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La proteína que predice el riesgo cardíaco descubierta por un equipo español

La enfermedad cardiovascular es la principal causa de mortalidad en el mundo. La mayoría de las muertes por ECV se debe a infarto de miocardio y/o accidente cerebrovascular

Respuesta de Centro Germinal (rojo) en el bazo de ratones aterogénicos Video CNIC

S.M.

Identificar precozmente una enfermedad que es la primera causa de muerte en el mundo, con 17,5 millones de fallecimientos al año, más de 100.00 en España es un reto de muchos grupos de investigación en todo el mundo Ahora, gracias a la investigación española se puede estar un poco más cerca.

Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha identificado una proteína, ALDH4A1, que puede convertirse en una futura diana no solo para el diagnóstico de esta patología devastadora sino también para el tratamiento de la enfermedad cardiovascular (ECV). El estudio se publica hoy en la revista «Nature».

Las enfermedades cardiovasculares constituyen un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Dentro de estas se incluye la hipertensión arterial, la cardiopatía coronaria (angina de pecho e infarto de miocardio), la enfermedad y el accidente cerebrovascular (ictus), la enfermedad vascular periférica, la insuficiencia cardíaca, la cardiopatía reumática, la cardiopatía congénita y las miocardiopatías, entre otras.

La mayoría de las muertes por se debe a infarto de miocardio y/o accidente cerebrovascular. Y la primera causa subyacente a la trombosis y los eventos cardiovasculares es la aterosclerosis, una enfermedad inflamatoria crónica que produce placas de ateroma o acúmulos de grasa en el interior de los vasos sanguíneos, y que se manifiesta clínicamente en forma de coágulo en el interior de un vaso sanguíneo o trombosis, uno de los causantes de un infarto agudo de miocardio.

Debido a que la aterosclerosis puede permanecer asintomática durante largos periodos, existe una apremiante necesidad de desarrollar nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas. Desde hace tiempo, afirma la coordinadora del estudio, Almudena Ramiro , «sabemos que la aterosclerosis tiene un componente inmunológico y que, tanto la inmunidad innata como adaptativa, están implicadas en su inicio y progresión».

Sin embargo, añade, se desconoce en gran medida la respuesta específica de las células B del sistema inmune y el repertorio de anticuerpos asociado a la aterosclerosis.

En esta nueva investigación se ha identificado que la proteína mitocondrial, ALDH4A1, es un nuevo autoantígeno implicado en los procesos de la aterosclerosis. Los autoantígenos -explican los investigadores- son moléculas del propio organismo que, por diferentes mecanismos, son reconocidas como extrañas e inducen la aparición de una respuesta inmunitaria.

«Esta proteína mitocondrial es registrada por los anticuerpos protectores que se producen durante el desarrollo de la aterosclerosis, lo que la convierte en una posible diana terapéutica, de una herramienta diagnóstica potencial para esta enfermedad», destaca Almudena Ramiro.

Añade Cristina Lorenzo que «hemos observado que la aterosclerosis conlleva una respuesta de centro germinal (donde las células B diversifican sus anticuerpos y se diferencian en células B de memoria y células plasmáticas de alta afinidad) y la generación de anticuerpos específicos».

Para estudiar el repertorio de anticuerpos asociados a la aterosclerosis, este grupo ha llevado a cabo un análisis de alto rendimiento, basado en el aislamiento de células B individuales y secuenciación de los genes de anticuerpos.

«Después de secuenciar más de 1.700 anticuerpos, hemos determinado que los ratones analizados en este estudio presentan un repertorio de anticuerpos distintivo, en el que hemos identificado una colección asociados a la aterosclerosis. La producción de dichos anticuerpos nos ha permitido evaluar su diana y sus propiedades funcionales», explica Hedda Wardemann , del Centro Alemán para la Investigación del Cáncer de Heidelberg (Alemania), que también participó en el trabajo.

Dentro de los anticuerpos asociados a la aterosclerosis, seleccionaron el anticuerpo A12, dado que era capaz de reconocer la placa de ateroma tanto en los ratones aterogénicos como en pacientes humanos de aterosclerosis carotidea (engrosamiento patológico de la arteria carótida). Y gracias análisis proteómico, localizaron un antígeno específico del anticuerpo A12, ALDH4A1, que representaría un nuevo autoantígeno en el contexto de la aterosclerosis.

«Observamos que ALDH4A1 se acumula en la placa y que sus niveles en plasma están aumentados tanto en los ratones aterogénicos como en pacientes humanos con aterosclerosis carotidea, convirtiéndose en un nuevo posible biomarcador de la enfermedad», asegura Ramiro.

El efecto terapéutico se comprobó al administrar anticuerpos A12 en los ratones. Los investigadores vieron que retrasó la formación de placa y redujo los niveles circulantes de colesterol libre y LDL. Ello sugiere que los anticuerpos anti-ALDH4A1 pueden desempeñar un papel protector en la progresión de la aterosclerosis y podrían tener potencial terapéutico.

Las investigadoras concluyen que su trabajo abre nuevas vías para intervenciones diagnósticas y terapéuticas en la enfermedad cardiovascular.

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