Este biomarcador detecta cómo de envejecidas están nuestras células

Las células senescentes, conocidas como «células zombis«, son células que han dejado de dividirse, pero permanecen activas, secretando sustancias inflamatorias que afectan negativamente a los tejidos circundantes. Dichas células contribuyen al desarrollo de enfermedades asociadas al envejecimiento, como problemas cardiovasculares, neurológicos, metabólicos y pulmonares.

El estudio encontró que los niveles de IL-23R en el plasma aumentan con la edad en humanos y animales, y que estos pueden disminuir significativamente mediante terapias senolíticas, diseñadas para eliminar células senescentes.

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«Con IL-23R hemos identificado un biomarcador fiable que refleja los niveles de células senescentes en el cuerpo, algo que durante mucho tiempo fue un desafío en este campo», explicaron los autores. «Esto podría permitir intervenciones clínicas más precisas antes de que las enfermedades relacionadas con la edad se manifiesten».

Para realizar el estudio, el equipo analizó 92 proteínas plasmáticas en ratones de diferentes edades y evaluó cambios en diversos tejidos como el riñón, hígado, cerebro, pulmón y bazo. Tres proteínas, IL-23R, CCL5 y CA13, destacaron por su fuerte relación con la edad. Sin embargo, IL-23R demostró ser el marcador más prometedor debido a su consistencia en diferentes contextos y su respuesta robusta a los tratamientos senolíticos.

Los hallazgos sugieren que IL-23R podría ser utilizado para medir la eficacia de nuevas terapias destinadas a reducir la carga de células senescentes y, en última instancia, prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

La identificación de un biomarcador como IL-23R no solo facilita el seguimiento de la senescencia celular, sino que también ofrece un camino hacia estrategias más efectivas para combatir el envejecimiento. Este avance subraya la importancia de las terapias senolíticas, que podrían revolucionar el manejo de múltiples condiciones asociadas con el envejecimiento.

El descubrimiento marca un paso significativo en la búsqueda de herramientas científicas que permitan envejecer de manera saludable, reduciendo el impacto de enfermedades degenerativas y mejorando la calidad de vida en las últimas etapas de la vida.