El estrés afecta a la salud de las mujeres sometidas a tratamientos de fertilidad

El equipo descubrió que el estrés materno durante la preconcepción se asociaba con niveles más altos de glucosa en sangre, especialmente entre las mujeres que utilizaban la inseminación intrauterina para concebir y las mujeres de mayor nivel socioeconómico. Los resultados se publican en 'Journal of the Endocrine Society'.

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«La prevalencia del estrés ha aumentado a lo largo de los años, particularmente para las parejas que no pueden concebir de forma natural», explica Lidia Mínguez-Alarcón, co-investigadora del estudio Medio Ambiente y Salud Reproductiva (EARTH). «Queríamos evaluar cómo afecta este estrés a la salud durante el embarazo, que puede afectar tanto a la madre como al niño a largo plazo».

Mínguez-Alarcón y sus colegas analizaron datos del estudio EARTH realizado en el Centro de Fertilidad del Hospital General de Massachusetts de 2004 a 2019 para 398 mujeres de entre 18 y 45 años. Las mujeres informaron sobre el estrés percibido antes de la concepción al ingresar al estudio. El personal del estudio recopiló características clínicas adicionales e información sociodemográfica, incluidos antecedentes familiares y médicos, uso de productos de consumo e historial de tabaquismo, a través de registros médicos o cuestionarios.

Las mujeres tenían una edad promedio de 35 años al ingresar al estudio y la mayoría eran de origen étnico blanco (83%), nunca habían fumado (78%) y tenían al menos educación universitaria (64%). Trescientas de las mujeres concibieron utilizando tecnologías médicamente asistidas como la inseminación intrauterina (IIU) o la fertilización in vitro (FIV).

Durante la IIU, los espermatozoides se inyectan directamente en el útero, mientras que la FIV es una tecnología de varios pasos que implica recuperar un óvulo para fertilizarlo en un laboratorio antes de transferirlo nuevamente al útero. La prueba de glucosa se realizó a las 26 semanas de embarazo y una hora después de que las mujeres bebieran una solución de glucosa de 50 gramos. Se consideró normal un nivel de azúcar en sangre igual o inferior a 140 mg/dL.

Los investigadores encontraron que los niveles de azúcar en sangre, una medida de la salud cardiovascular, eran anormalmente altos en 82 de las mujeres involucradas. Estudios anteriores han demostrado que las mujeres con antecedentes de diabetes gestacional (DG) durante el embarazo tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, así como problemas cardiovasculares más adelante en la vida, incluida la calcificación de las arterias cardíacas.

El equipo descubrió que las mujeres que experimentaron un mayor estrés previo a la concepción tenían niveles medios de glucosa más altos. Además, las mujeres que concibieron mediante IIU tenían niveles más altos de estrés y azúcar en sangre que aquellas que concibieron mediante FIV. El estudio también encontró que las mujeres de mayor nivel socioeconómico tenían niveles más altos de estrés previo a la concepción y niveles de glucosa en sangre durante el embarazo. Se utilizó el ingreso familiar medio para medir el nivel socioeconómico.

«Las mujeres profesionales con ingresos más altos y niveles educativos alcanzados pueden desempeñar trabajos exigentes que requieren mucho tiempo y, a menudo, también son responsables de equilibrar las demandas en el lugar de trabajo con las tareas domésticas y el cuidado de los niños», señala Mínguez-Alarcón.

«Se ha demostrado previamente que las mujeres con un mayor nivel educativo experimentan mayores niveles de estrés laboral. Dado que el nivel educativo está asociado positivamente con el salario, es posible que esta explicación se aplique también a las mujeres con ingresos más altos».

Aun así, los hallazgos son limitados ya que el estudio comprende un grupo de mujeres, en su mayoría blancas, de alto nivel socioeconómico que buscan atención de fertilidad. El estrés percibido por los propios participantes también puede dar lugar a sesgos en los participantes.

Investigaciones futuras pueden investigar variables adicionales como la calidad del sueño o la seguridad del vecindario, así como el efecto del estrés previo a la concepción en la salud del bebé.

«Nuestros resultados son de importancia para la salud pública dadas las crecientes tasas de estrés a lo largo de los años y su efecto en la salud cardiovascular», asegura Mínguez-Alarcón. «Las mujeres pueden intentar reducir sus niveles de estrés mediante una variedad de estrategias como ser más activas, evitar el alcohol y las drogas, comer sano y evitar el aislamiento».