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ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL

Los antibióticos en el embarazo aumentan el riesgo de enfermedad inflamatoria intestinal del bebé

Las alteraciones en la composición de la flora intestinal causadas por los antibióticos son heredadas por los descendientes y aumentan su riesgo de padecer una EII

Flora intestinal ARCHIVO

A. OTERO

La flora intestinal, esto es, las bacterias que habitan en nuestros intestinos, juega un papel en el organismo que va mucho más allá de facilitarnos una digestión más o menos ‘saludable’. De hecho, cada vez hay más estudios que constatan que esta flora intestinal también regula la actividad de nuestro sistema inmune. De ahí la importancia de que la composición de este microbioma –es decir, que haya unas especies bacterianas y no otras– sea la ‘adecuada’. Y es que de no ser así, existe un alto riesgo de que el sistema inmunitario funcione de manera ‘errónea’, lo que podría conllevar, entre otras consecuencias, un mayor riesgo de desarrollo de enfermedades autoinmunes. Sería el caso de la esclerosis múltiple, cuya aparición podría estar condicionada por la composición del microbioma intestinal. Y asimismo, de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (EE.UU.), la alteración de la flora intestinal durante el desarrollo fetal por la toma de antibióticos en el embarazo aumenta el riesgo de que los futuros hijos desarrollen una EII –caso de la colitis ulcerosa y de la enfermedad de Crohn.

Como explica Martin Blaser, director de esta investigación publicada en la revista « Nature Microbiology », «nuestros resultados ofrecen una evidencia contundente de que los antibióticos cambian las comunidades microbianas heredadas por los bebés y que estos cambios tienen consecuencias a largo plazo sobre la salud . Un aspecto muy importante dado el amplio uso de antibióticos por las mujeres jóvenes tanto antes como durante el embarazo. Así, nuestro trabajo demuestra que los cambios producidos en el microbioma por la exposición a los antibióticos pueden transmitirse a través de las generaciones, de madres a hijos».

Microbioma ‘inadecuado’

En el estudio, los autores utilizaron ratones hembras preñadas a las que inocularon una flora intestinal ‘ratonil’ alterada por la exposición a antibióticos. Y lo que vieron es que los cambios inducidos por los fármacos en la composición de este microbioma, por lo general una menor diversidad de especies bacterianas y la eliminación de algunas especies que de otro modo serían muy abundantes, no solo se ‘asentó’ en las futuras madres, sino que también fueron heredados por sus crías.

En segundo lugar, los investigadores evaluaron si esta modificación de la flora intestinal por la toma de antibióticos tenía algún efecto sobre el riesgo de desarrollo de EII de los descendientes. Y para ello, utilizaron crías nacidas de ratones hembra genéticamente manipuladas para no expresar la interleuquina 10 (IL-10), una proteína que atenúa la ‘tendencia’ del sistema inmune a provocar ‘demasiada’ inflamación y que es empleada de forma generalizada en el estudio de la EII.

Los cambios producidos en la flora intestinal por la exposición a los antibióticos pueden transmitirse a través de las generaciones

Los resultados mostraron que las crías nacidas de madres que, además de genéticamente manipuladas, habían recibido la inoculación de una flora intestinal expuesta a antibióticos, presentaron unos marcadores de inflamación característicos de la EII hasta 55 veces más elevados que las alumbradas por hembras manipuladas pero con un microbioma normal. Por tanto, parece que el riesgo de aparición de la enfermedad es el resultado de la combinación de factores tanto ambientales –en este caso, heredar una flora previamente mermada por la antibioterapia– como genéticos.

Como indican los autores, «todas las madres habían sido inoculadas con poblaciones bacterianas previamente modificadas, por lo que ninguna de sus crías fueron nunca expuestas a los antibióticos. Así, nuestros resultados confirman que los efectos de los antibióticos habían sido transmitidos a la siguiente generación ».

Herencia no tanto genética

En las últimas décadas se ha constatado un notable aumento de la incidencia de distintas enfermedades autoinmunes, caso de la EII. Un incremento que, según han señalado distintos estudios, ha ‘coincidido’ con un aumento de las tasas de exposición infantil a los antibióticos. Entonces, y tal y como han apuntado estos estudios observacionales, ¿puede sugerirse la existencia de una relación del tipo ‘causa y efecto’ entre el uso neonatal de antibióticos y el riesgo de EII? Pues según el nuevo estudio, parece que sí, si bien es necesario llevar a cabo más investigaciones para confirmarla.

Como concluye Martin Blaser, «es bien sabido que un porcentaje del riesgo de desarrollar EII es heredado, pero el incremento de este riesgo atribuible a genes humanos específicos es relativamente pequeño. Nuestro trabajo muestra que lo que realmente afecta a este riesgo son los cambios en los genes del microbioma transmitidos de madres a hijos. Por tanto, es posible que las bases de la herencia de la EII difieran bastante de lo que hemos venido creyendo desde hace años ».

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