¿Puede realmente un test de saliva detectar el cáncer de mama?

A pesar de lo esperanzador que puedan parecer los resultados de esta investigación de cara a obtener en el futuro una prueba más rápida y sencilla para las mujeres, la realidad es que ni aún está disponible para la población ni es comparable con las pruebas actuales. A día de hoy, la única herramienta con evidencia para el diagnóstico precoz de este tipo de tumor es la mamografía.

Desde la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) y su sección de mama (SEDIM) desmienten tanto que esta prueba de saliva sea más precisa que la mamografía como que permita una detección temprana del cáncer de mama.

Los resultados del test de saliva se basan en un estudio experimental con 21 pacientes en el que una herramienta es capaz de detectar dos biomarcadores del cáncer de mama en saliva. «Este tipo de marcadores son útiles para monitorizar una enfermedad establecida cuando existe carga tumoral alta y es más probable que se pueda detectar un biomarcador de cáncer específico en fluidos como plasma sanguíneo o saliva«, señalan las doctoras Myriam Montes y Julia Camps, especialistas en mama de la Sociedad Española de Radiología Médica. Pero aclaran: »en ningún caso, según la evidencia científica disponible, se puede plantear la detección de biomarcadores en fluidos en el escenario de cribado y prevención secundaria que requiere alta sensibilidad y especificidad para detectar el cáncer de mama en un estadío subclínico, antes de que aparezcan síntomas«.

Actualmente, la única herramienta de diagnóstico precoz de cáncer de mama en mujeres con riesgo poblacional de esta enfermedad es la mamografía, avalada por múltiples ensayos clínicos que han demostrado que disminuye la mortalidad.

El cáncer de mama será el segundo más frecuente en España en 2024 con 36.395 casos, por detrás del de colon y recto (44.294 nuevos casos). Y es el más diagnosticado y el que más mortalidad provoca en mujeres.

A través de las mamografías es posible detectar lesiones en la mama hasta dos años antes de que sean palpables, ya que la prueba las detecta cuando aún no han invadido los ganglios u otro órgano.

Las campañas de cribado recomiendan que las mujeres sanas y asintomáticas de entre 50 y 69 años se realicen una mamografía cada dos años. La detección precoz es muy importante puesto que las posibilidades de cura de los cánceres de mama detectados en estados iniciales son casi del 100 %.

Con respecto a cuál es la mejor edad para empezar con las mamografías, en los últimos años se ha debatido la necesidad de adelantarlas por el incremento de casos en mujeres por debajo de los 50 años. De hecho, en EE.UU. las nuevas directrices establecen que las mujeres deben someterse a una evaluación del riesgo de cáncer de mama a partir de los 25 años, y también recomiendan la mamografía a partir de los 40 años para aquellas con riesgo promedio. La Comisión Europea también ha recomendado a todos los países miembros comenzar el cribado a los 45 años.