El gen que repara el corazón tras un infarto
El gen Klf1 podría resultar fundamental para el tratamiento de los corazones humanos dirigido a reparar el músculo cardíaco dañado después de un infarto.

La revista 'Science' publica hoy un estudio realizado en el Instituto de Investigación Cardíaca Victor Chang (EE.UU.) en el que se desvela la identificación de un cambio genético en el pez cebra que activa las células y les permite dividirse ... y multiplicarse después de un ataque cardíaco. Como resultado de este proceso, se produce regeneración completa y la curación del músculo cardíaco dañado en estos peces.
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Ya se sabe que el pez cebra es capaz de curar sus propios corazones, pero hasta ahora se desconocía cómo lo lograba. En este trabajo los investigadores se centraron el gen Klf1, que anteriormente solo se había identificado en los glóbulos rojos. Y por primera vez descubrieron que desempeña un papel vital en la curación de corazones dañados.
Nuestra investigación ha identificado un interruptor secreto que permite que las células del músculo cardíaco se dividan y se multipliquen después de que el corazón se lesione
«Nuestra investigación ha identificado un interruptor secreto que permite que las células del músculo cardíaco se dividan y se multipliquen después de que el corazón se lesione», explica Kazu Kikuchi, coordinador del estudio.
«Se activa cuando es necesario y se apaga cuando el corazón está completamente curado. En humanos, donde el músculo cardíaco dañado y con cicatrices no puede reemplazarse a sí mismo , esto podría cambiar las reglas del juego», añade Kikuchi.
Lo relevante es que estos pequeños peces comparten más del 70% de los genes humanos. «Esta información tiene el potencial de salvar muchas vidas y conducir al desarrollo de nuevos fármacos», asegura este investigador.

Los investigadores han visto que el gen actúa al convertir las células del músculo cardíaco que han quedado sin lesionar en células más inmaduras y, así, las reprograman, lo que las permite dividirse y producir nuevas células.
En el estudio, cuando se eliminó el gen, el corazón del pez cebra perdió su capacidad de repararse a sí mismo después de una lesión como un ataque cardíaco, lo que sugiere su potencial como una herramienta crucial de autocuración.
Bob Graham, del Instituto de Investigación Cardíaca Victor Chang , dice que esperan utilizar este hallazgo para transformar el tratamiento de pacientes con ataque y otras enfermedades cardíacos.
El gen también puede actuar como un interruptor en los corazones humanos. «Esperamos que una mayor investigación sobre su función nos proporcione una pista para activar la regeneración en los corazones humanos, con el fin de mejorar su capacidad para administrar sangre por todo el cuerpo», asegura Graham.
Además, el estudio también descubrió que el gen Klf1 no desempeñaba ningún papel en el desarrollo temprano del corazón y que sus propiedades regenerativas solo se activaban después de una lesión cardíaca.
«Esta es una evidencia de que la regeneración que se obtiene después de una lesión cardíaca no es la misma que ocurre durante el desarrollo del corazón, sino que implica una vía completamente diferente; un tema que se ha debatido durante años», explica Graham.
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