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Niños refugiados, los más vulnerables al deterioro mental

Las políticas de asilo cada vez más restrictivas con los inmigrantes que tratan de llegar a los países ricos están provocando que los países con menos recursos se hagan

Rafael Ibarra

Las políticas de asilo cada vez más restrictivas con los inmigrantes que tratan de llegar a los países ricos están provocando que los países con menos recursos se hagan cargo de un gran número de niños desplazados sin que dispongan de los recursos necesarios para mejorar su permanente deterioro en salud mental. Además, los largos y tediosos procesos burocráticos de asilo que exigen los países más ricos están teniendo efectos negativos sobre la salud mental de los niños.

Estos son algunos de los resultados de una revisión que publica The Lancet en la que se subraya la urgente necesidad de que los de países ricos y los organismos internacionales contribuyan en la financiación de las intervenciones para hacer frente al deterioro progresivo de la salud mental de esta población infantil, más vulnerables ante estas situaciones.

18 millones Se estima que hay en el mundo 18 millones de niños que son obligados a desplazarse como consecuencia de conflicto y persecuciones, y muchos más se ven obligados a emigrar como resultado de presiones económicas y desastres naturales. La mayoría de los niños permanecen dentro o cerca de su país de origen, y apenas medio millón solicita asilo cada año en los países ricos.

Aunque los países con menos recursos son los receptores de la gran mayoría de los refugiados, la investigación se ha centrado principalmente los que proceden de los países de altos ingresos, a pesar de que el 70% de los refugiados en el África subsahariana y el 30% de los refugiados viven en campos de refugiados; sin embargo, apenas hay investigaciones que analicen los efectos sobre la salud mental de vivir en campos de refugiados.

Los autores subrayan que debido a que los recursos son tan limitados en los países con ingresos bajos y medianos ingresos, que son los que reciben a la mayoría de los refugiados, resulta fundamental definir cuáles son los factores de riesgo y de protección para los trastornos psicológicos, emocionales y de comportamiento con el fin de diseñar intervenciones eficaces y para garantizar que los escasos recursos están dirigidos a los niños más necesitados.

Riesgo y prevención Mina Fazel, de la Universidad de Oxford, (Reino Unido) y sus colegas revisaron las evidencias en cuanto a los riesgos y los factores de protección que afectan a la salud mental de los niños desplazados a países de bajos, medios y altos ingresos. Se revisaron 71 estudios, que incluían más de 11.500 niños y adolescentes.

Los autores identificaron que la exposición a la violencia era el principal factor de riesgo para la salud mental. También encontraron peores resultados de salud mental para los niños desplazados internamente dentro de su propio país y para aquellos que se establecieron en un campamento de refugiados.

En los niños desplazados a países de altos ingresos, estar expuesto a más violencia después de la migración o tener varios cambios de residencia se asociaba a peor salud mental. Los altos niveles de apoyo de familiares y compañeros y una experiencia positiva en la escuela eran factores protectores.

No obstante, según los autores, la falta de estudios longitudinales ha limitado la comprensión sobre qué factores de riesgo y de protección están relacionados con los resultados psicológicos. Además, las dificultades reales para investigar en situaciones de conflicto ha dificultado la identificación de aquellos factores potencialmente modificables, tanto en la familia como en la comunidad, durante y después del desplazamiento.

Los autores consideran que «ya que la gran mayoría de los refugiados viven en países con escasos recursos, los más ricos, con la ayuda de organismos internacionales, deben asumir la responsabilidad y contribuir a la financiación para el desarrollo y evaluación de las intervenciones».

Estrés La revisión también destaca que el estrés para adaptarse a un país extranjero juega un papel importante en el estado de salud mental de los niños. De hecho, una solución rápida y estable al problema en los países de acogida parece ser muy importante para un funcionamiento psicológico positivo de los niños refugiados.

«Cambiar de domicilio o familia de acogida con frecuencia, retrasos y un prolongado proceso burocrático tienen efectos negativos sobre la salud mental de los niños. El acceso equitativo y rápido a los servicios de salud y a una vivienda digna y a la educación son elementos fundamentales para la adaptación y la salud mental positiva», explican los autores.

Los autores concluyen que dado que los problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia suelen ser de larga duración, «los países más ricos deben poner en práctica políticas de inmigración, salud y sociales que apoyen a las familias para limitar progresivamente las consecuencias nocivas para la salud infantil».

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