La mayoría de los países europeos ignora la salud mental en la estrategia de la vacuna de covid-19
Las personas que padecen una enfermedad mental grave tienen un riesgo dos veces mayor de ser hospitalizadas y morir de covid-19 si se infectan.
R. Ibarra
El doble de riesgo de infectarse por el coronavirus SARS-CoV-2 y el doble de riesgo de morirse de covid-19 si están infectados. Son los pacientes con enfermedad mental grave y, sin embargo, apenas 4 países en Europa han contemplado este grupo como ... prioritario en los programas de vacunación.
Y España no es uno de ellos. De hecho, tal y como señala el Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría a ABC Salud, Celso Arango, todavía están esperando una respuesta del Ministerio a una carta que le enviaron el pasado 4 de febrero explicándole los motivos por los que debería ser prioritaria la vacunación de estas personas. «De momento no tenemos constancia de que la hayan recibido», reconoce.
Una encuesta realizada por las principales organizaciones europeas de pacientes psiquiátricos y de salud mental muestra que solo 4 de 20 países europeos dan prioridad a las vacunas covid a las personas con trastornos mentales graves, a pesar de la gran cantidad de evidencia científica que muestra que estos pacientes tienen un mayor riesgo.
Sólo 4 de 20 países europeos dan prioridad a las vacunas covid a las personas con trastornos mentales graves.
Las autoras del documento, que se publica en «Lancet Psychiatry» , y las principales organizaciones europeas de salud mental piden que la Unión Europea, así como las autoridades sanitarias nacionales, tomen medidas para proteger a estos pacientes vulnerables.
Creemos, señala a ABC Salud Livia De Picker, del Hospital Psiquiátrico Universitario Campus Duffel de Amberes (Bélgica), que los pacientes con enfermedades mentales graves, deberían incluirse como grupo prioritario . «Se refiere principalmente a personas con esquizofrenia u otros trastornos psicóticos , así como a algunas personas c on trastorno bipolar o casos muy graves de trastorno depresivo ».
Se sabe que las personas que padecen una enfermedad mental grave tienen un riesgo dos veces mayor de ser hospitalizadas y morir de covid-19 si se infectan , recuerda esta investigadora. Su riesgo, detalla Arango, « no es menor , por ejemplo, que el de las personas que han tenido un trasplante».
Pero además, apunta Carmine Pariante , profesora de psiquiatría en King's College de Londres (Reino Unido), hay evidencias que muestran que «los trastornos mentales no solo afectan el cerebro, sino que tienen efectos profundos en el organismo que son comparables a los de las enfermedades más graves, especialmente metabólicas y cardiovasculares».
Pariante añade que dichos efectos «se explican en parte por las circunstancias psicosociales y de estilo de vida más adversas que suelen caracterizar a las personas con trastornos mentales, pero también apuntan a mecanismos biológicos, incluidos, de manera más relevante en este caso, los mecanismos inmunitarios, que son anómalos en las personas con trastornos mentales».
En conjunto, indica, « esta evidencia realmente demuestra que no hay separación entre cerebro, mente y cuerpo, ni distinción entre salud física y mental ».
Se explican en por las circunstancias psicosociales y de estilo de vida más adversas pero también apuntan a mecanismos biológicos, incluidos, los mecanismos inmunitarios, que son anómalos en las personas con trastornos mentales.
Se calcula que 1 de cada 20 personas en Europa sufrirá un problema de salud mental grave en algún momento. Por eso, coinciden los expertos, se necesita una vacunación temprana para protegerlos, de la misma manera que se priorizan los pacientes en riesgo con enfermedades físicas.
El documento denuncia que la mayoría de las personas con trastornos mentales graves son completamente ignoradas en la mayoría de los planes de vacunación y, advierte, «esto debe cambiar». «Pedimos a los países que traten a las personas con enfermedades mentales graves de la misma manera que lo hacen con las personas con otros trastornos como cáncer, diabetes, etc.», declara De Picker.
Solo algunos países como Alemania, Dinamarca, Reino Unido o Países Bajos han incluido a las personas con trastorno mental grave en los grupos de priorización. Dinamarca, Países Bajos o Alemania inicialmente no lo hicieron pero, tras llevar a cabo revisiones de sus estudios, sí.
«No se trata de ir antes que los demás, sino de vacunarlos cuando les toque», comenta Arango. Y en este caso, dice «es cuando se vacunen aquellos que tienen el doble de posibilidades de fallecer».
En el documento enviado a la ministra de sanidad, Carolina Darias , la SEP recuerda a la titular de Sanidad que tanto la ONU como la OMS consideran a la población con trastorno mental grave especialmente vulnerable en esta pandemia.
Y se hace referencia al algoritmo desarrollado por la Universidad de Oxford para calcular el número de vacunaciones necesarias para prevenir un fallecimiento, según el cual, basándose en datos recopilados en el Reino Unido entre abril y junio de 2020, un varón de 55 años con trastorno mental grave (sin otros factores de riesgo, que vive en la comunidad) y otro con cirrosis hepática, presentan el mismo riesgo de fallecimiento como consecuencia de infección por covid-19.
Tanto la ONU como la OMS consideran a la población con trastorno mental grave especialmente vulnerable en esta pandemia.
Sin embargo, aunque ambas patologías pertenecen al mismo grupo prioritario a efectos de vacunación, los datos preliminares revelan que la cobertura de la vacunación en pacientes con trastorno mental grave es menor en comparación con la de otros grupos de comorbilidad.
El problema, además, no se circunscribe a la covid-19. «Lamentablemente, debemos reconocer que en muchos países, y por muchas razones injustas, la salud mental ha sido y sigue siendo ignorada . Parece haber un problema estructural de falta de conciencia, de ‘olvidar’ a estos pacientes, más que de pura discriminación», afirma De Picker.
«La salud mental ha estado olvidada, apartada y estigmatizada», sentencia Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón , que recuerda que en España no hay un Plan Nacional de Salud Mental.
¿Seguiremos haciendo lo mismo o finalmente comenzaremos a dar prioridad a la salud mental de la misma manera que lo hemos hecho con la covid-19?
Y explica De Picker: «las cosas van mal en muchos niveles: los estudios no tienen en cuenta los trastornos mentales al examinar los factores de riesgo de la covid-19, los profesionales de la salud mental no están incluidos en los paneles de expertos encargados de desarrollar estrategias nacionales... Al final, los pacientes con enfermedad mental permanecen invisibles ».
¿Estamos a tiempo de tomar medidas para paliar este escenario? De Picker ironiza con el hecho de que hay muchas personas hablando de la «ola» de problemas de salud mental que seguirá después de la pandemia de la covid-19. «¡Pero la ola ya está aquí! Los gobiernos deben tomar las medidas adecuadas para hacer frente a esta situación, o definitivamente, será demasiado tarde».
La cuestión es si esta situación puede ser un punto de inflexión. Durante décadas, señala De Picker, hemos aceptado las listas de espera como un aspecto normal del cuidado de la salud mental. «¿Seguiremos haciendo lo mismo o finalmente comenzaremos a dar prioridad a la salud mental de la misma manera que lo hemos hecho con la covid-19?».
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