Un poco de Mozart y analgésicos, lo mejor contra el dolor

«Sabemos que estos medicamentos funcionan sin música, pero pueden producir toxicidad y efectos adversos», afirma Grzegorz Bulaj, principal del artículo. Y añade: «El Santo Grial sería combinar el fármaco correcto con este nuevo paradigma musical».

Estudios anteriores han explorado el efecto terapéutico de la música, particularmente las composiciones de Mozart, para pacientes con epilepsia. En esta ocasión, los investigadores evaluaron esta nueva estrategia utilizando dos modelos de dolor: un modelo imitaba el dolor inflamatorio y el otro al dolor quirúrgico.

Los ratones en el estudio se dividieron en dos grupos (cinco a ocho ratones por grupo). El grupo de control estuvo expuesto al ruido ambiental mientras que el otro escuchó tres piezas de Mozart de tres horas durante 21 días.

El estudio se realizó cuatro veces para explorar el efecto de la música con cuatro tipos diferenets de analgésicos: ibuprofeno (25 mg / kg), cannabidiol (100 mg / kg), levetiracetam (400 mg / kg) y el análogo de galanina NAX 5055 (4 mg / kg). Tanto el control como los grupos de música recibieron una dosis subóptima de cada medicamento para evaluar el efecto analgésico de la música en los modelos de dolor.

Y los resultados mostraron que, el ibuprofeno, cuando se combina con la música, redujo las respuestas al dolor en el modelo inflamación en un 93 por ciento.

«Hay evidencia emergente de que las intervenciones musicales pueden aliviar el dolor cuando se administran solas o en combinación con otras terapias», sostiene Cameron Metcalf, primer autor del artículo. Según Metcalf, los medicamentos actualmente disponibles para tratar la inflamación no muestran una respuesta tan potente en un plazo tan corto.

El estudio se limitó a dos modelos de dolor y no exploró el dolor causado por una lesión nerviosa (dolor neuropático). Además, la intervención musical se limitó a piezas de Mozart. Tampoco queda claro si estos resultados se extrapolarían en las personas. a

Aun así, Bulaj señala que «es emocionante encontrar nuevas formas de mejorar los tratamientos para el dolor».