Ricardo Cubedo, oncólogo: «Da vértigo pensar que todos los meses nos libramos de algún cáncer gracias a nuestro sistema inmunitario»

-Es oncólogo, ¿cuánto tiene que ver nuestro sistema inmunitario con la aparición y el desarrollo de un cáncer? 

-El sistema inmune te defiende de tóxicos, de partículas físicas y también del cáncer. Cualquier cáncer que se diagnostica se puede interpretar como un fallo del sistema inmunitario, como pasa con una infección. Una de las funciones del sistema inmune es la vigilancia de células cancerosas. Da vértigo pensar que todos los meses nos hemos librado de algún cáncer gracias a nuestro sistema inmunitario. La otra derivada es cómo manipular el sistema inmune para tratar el cáncer. Ahí tenemos dos líneas abiertas con un futuro prometedor: la inmunoterapia y las células CAR-T.

-¿De qué estamos hablando realmente cuando hablamos de nuestras defensas? Yo siempre me lo he imaginado como un ejército.

-Se parece mucho más al juego que hay entre un sistema de diplomacia y militar. Lo que ves es el ejército en marcha y es muy llamativo, pero antes de eso hay unos grandes esfuerzos diplomáticos que no son tan visibles. El día a día es más de pacto con el mundo microbios y, cuando no da más, hay que recurrir al estacazo directo. Ese sistema de pactos, con esa flora bacteriana y microbiota que son aliados, pero no amigos, ese tira y afloja, expresa bastante bien lo que es el sistema inmunitario.

-Los padres y sobre todo abuelos, se alarman cuando los bebés se llevan todo tipo de objetos a la boca… pero es un gesto que favorece la supervivencia ¿no? 

-Cuando ves un comportamiento universal es porque tiene una función biológica. Si todos los niños se llevan cosas a la boca en todo el mundo eso tiene una razón de ser: enseñarle al sistema inmunitario lo que le rodea para crear su 'lista de invitados' y su 'lista negra'. Hacer esa lista bien durante los primeros tres años de vida, que es cuando tiene ese reflejo, es fundamental porque como metas en lista negra a gente invitada aparecen las enfermedades autoinmunes. La higiene ha salvado más vidas que nada en la Medicina pero, entre no morir de disentería y esa exageración de estar en cápsula aséptica, hay un punto intermedio.

-Esto va de la mano de la teoría higienista que sostiene que tenemos más alergias y enfermedades autoinmunes por el exceso de pulcritud.

-Las autoinmunes tienen un origen multifactorial pero uno de esos es que hemos hecho un mal catálogo de la lista de invitados y la lista negra. Y hemos puesto en la negra lo que tenía que estar en invitados, el sistema inmunitario enloquece y saca lo que no debe. Tus defensas son como 'antidisturbios': si le das todas las herramientas pero no le dejas que actúe nunca, el día que tenga ocasión de actuar reparte porrazos a diestro y siniestro. Le tienes que dejar ejercitarse un poquito porque si no, sobrerreacciona. Ese mensaje de que estamos rodeados de microbios es absolutamente perjudicial para la mente y el sistema inmunitario.

-Se habla mucho de la importancia de la microbiota para protegernos de enfermedades, ¿qué papel juega y cómo podemos cuidarla?

-La microbiota son esos aliados, que no son exactamente amigos, que conviven con nosotros y de los que obtenemos ciertos beneficios mutuos. Es muy necesario para el sistema inmunitario y no sabemos muy bien por qué. Las tres cosas que mejor podemos hacer por ella: que la dieta contenga fibra porque es su comida; no abusar de los antibióticos cuando no haga falta; y una rica vida social. Tu microbiota viene de la microbiota de los demás. No es qué hay que comer si no con quién hay que comer. La microbiota se comparte con los compañeros de oficina, con la familia, con tu madre, con tu club deportivo... Las vidas asociales llevan aparejada una microbiota pobre. Cuando se miran factores predictores de salud y supervivencia, en los niveles más altos está la vida social. La gente solitaria tiene más enfermedades y vive menos, no solo por la microbiota, pero es un factor que tiene más importancia de lo que sospechábamos.

-Cuando uno enferma con asiduidad, suele pensar que tiene las defensas bajas, pero afirma en su libro que es prácticamente imposible tener las defensas bajas.

-No existe, salvo que haya una enfermedad que deprima el sistema inmune. No pienses en lo que coges sino en todo lo que no coges. Cuando empezamos a diagnosticar pacientes con VIH vimos lo que era no tener sistema inmunitario, todo lo que nos rodea todo el tiempo, pero que en situación normal, no nos enferma y a ellos sí.

-Entonces esas gominolas que venden para subir las defensas o los frasquitos de bífidus ¿no valen para nada? 

-Nadie va a variar sus defensas por tomar estos productos. Está muy bien que dentro de la dieta haya productos fermentados, pero no te los tienen que vender como un medicamento. Y las vitaminas no tienen que ver con el sistema inmunitario. No le hacen falta a nadie en el mundo civilizado. Tienes que llegar a malnutrición extrema para que tengas avitaminosis.

-¿Qué podemos hacer nosotros por nuestro sistema inmunitario?

-Lo primero darte cuenta de que vivir feliz es un valor maravilloso. La inmunidad es como una madre, que te sigue protegiendo aunque no siempre te portes bien del todo con ella. Olvídate de reforzarlo. Lo que tienes que hacer es que no se desregule. No exagerar con la higiene entre 0 y 3 años; tener una vida social lo más rica posible y las vacunas al día, que son los fármacos que más vidas han salvado en el mundo.