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TABAQUISMO

La mayoría de europeos piensa que los e-cigarrillos son nocivos para la salud

Si bien el porcentaje de europeos que tilda los e-cigarrillos como perjudiciales se ha duplicado en solo dos años, el consumo de estos productos es cada vez mayor

Cigarrillo electrónico ARCHIVO

M. LÓPEZ

La eficacia de los cigarrillos electrónicos –o ‘e-cigarrillos’– como herramienta para dejar de fumar es, aún en la actualidad, objeto de un intenso debate. Y es que si bien el número de estudios realizados al respecto es cada vez mayor, las evidencias sobre la eficacia y seguridad de estos productos no son para nada concluyentes. Tal es así que en opinión de la mayoría de los médicos, los e-cigarrillos son más perjudiciales que benignos. Una percepción igualmente compartida por la población europea. Y es que según muestra un estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Pública del Colegio Imperial de Londres (Reino Unido), la cifra de ciudadanos comunitarios que piensan que los cigarrillos electrónicos son ‘nocivos’ se ha duplicado en solo dos años –entre 2012 y 2014– para alcanzar el 51,1% .

Como explica Filippos T. Filippidis, director de esta investigación publicada en la revista « Tobacco Control », «el uso de e-cigarrillos se ha incrementado durante el período 2012-2014, y si bien las tendencias varían entre los países de la Unión Europea, las personas que se iniciaron en el uso de estos productos como herramienta para dejar el tabaco tuvieron una mayor probabilidad de acabar convirtiéndose en vapeadores habituales. Por tanto, es necesario llevar a cabo más estudios sobre los factores que pueden influir en el uso de los e-cigarrillos y sobre los daños y beneficios potenciales asociados a estos productos».

Más vapeadores ocasionales

Para llevar a cabo el estudio, los autores compararon las respuestas aportadas por casi 27.000 ciudadanos de 27 estados miembro –toda la UE28 con excepción de Croacia– y mayores de 15 años en las dos encuestas –o ‘Eurobarómetros’– sobre tabaco realizadas a principios de 2012 y a finales de 2014. Concretamente, las preguntas incluidas en ambas encuestas aludían a la frecuencia de uso de los e-cigarrillos; la razón para su utilización; la percepción sobre su nocividad; el posible consumo de cigarrillos ‘tradicionales’ en el momento de la encuesta; y distintos datos sociodemográficos –edad, sexo, nivel educativo y nivel económico.

De acuerdo con los resultados, el porcentaje de europeos (UE27) que habían probado los e-cigarrillos creció de un 7,2% en 2012 a un 11,6% en 2014. Lógicamente, los porcentajes difirieron, y mucho, entre los países miembro, siendo Malta el país en el que más aumentó la cifra de personas que probaron estos productos –cinco veces más en 2014 que en 2012.

Las personas que prueban los e-cigarrillos para dejar el tabaco tienen mayor riesgo de convertirse en vapeadores habituales

Filippos Filippidis

Además, los resultados de 2014 también constatan la fidelidad de los consumidores con los e-cigarrillos: cerca de un 14,3% de los que lo habían probado se definió como un ‘usuario habitual’ de estos productos –sobre todo en Portugal, país en el que la cifra de individuos que pasaron de ‘experimentar’ con los e-cigarrillos a consumirlos con asiduidad se estableció en el 28,9%.

Y llegados a este punto, ¿cuál fue el perfil típico de la persona que optó por probar estos e-cigarrillos? Pues, básicamente, el de un fumador. De hecho, la probabilidad de experimentar con estos productos fue 23 veces mayor en el caso de los fumadores que en el de los no fumadores. Además, tampoco los ex fumadores escaparon a la tentación: la probabilidad de probarlos fue 6,5 veces mayor en los ex fumadores que en los no fumadores.

Asimismo, y si bien el perfil tipo de la persona que optó por probar los e-cigarrillos es el de un joven de 18 a 24 años de edad, residente en un área urbana y con un alto nivel educativo, los ciudadanos que se autodefinieron como ‘vapeadores habituales’ tenían una edad mucho mayor. Y en este contexto, la probabilidad de que se iniciaran en el uso de los e-cigarrillos porque creían que les iban a ayudar a dejar de fumar fue tres veces mayor en los vapeadores habituales que en aquellos que no pasaron de la simple ‘experimentación’. Y asimismo, la probabilidad de que la razón fuera eludir las leyes antitabaco fue dos veces mayor en los vapeadores habituales que en las personas que solo probaron los e-cigarrillos.

Entonces, el diseño, moderno y atractivo, de estos cigarrillos electrónicos, ¿no constituyó una razón para empujar a los usuarios a convertirse en vapeadores habituales? Pues según las respuestas, no; el diseño les daba igual.

‘Perjudiciales’ según la mayoría

En definitiva, la cifra de europeos que han probado los e-cigarrillos y que se han convertido en vapeadores habituales creció entre 2012 y 2014. Una situación que se puede tildar como sorprendente cuando se atiende a que, de la misma manera, el porcentaje de personas que considera que estos productos suponen un riesgo para la salud también ha aumentado: de un 27% en 2012 a un 51,1% en 2014 –sobre todo en Países Bajos, donde hasta un 78% de los encuestados consideró que estos productos son perjudiciales.

Es más; cerca de un 29% de los encuestados no supieron decir sin los e-cigarrillos eran o no nocivos para su salud y la de los demás .

En definitiva, concluye Filippos Filippidis, «debe requerirse un mejor conocimiento del uso de los e-cigarrillos a nivel de la población y su impacto en la UE, especialmente el impacto sobre las leyes antitabaco y la iniciación y cesación del tabaquismo».

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