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Cáncer de mama

La dieta del padre también condiciona el riesgo de cáncer de mama de sus hijas

Un estudio con un modelo animal muestra que las hijas cuyos padres siguieron una dieta con un alto contenido en grasas animales tienen mayor riesgo de padecer el tumor

R. I.

Cada año se diagnostican en nuestro país cerca de 26.000 nuevos casos de cáncer de mama, el tipo de tumor más frecuente entre la población femenina no solo de nuestro país, sino de todo el mundo. Un tumor cuyo riesgo de aparición se ve condicionado por factores no únicamente genéticos, sino también ambientales. Es el caso de la dieta, dado que el consumo de grasas se asocia a un mayor riesgo de cáncer de mama. Y asimismo, del peso de los progenitores, pues parece que las hijas de padres obesos también tienen una mayor probabilidad de padecer el tumor. Pero aún hay más. Cual si hubiera aunado los hallazgos de las investigaciones previas, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Sao Paulo (Brasil) concluye que la dieta que llevan a cabo los padres también condiciona el riesgo de cáncer de mama de sus hijas. O así sucede, cuando menos, en modelos animales –ratas.

Como explica Thomas Ong, director de esta investigación publicada en la revista « Breast Cancer Research », «si bien el interés sobre el papel de los padres en la salud de sus descendientes ha crecido en los últimos años, la información relativa a la influencia de los factores paternales sobre el riesgo de cáncer de mama de sus hijas es muy limitado. Así, en nuestro trabajo hemos usado un modelo animal para evaluar el impacto asociado al consumo de altos niveles de grasa vegetal o animal por los padres antes de la concepción sobre el riesgo de cáncer de mama de sus hijas».

¿Grasas? Sí, pero vegetales

Para llevar a cabo el estudio, los autores utilizaron 60 ratas macho que dividieron en tres grupos de alimentación –una dieta con un alto contenido de manteca de cerdo; una dieta en la que el 60% de la energía derivaba de los aceites de maíz, y una dieta control con únicamente un 16% de la energía derivada de las grasas– y emparejaron con ratas hembra a las que sometieron a una dieta normal.

Posteriormente, y una vez contaron con los primeros descendientes, los investigadores indujeron en las hembras de las camadas, igualmente alimentadas con una dieta normal, el desarrollo de un cáncer de mama cuando alcanzaron la edad de 50 días. Así, el objetivo fue evaluar el tiempo transcurrido hasta la aparición del tumor (latencia), el número de animales con el tumor (incidencia), el volumen tumoral y el número de tumores por animal (multiplicidad) en función de las dietas seguidas por sus padres.

Los resultados mostraron una menor tasa de muerte celular tumoral en las ratas cuyos padres fueron alimentados con una dieta rica en grasas –animales o vegetales–. Sin embargo, y comparado frente a los relacionados con la dieta rica en manteca de cerdo y la dieta control, el crecimiento tumoral fue inferior en aquellas ratas descendientes de padres con una alimentación basada en el aceite de maíz . Es más; las hijas de machos alimentados con grasas vegetales mostraron una mayor latencia y una menor multiplicidad que las descendientes cuyos padres fueron sometidos a una dieta rica en grasas animales.

Como indica Thomas Ong, «dado que el consumo altos niveles de grasas está considerado como negativo para la salud, el descenso del riesgo de cáncer de mama en las hijas descendientes de padres que consumieron aceite de maíz resulta sorprendente. La manteca de cerdo contiene altos niveles de grasas saturadas, mientas que el aceite de maíz es rico en ácidos grasos poliinsaturados omega-6. Así, nuestros resultados sugieren que el tipo de grasa en la dieta de los padres es un factor importante que influye sobre el riesgo de cáncer de mama de sus hijas ».

Más allá de la obesidad

Finalmente, los autores recogieron muestras de esperma de las ratas macho y de las glándulas mamarias de sus descendientes. Y lo que observaron es que tanto los padres como sus hijas presentaban cambios en algunos microARN y proteínas que podían afectar a, entre otros procesos, el crecimiento, supervivencia y muerte celulares.

En definitiva, los resultados sugieren que los hábitos dietéticos pueden provocar cambios en los espermatozoides que, a su vez, pueden llegar a condicionar la probabilidad de que las futuras hijas acaben padeciendo un cáncer de mama.

Como destaca Thomas Ong, « de confirmarse nuestros resultados en los estudios con seres humanos, una de las estrategias potenciales para la prevención del cáncer de mama consistiría en centrarse en la dieta de los padres durante la pre-concepción ».

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