya prevalencia mundial se sitúa ya cerca del 8% en niños y del 3% en adultos. En España, concretamente, se estima que existen 1,3 millones de afectados.

A la fruta

La alergia a alimentos , que se produce cuando una persona reacciona exageradamente al contacto, ingestión o inhalación de un alimento, puede provocar desde reacciones leves (erupciones, urticaria, picor, tos, asma, diarrea o vómitos) a reacciones graves o muy graves (desde dificultad respiratoria, hipotensión, opresión torácica, palpitaciones o mareo, hasta shock anafiláctico con riesgo de muerte). En España, las frutas son el primera alimento causante de alergia , seguido de los frutos secos, los mariscos y los pescados. En niños españoles, las alergias alimentarias más frecuentes son la leche y el huevo.

El aumento en la prevalencia de la alergia alimentaria, en el número de los alimentos implicados y la gravedad de las reacciones, es motivo de preocupación tanto de consumidores, como de alergólogos y consecuentemente de las autoridades sanitarias, por las consecuencias socioeconómicas que se derivan de ella.

Respecto al tipo de alimentos implicados, los datos varían según el grupo de edad sometido a estudio, el área geográfica y los hábitos alimenticios. En los niños, el huevo y la leche de vaca son los alimentos implicados con mayor frecuencia en todas esas investigaciones, en especial en los menores de 5 años. Ésta disminuye con la edad, lo que refleja el desarrollo de tolerancia a estos alimentos. Aparece también en los dos primeros años de vida la alergia al pescado, que es más persistente y por tanto permanece en niños mayores y en los adultos. La alergia a frutas y frutos secos es más habitual a partir de la adolescencia, y son los alimentos que producen más reacciones alérgicas en la población adulta.

Aunque en las consultas de alergia infantil se ha observado, en los últimos años, que la alergia a frutos secos se manifiesta cada vez a edades más tempranas y con clínica grave. Escudero señala que «según el estudio Alergológica 2005, las frutas son el primer alimento causante de alergia en nuestro país, seguido de los frutos secos, los mariscos y los pescados. En Europa, al igual que en España, los principales alimentos son las frutas, aunque éstas varían según los países. En Estados Unidos, los alimentos más frecuentemente implicados en alergias en los adultos son el cacahuete y los frutos secos, pescados y mariscos» .

Tratamientos

Hasta hace algunos años el único « tratamiento » disponible para la alergia a los alimentos era la dieta de exclusión o evitación total del alimento. El problema radica en que el paciente alérgico puede exponerse de forma accidental al mismo y sufrir una reacción grave, además de suponer en muchos casos la renuncia a actividades sociales donde haya alimentos implicados por el miedo a sufrir una reacción. Es muy importante saber que pueden existir «alimentos ocultos», es decir fuentes de alérgenos frente a los cuales se es alérgico y que pueden pasar inadvertidos al estar enmascarados o no contemplados en la etiqueta, sobre todo en los platos preparados.

Paloma Ibáñez, del Hospital Niño Jesús y coordinadora del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, recuerda que « una dieta exenta de algún alimento no es fácil y conlleva muchos problemas sociales, económicos, y para la propia salud , así como una disminución de la calidad de vida, siendo el problema aún más importante en el caso de personas alérgicas a más de un alimento. Afortunadamente, desde la década de los 90 se está investigando e implantando el tratamiento activo para la alergia a los alimentos lo que se conoce como inmunoterapia oral o desensibilización con alimentos».

Tal y como revela la doctora, «someterse a inmunoterapia oral puede ayudar a solucionar este problema. Esta terapia que consiste en administrar cantidades progresivamente crecientes del alérgeno (alimento o fracciones del mismo) con el fin de modular la respuesta inmunitaria para inducir la tolerancia a dichos alimentos, alcanza una tasa de éxito superior al 80%.

Dificil dieta

Una vez realizado el diagnóstico de alergia a alimentos, el tratamiento indicado es la eliminación de éstos en la dieta. «El paciente y la familia, o los cuidadores en el caso de los niños, deben ser educados en el cumplimiento correcto de la dieta y en cómo evitar la toma inadvertida del alimento, aprendiendo a leer los etiquetados e identificar los ingredientes. Asimismo, es fundamental entrenar, tanto al paciente como a la familia, en el reconocimiento de síntomas ante la ingestión inadvertida del alimento y el tratamiento que deben seguir, sobre todo, los pacientes anafilácticos, es decir, aquellos que presentan síntomas graves», explica la alergóloga.

Es muy importante estar familiarizados con situaciones en las que el alimento puede contaminar a otros a través de utensilios de cocina, batidoras, planchas e incluso aceites. De la misma manera, se deben evitar situaciones de riesgo como bufés, bollería, helados u otros alimentos no etiquetados . Hay que tener presente que las fiestas y reuniones, o aquellas situaciones fuera de lo habitual, son las de mayor peligro.

Las personas afectadas y sus familiares a menudo dicen que quieren « comerse la monotonía » cuando van a un restaurante, que quieren disfrutar sin riesgo cuando sus hijos van a un cumpleaños, que quieren hacer la compra sin tardar dos horas más de lo normal porque deben pararse a leer cada cartel, etc.. «Cuando hablamos de la alergia a los alimentos, los individuos que las padecen, sus familiares, amigos, compañeros de trabajo o del colegio y profesionales de apoyo, todos describen el estrés y la frustración motivados por la necesidad constante de estar alerta y pendiente, el azoramiento que se produce en determinadas circunstancias sociales, la incomprensión o ignorancia de los demás y el deseo imperioso de ser 'normal'», añade la doctora Ibáñez.

Creencias populares

A pesar de que cada vez hay un mayor conocimiento y concienciación de este problema, subsisten creencias populares como que retirando el alimento del plato, o que si no se ve, no pasa nada deben erradicarse con prontitud. Una reacción alérgica a un alimento puede aparecer incluso al inhalar los vapores de cocción del mismo, sin necesidad de comerlo, y en muy pocos minutos evolucionar hasta una situación de extrema gravedad.

Una de las demandas más importantes es el establecimiento de una normativa clara de etiquetado de los alérgenos en alimentos procesados hasta la colocación de autoinyectores de adrenalina en los colegios, hecho que disminuiría el riesgo de reacciones alérgicas y que puede salvar vidas. Las asociaciones implicadas abogan por una mayor investigación para ayudar a desarrollar estrategias de prevención y tratamiento y para mejorar la salud y la calidad de vida de los alérgicos a los alimentos.

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