José Ramón Arribas: «El virus del ébola, comparado con esto, es una tontería»

«Los datos del ensayo en fase II son muy positivos, pero tenemos que seguir investigando para determinar la duración de la inmunidad», asegura José Ramón Arribas , coordinador en España del estudio en fase III que esta compañía está haciendo con dos dosis de la vacuna.

Ocho centros sanitarios de Madrid, Barcelona y Pamplona aplicarán las dos dosis en un ensayo diseñado para evaluar la seguridad y eficacia de este compuesto en entre 2.000 y 3.000 personas en España. En total participan 30.000 voluntarios de nueve países, entre ellos España, Alemania o EE.UU.

Y, paradójicamente, reconoce el Dr. Arribas, «la situación en la que se encuentra actualmente nuestro país, con la pandemia desbocada en la mayoría de las regiones» nos « viene muy bien » para este ensayo en el que se trata de indagar la eficacia y seguridad en una población heterogénea, con personas que tienen enfermedades asociadas.

«Existe una cierta preocupación con la duración de la respuesta a largo plazo», asegura el Dr. Arribas. Por eso, «es una buena idea hacer un ensayo a dos dosis», una práctica habitual en la vacunación basada en estímulo-refuerzo. Aunque, reconoce que, si finalmente se aprueba a una sola dosis, ello aporta una «facilidad logística mayor».

Para este experto, que ha estado enfrentándose a la pandemia desde los primeros momentos desde su puesto de jefe de Enfermedades Infecciosas de La Paz-Carlos III , hacen falta « más vacunas » y que lleguen los más «rápido posible», ante el probable riesgo de que el virus pueda «mutar» y hacer que las vacunas disponibles en ese momento ya no sean « efectivas ».

En este sentido, la decisión del gobierno británico de dar una única dosis de la vacuna y demorar más tiempo de lo estipulado la segunda es algo que preocupe especialmente a los virólogos, dice «ante el riesgo de que una presencia de anticuerpos más baja faciliten escapes del virus». En este momento, señala, «hay muchas dudas», pero recuerda que los ensayos se han hecho con «dos dosis en un tiempo determinado». Y advierte que si, al final se producen estas mutantes de escape, « nos va a afectar a todos ».

Afortunadamente, la situación epidemiológica actual no es la misma que en los inicios de la pandemia. «El coronavirus se encontró con una fiesta; no había inmunidad porque ninguno de nosotros habíamos estado expuesto a este virus». Ahora, apunta, con la inmunidad natural de las personas que han pasado la enfermedad y el de las personas vacunadas «esperamos que la situación sea diferente y haya una mayor resistencia» que dificulte la propagación del SARS-CoV-2 .

Lo que parece cada vez más claro es que el virus se va a quedar, aunque posiblemente con una capacidad patógena mucho más baja. A medida que vacunemos y «vayamos ampliando la inmunidad, en teoría, será más controlable », repite

Pero cuidado, advierte, «con este virus nos hemos ido equivocando en todas las predicciones».

El Dr. Arribas sabe muy bien lo que es hacer frente a virus pandémicos. En 2014 estuvo al frente de un hecho sin precedentes, como fue afrontar los primeros y únicos casos de Ébola en España. Pero desde mucho antes está lidiando con otra pandemia, la del VIH, que, recuerda, «ha infectado ya a 35 millones de personas» y que en 2019 causó la muerte a casi 700.000 en todo el mundo.

«El virus del Ébola o la fiebre hemorrágica Crimea Congo son una tontería comparados con el coronavirus SARS-CoV-2 », indica.

Es cierto que la letalidad del coronavirus es un poco más del 1%, mucho más baja que la de los otros dos, y que el 99% de las personas afectadas se curan, «pero aquí lo que define la pandemia es el número de personas afectadas. Eso hace que su capacidad para bloquear la respuesta del sistema sanitario sea increíble».

Le preocupa a Arribas que este último mensaje no haya calado entre la sociedad y que no haya una conciencia de que, «aunque el riesgo individual es pequeño, el colectivo es brutal. Este virus es capaz de destruir una sociedad y su economía . Este es un mensaje que es difícil de transmitir, pero no hay que olvidar que el virus destruye países», concluye.