Asocian el consumo elevado de edulcorantes con más riesgo de infarto o ictus

Los edulcorantes son una alternativa, cada vez más común, con pocas calorías o sin ellas al azúcar. Se encuentran en miles de productos, especialmente en los alimentos ultraprocesados como bebidas azucaradas o comidas preparadas bajas en calorías

Edulcorantes Wikimedia

R. I.

Madrid

Un estudio publicado en «The BMJ» advierte de una posible asociación directa entre un consumo de edulcorantes artificiales y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infarto o ictus.

Los hallazgos sugieren que estos aditivos, consumidos a diario por millones de personas y presentes ... en miles de alimentos y bebidas, no deben considerarse una alternativa saludable y segura al azúcar, en línea con la posición actual de varias agencias de salud como la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los edulcorantes son una alternativa, cada vez más común, con pocas calorías o sin ellas al azúcar. Se encuentran en miles de productos, especialmente en los alimentos ultraprocesados como bebidas azucaradas o comidas preparadas bajas en calorías.

Múltiples estudios han relacionado el consumo de estos edulcorantes o de las bebidas endulzadas artificialmente con el aumento de peso, la hipertensión y la inflamación; sin embargo, el papel de los edulcorantes artificiales como causa de otras enfermedades, incluida la enfermedad cardiovascular, sigue sin estar definido.

Es más, algunos estudios observacionales han utilizado los edulcorantes como un indicador del riesgo de enfermedad del corazón, pero ninguno ha evaluado la ingesta de edulcorantes artificiales de la dieta general.

Ahora, una equipo de investigadores del Instituto Nacional Francés para la Salud y la Investigación Médica (Inserm) ha analizado los datos de 103.388 participantes del estudio NutriNet-Santé, iniciado en Francia en 2009, para investigar las relaciones entre la nutrición y la salud.

El estudio analizó la dieta y el consumo de edulcorantes artificiales mediante registros repetidos de 24 horas; asimismo se valoraron una serie de factores sociodemográficos y de estilo de vida potencialmente influyentes.

Los investigadores encontraron que la ingesta total de edulcorantes se asociaba con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular

En el análisis se incluyeron los edulcorantes artificiales procedentes de todas las fuentes dietéticas (bebidas, edulcorantes de mesa, productos lácteos, etc.) y por tipo de edulcorante (aspartamo, acesulfamo de potasio y sucralosa).

El 37% de los participantes consumió edulcorantes artificiales, con una ingesta promedio de 42,46 mg/día, lo que corresponde aproximadamente a un paquete individual de edulcorante de mesa o 100 ml de refrescos.

En comparación con las personas que no consumían, los que consumían más edulcorantes eran más jóvenes, tenían un índice de masa corporal más alto, eran más propensos a fumar, a ser menos activos físicamente y a estar a dieta para bajar de peso.

Asimismo, este grupo presentaba una ingesta total de energía más baja, pero también un consumo más bajo de alcohol, de grasas saturadas y poliinsaturadas, fibra, carbohidratos, frutas y verduras, y más elevada de sodio, carne roja y procesada, productos lácteos y bebidas sin azúcar agregada.

Los investigadores tuvieron en cuenta estas diferencias en sus análisis.

Durante un seguimiento promedio de nueve años, se produjeron 1.502 eventos cardiovasculares: infarto, angina, angioplastia (un procedimiento para ensanchar las arterias bloqueadas o estrechadas del corazón), ataque isquémico transitorio y accidente cerebrovascular o ictus.

Los investigadores encontraron que la ingesta total de edulcorantes se asociaba con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. En concreto, el estudio señala que los edulcorantes artificiales se asociaban especialmente con el riesgo de enfermedad cerebrovascular.

Cuando se analizaron los diferentes tipo de edulcorantes, la investigación encontró que la ingesta de aspartamo se asoció con un mayor riesgo de eventos cerebrovasculares, mientras que el acesulfamo de potasio y la sucralosa se relacionaron con un mayor riesgo de enfermedad coronaria.

Aunque se trata de un estudio observacional, por lo que no puede establecer la causa, y tampoco los investigadores pueden descartar la posibilidad de que otros factores desconocidos (de confusión) puedan haber afectado sus resultados, se trata de un gran estudio que evaluó la ingesta de edulcorantes artificiales de las personas utilizando datos dietéticos precisos y de alta calidad, y los hallazgos están en línea con otros estudios que vinculan la exposición a los edulcorantes artificiales con varios marcadores de mala salud.

El aspartamo se asoció con un mayor riesgo de eventos cerebrovasculares, mientras que el acesulfamo de potasio y la sucralosa de enfermedad coronaria

Sin embargo, un reciente estudio realizado por investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias y publicado en la revista Cell mostraba que los edulcorantes artificiales y los sustitutos del azúcar tienen un impacto en el cuerpo humano. De hecho, algunos pueden influir en los billones de microorganismos que residen en nuestros intestinos y regulan nuestros niveles de azúcar en la sangre al alterar los microbiomas de los consumidores humanos. Además, diferentes personas responden a los edulcorantes de maneras muy diferentes.

Los datos van en la línea de un trabajo presentado en 2018 que mostraban que los edulcorantes artificiales cambian la forma en la que el organismo procesa las grasas y consigue su energía. Y asimismo, que el acesulfamo-k, edulcorante muy común en los refrescos ‘dietéticos’, se acumula en la sangre y, superado cierto umbral, provoca un daño en las células que forman las paredes de los vasos sanguíneos.

No hay evidencia de un mecanismo plausible para respaldar los efectos potenciales de los edulcorantes bajos o sin calorías en la salud cardiometabólica

Asociación Internacional de Edulcorantes

Los investigadores franceses reconocen que se necesitan más estudios prospectivos de cohortes para confirmar estos resultados y se necesitan estudios experimentales para aclarar las vías biológicas, agregan.

Mientras tanto, sugieren que su estudio proporciona información clave sobre el contexto de la reevaluación de edulcorantes artificiales que actualmente está llevando a cabo la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, la OMS y otras agencias de salud.

Para el profesor de Nutrición y Dietética de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, Jesús Román, se trata de un estudio epidemiológico muy potente, pero que no puede determinar qué compuesto es el que es más perjudicial. Ahora bien, señala, «cada vez está más claro que el abuso en el consumo de estas sustancias no es saludable».

Por eso, apunta, su consumo debe ser «restringido» y quedar reducido para situaciones especiales durante periodos de tiempo determinados.

Cada vez está más claro que el abuso en el consumo de estas sustancias no es saludable

Jesús Román

Román advierte que, al contrario de lo que ocurre en Francia, donde la mayor parte del consumo se hace en edulcorantes de mesa, «en España la mayoría provienen de las bebidas azucaradas».

El problema, dice, es la mezcla, pero es muy complicado saber cuál es el más perjudicial. Además, en los ensayos en animales todos los componentes e han mostrado seguros.

En declaraciones ABC Salud, la Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA) destaca que, contrariamente a lo que se afirma en el estudio, «no hay evidencia causal de que los edulcorantes bajos/sin calorías puedan aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares».

Desde ISA se recalca que no hay evidencia de «un mecanismo plausible para respaldar los efectos potenciales de los edulcorantes bajos o sin calorías en la salud cardiometabólica», y recuerda que la seguridad de todos los edulcorantes bajos en calorías o sin calorías aprobados ha sido confirmada por organismos de seguridad alimentaria de todo el mundo.

Además, afirman que hay «ensayos controlados aleatorios que confirman que los edulcorantes bajos en calorías o sin calorías no tienen efectos adversos sobre los factores de riesgo cardiometabólicos, como la presión arterial, los niveles de lípidos, la glucosa en sangre y el peso corporal, y de hecho algunos beneficios cuando se usan para reemplazar los azúcares en la dieta».

Y añaden que los estudios observacionales no pueden establecer una «relación de causa y efecto debido a su naturaleza observacional y la incapacidad de excluir la confusión residual o, lo que es más importante, atenuar los efectos de la causalidad inversa».

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