Reportan el primer caso de daño cerebral potencialmente irreversible por inhalación de fentanilo

La leucoencefalopatía es la denominación que recibe la inflamación y daño a la materia blanca del cerebro, la red de fibras nerviosas que permiten el intercambio de información y la comunicación entre diferentes áreas de la materia gris del mismo.

La leucoencefalopatía tóxica es un síndrome neurológico repentino o de larga duración, del que se han reportado casos tras la inhalación de heroína, lo que se conoce como «perseguir al dragón». Pero este es el primer caso reportado asociado con el fentanilo, señalan los médicos autores del informe, que atendieron a este paciente.

La patología se manifiesta con varios signos y síntomas, los más obvios son cambios neurológicos y de comportamiento, que van desde una leve confusión hasta el estupor, el coma y la muerte.

El pronóstico para los afectados generalmente depende del alcance de la lesión de la sustancia blanca, explican los autores del informe: algunas personas se recuperarán por completo; otros empeorarán progresivamente.

En este caso, el hombre no tenía problemas médicos previos de ningún tipo y había estado inconsciente durante un período de tiempo desconocido en su habitación de hotel, donde se encontraron pastillas trituradas no identificadas y un residuo blanco en una mesa cercana.

Al llegar al hospital, no pudo responder preguntas ni seguir órdenes. Respondió a los estímulos dolorosos en las piernas, pero no en los brazos.

Un escáner cerebral reveló inflamación e hinchazón de la materia blanca y lesión cerebelosa (el cerebelo es la parte del cerebro responsable de la marcha y el equilibrio). Dio negativo en epilepsia y en una prueba de detección de drogas, pero el test específico de orina indicó un nivel muy alto de fentanilo, lo que llevó a un diagnóstico de leucoencefalopatía tóxica inducida por la inhalación de fentanilo.

Dieciocho días después, seguía postrado en cama y todavía necesitaba alimentación por sonda. Le administraron varios medicamentos diferentes para tratar la incontinencia urinaria, la lesión renal, el deterioro cognitivo, la sospecha de abstinencia de opioides, el dolor y la agitación y la neumonía. Tras 26 días ingresado, fue dado de alta a un centro de rehabilitación y un mes después regresó a casa con el apoyo de fisioterapia ambulatoria y terapia ocupacional.

Menos de un año después de su ingreso en el hospital, se había recuperado por completo y había vuelto a trabajar. El paciente describe su recuperación como «milagrosa». «Al principio parecía que necesitaría atención las 24 horas después de ser dado de alta, pero me concentré y trabajé con intensidad en mi sesión de terapia y estaba decidido a no abandonar el hospital sólo para ser ingresado en un centro grupal para recibir atención continua. A menudo me arrepiento de lo que me hice a mí mismo, a mi esposa y a mi familia», relata el paciente, que ha expresado su gratitud a todos los profesionales de la salud que no solo le salvaron la vida, sino que le permitieron volver a la vida que tenía antes.

«Este caso ilustra la necesidad de incluir fentanilo en los análisis de detección de drogas en orina de rutina para una identificación más temprana y un tratamiento adecuado», concluyen los autores del informe.