La actividad física, clave en el deterioro cognitivo
¿Podemos prevenir el deterioro cognitivo asociado a la vejez o al Alzheimer? Desde hace años se investiga en la relación entre la actividad física y el Alzheimer. Ahora,
R. Ibarra
¿Podemos prevenir el deterioro cognitivo asociado a la vejez o al Alzheimer? Desde hace años se investiga en la relación entre la actividad física y el Alzheimer. Ahora, con motivo de la Conferencia de la Asociación de Alzheimer Internacional sobre la Enfermedad de Alzheimer ... que se celebra en París (Francia), tres trabajos parecen confirmar los efectos beneficios del ejercicio físico en la prevención del deterioro cognitivo, algo que podría evitar en un futuro muchos casos de Alzheimer.
Más de la mitad de los casos de Alzheimer se podrían evitar mediante cambios en el estilo de vida y con el tratamiento o la prevención de enfermedades crónicas, según el estudio dirigido por Deborah Barnes, del Centro Médico de Veteranos de San Francisco (EE.UU.), cuyo trabajo se publica en The Lancet Neurology.
Tras analizar los datos de investigaciones realizadas en todo el mundo con cientos de miles de participantes, Barnes ha llegado a la conclusión de que los principales factores de riesgo modificables para la enfermedad de Alzheimer en todo el mundo, son, en orden descendente: el bajo nivel de educación, el tabaquismo, la inactividad física, la depresión, la hipertensión, la diabetes y la obesidad. En EE.UU., explica Barnes, los principales factores de riesgo modificables son: la inactividad física, la depresión, el tabaquismo, la hipertensión de la mediana edad, la obesidad, el bajo nivel educativo y la diabetes.
Según la investigadora, estos factores de riesgo están asociados con el 51% de los casos de Alzheimer en todo el mundo (17,2 millones de casos) y hasta 54% de los casos de Alzheimer en EE.UU. (2,9 millones). "Lo que es interesante es que esto sugiere que determinados cambios de estilo de vida muy simples, como aumentar la actividad física y dejar de fumar, podrían tener un tremendo impacto en la prevención de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en todo el mundo", señala Barnes, que ha presentado los resultados del estudio en la Conferencia de la Asociación de Alzheimer Internacional sobre la Enfermedad de Alzheimer que se celebra en París (Francia).
Relación causal Sin embargo, Barnes advirtió que sus conclusiones se basan en la suposición de que existe una asociación causal entre cada factor de riesgo y la enfermedad de Alzheimer. "Estamos asumiendo que cuando se cambia un factor de riesgo, entonces se cambia el riesgo. Lo que tenemos que hacer ahora es averiguar si esta suposición es correcta".
Se calcula que el número de personas con enfermedad de Alzheimer se triplicará en los próximos 40 años. "Sería muy importante si pudiéramos encontrar la manera de evitar algunos de estos casos", afirma Kristine Yaffe, autora del trabajo.
Ejercicio físico Hacia la misma dirección apunta dos trabajos que se publican hoy en Archives of Internal Medicine, coincidiendo con la conferencia de Alzheimer en París, que señalan que la actividad física regular se asocia con una menor disminución en la función cognitiva en las personas mayores.
Algunos trabajos previos ya habían sugerido que la actividad física se asociaba con menores tasas de deterioro cognitivo en las personas mayores. Sin embargo, hasta ahora gran parte de esta investigación se había llevado a cabo entre individuos que tenía un buen estado de salud. Además, muchos de estos estudios se basan en autoinformes de la actividad física, que no siempre son exactos, y se centran en el ejercicio moderado o fuerte, en lugar de un ejercicio de baja intensidad.
Riesgo cardiovascular en mujeres En el primero de los trabajos, el equipo coordinado por Marie-Noël Vercambre, de la Fundación de Salud Pública de la Mutua General de Educación Nacional de París (Francia), examinó los datos del Estudio Antioxidantes y Enfermedad Cardiovascular en Mujeres, que incluía a mujeres que habían sufrido algún evento vascular o que tenían tres o más factores de riesgo coronario.
Los investigadores determinaron la actividad física de las pacientes al inicio del estudio (años 1995 a 1996) y después cada dos años. Entre 1998 y 2000, realizaron 2.809 entrevistas telefónicas a las participantes; cada llamada incluía pruebas cognitivas, de memoria y de fluidez del lenguaje; estas pruebas se practicaron tres veces más durante los siguientes 5,4 años.
Para analizar los datos, los investigadores relacionaron los cambios cognitivos con la actividad física y el gasto energético. Así, a mayor gasto energético, menor deterioro cognitivo. Por ejemplo, la cantidad de ejercicio equivalente a una caminata vigorosa de 30 minutos todos los días se asociaba con un menor riesgo de deterioro cognitivo.
Gasto energético En el otro trabajo, el grupo de investigadores dirigido por Laura E. Middleton, del Instituto de Investigación Sunnybrook de Toronto (Canadá), utilizaron los datos del Estudio de Salud, Envejecimiento y Composición corporal, un estudio de cohortes prospectivo aun en curso. Los investigadores valoraron el gasto energético de los participantes mediante el uso de una técnica que evalúa la cantidad de agua que pierde una persona, lo que es un indicador objetivo de la actividad metabólica.Al inicio del estudio, los 197 participantes, con una edad media de 74,8 años, no presentaban problemas de movilidad o cognitivos. En ese momento, los investigadores evaluaron la función cognitiva de los sujetos incluidos en el estudio, pruebas que se repitieron entre los dos a cinco años de seguimiento a través de un test denominado Mini prueba del estado mental Modificado (MMMSE en inglés).
Tras ajustar los datos de las puntuaciones de MMMSE de referencia, junto con otras variables como la demografía, la ausencia de grasa corporal, la duración del sueño, la sensación de salud y la diabetes mellitus, los resultados mostraron que los participantes que tenían un mayor gasto energético tendían a tener menos probabilidades de deterioro cognitivo. Los autores también vieron que existía una relación dosis-respuesta significativa entre el gasto energético y la incidencia de deterioro cognitivo.
Mecanismos biológicos Los investigadores coinciden en que hay que aprender más sobre la relación entre la actividad física y la función cognitiva. "Algunos mecanismos biológicos podrían explicar la relación positiva entre la actividad física y la salud cognitiva", señala Vercambre. Middleton, por su parte, cree que la relación entre la actividad física y la función cognitiva es multifactorial. "Si se confirman estos resultados en estudios futuros, se debería recomendar la actividad física como vía para prevenir el deterioro cognitivo, algo que tendría importantes beneficios en términos de salud pública, dado el número creciente de personas mayores con trastornos vasculares y su alto riesgo de deterioro cognitivo", asegura Vercambre. Middleton añade: "somos optimistas en cuanto a que la actividad, incluso de baja intensidad, podría proteger contra el deterioro cognitivo".
Cerebro y Envejecimiento
En un comentario que acompaña los artículos, Eric B. Larson, del Instituto de Investigación de Seattle (EE.UU.), señala que estos estudios sirven para "reforzar la creciente evidencia de que la actividad física habitual y la condición física están asociadas con los cambios cognitivos relacionados con la edad y con el riesgo de demencia". La principal conclusión del estudio Vercambre, explica, "es que las mujeres mayores con altos niveles de riesgo vascular constituyen un importante grupo de riesgo y que dicho riesgo vascular está relacionado con el deterioro cognitivo". En cuanto al trabajo de Middleton, Larson considera que "el hecho de que en el estudio se utilizó una medida validada de gasto energético hace que los resultados tengan una gran mayor importancia". Este tipo de investigación, afirma, es cada vez más necesaria a medida que envejece la población.
n este contexto, Larson sugiere que artículos como éstos "ponen de relieve un cambio gradual pero constante en el pensamiento actual sobre los factores de riesgo para las demencias asociadas al envejecimiento. En su opinión, si se pueden modificar factores de riesgo vascular como la actividad física estamos ante un forma sencilla de reducir la incidencia del deterioro cognitivo entre las persona mayores. Podemos decir que el mantenimiento continuo de la actividad física es beneficioso desde el punto de vista cognitivo".
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