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Alzhéimer: vida saludable, menos riesgo

Encontrar una prueba sencilla para diagnosticar esta patología en etapas muy iniciales es el objetivo de investigadores como Jeffrey Cummings, principal defensor de la hipótesis de la proteína amiloide en el desarrollo del alzhéimer.

Pilar Quijada

Está entre los investigadores internacionales de élite en el campo de las neurociencias y en especial en investigación sobre alzhéimer y visitó Madrid con motivo del Congreso sobre esta patología organizado por las fundaciones Reina Sofía y Pascual Maragall, los pasados 22 y 23 de septiembre.

Jeffrey Cummings, director del Centro Lou Rovo para la Salud del Cerebro, de Las Vegas, defiende el diagnóstico muy temprano, cuando los síntomas de demencia aún no están presentes . Junto con Bruno Dubois ha propuesto una revisión de los criterios diagnósticos. «Cuando el paciente cumple los criterios de demencia, el cerebro ya está muy deteriorado. Para que los fármacos funcionen y para preservar la función cognitiva hay que diagnosticar en fases muy tempranas», argumenta Cummings.

Pruebas de detección

Su empeño está puesto en el diagnóstico precoz, en la fase prodrómica, aun sin síntomas. «Sabemos que el alzhéimer no es fácilmente reconocido por los clínicos, por lo que no se diagnostica suficientemente y tampoco se trata adecuadamente. Si tuviéramos una prueba muy fácil que pudieran aplicar los médicos se incrementaría el conocimiento y tratamiento y mejoraría los cuidados a estos pacientes», señala. Los esfuerzos se dirigen a encontrar un marcador fácil de aplicar y con un coste asequible. En la actualidad se proponen como marcadores el análisis del líquido cefalo-raquídeoal que se accede por punción lumbar y aún sin un valor estándar internacional y las pruebas de tomografía por emisión de positrones (PET), con un coste elevado.

«Parece que la enfermedad de alzhéimer cambia el perfil de las proteínas. Tenemos mucho trabajo preliminar con distintos perfiles de proteínas en la sangre. Si hacemos suficientes pruebas podremos ver ese cambio. Y esa sería la línea más prometedora, pero no la única que está en marcha», explica el investigador estadounidense.

Está pendiente de la aprobación por parte de la FDA de un escáner cerebral específico para la proteína beta amiloide, una de las implicadas en el desarrollo de esta patología neurodegenerativa: «Estamos muy animados con este trabajo porque es la primera prueba que tenemos que es casi específica para la presencia de alzhéimer. Ya se ha presentado a la FDA para su aprobación antes del uso generalizado y han pedido más estudios . Creo que se va a aprobar a finales de este año o principios del próximo. Este tipo de escáner tendrá un efecto muy profundo en nuestro campo, porque permitirá detectar a los pacientes en los ensayos clínicos y seguir el curso de las terapias farmacológicas».

Estrés oxidativo A pesar de lo mucho que se está avanzando, esta patología continúa siendo un misterio en un muchos aspectos. Uno de ellos, por qué comienza por zonas determinadas del cerebro, como el lóbulo temporal, o el papel que juega el estilo de vida, un factor este último que podría ayudar en la prevención. «No tenemos respuesta para eso aún, pero sí sabemos que las áreas más vulnerables a un alzhéimer temprano serían zonas muy activas en la función cerebral a lo largo de la vida. Cuando los cerebros están muy activos hay un estrés oxidativo y pensamos que estas heridas oxidativas preceden al depósito de la proteína beta amiloide.

Los estilos de vida que disminuyen el riesgo oxidativo podrían estar asociados con la ausencia del alzhéimer . Por ejemplo, las poblaciones que comen mucho pescado suelen tener menos alzhéimer. El pescado tienen altos niveles de antioxidantes, que probablemente limitan el daño físico que produce la formación del amiloide», explica Cummings.

Qué se puede esperar en el tratamiento en los próximos años: «Hay mucho más trabajo ahora en el campo de beta amiloide, así que es más probablemente que se encuentre un fármaco con este mecanismo de acción. Pero hay otros caminos más probables de éxito. Por eso la investigación básica en alzhéimer es tan importante y también que personas como la Reina doña Sofía ayuden a despertar el interés de otros y el apoyo a este trabajo».

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