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CÁNCER INFANTIL

Desarrollada una inmunoterapia eficaz para el cáncer infantil más común y agresivo

Demostrada la eficacia de un fármaco experimental a la hora de destruir las células del neuroblastoma sin afectar a las células sanas en cultivos celulares y modelos animales

El neuroblastoma es el cáncer pediátrico más común y agresivo ARCHIVO

M. LÓPEZ

El neuroblastoma es un cáncer del sistema nervioso simpático que suele desarrollarse en el pecho y el abdomen y que afecta principalmente –en más del 90% de los casos– a niños menores de 5 años. Un tipo de tumor que, aun infrecuente –afecta a uno de cada 7.000 recién nacidos–, se corresponde con el tumor extracraneal más frecuente en la edad pediátrica. Y asimismo, con uno de los más letales. De hecho, la tasa de supervivencia no llega, aún a día de hoy, al 50%, lo que provoca que los neuroblastomas sean responsables de hasta un 15% de todas las muertes por cáncer en niños . De ahí la importancia de un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital Infantil de Filadelfia (EE.UU.), en el que se identifica una novedosa diana para el tratamiento del neuroblastoma y, lo que es más importante, describe cómo un fármaco unido a un anticuerpo se une selectivamente a las células tumorales sin dañar a las células sanas.

Como explica John M. Maris, co-autor de esta investigación publicada en la revista « Cancer Cell », «en nuestro trabajo hemos erigido una fuerte base para el desarrollo de un tratamiento frente al neuroblastoma completamente nuevo y, esperamos, mucho menos tóxico . Además, nuestros resultados también pueden ser útiles para el desarrollo de otras terapias basadas en el sistema inmune, caso de la terapia con T CAR, en niños con múltiples tipos de tumores agresivos».

Diana terapéutica

En el estudio, los investigadores utilizaron la secuenciación genética para identificar aquellas moléculas que resultan mucho más comunes en la superficie de las células del neuroblastoma que en las células sanas.

Como indica Kristopher R. Bosse, director de la investigación, «nuestra premisa era identificar una molécula de la superficie celular que pudiera actuar como diana de un tratamiento inmunoterápico sin dañar los tejidos sanos. Y partiendo de este enfoque, hemos identificado una proteína llamada ‘glipicano-2’ (GPC2). La GPC2 es una proteína que interactúa con los factores de crecimiento y los receptores de la superficie celular, influyendo así sobre muchas vías de señalización intracelular fuertemente implicadas en el desarrollo y en el cáncer».

Nuestros resultados muestran que este tipo de inmunoterapia podría ser potencialmente segura y efectiva frente al neuroblastoma

John Maris

Es más; el estudio también muestra que esta proteína GPC2 presente en la superficie de las células del neuroblastoma es completamente indispensable para la proliferación del tumor. Así, puede suponerse que un compuesto con capacidad para actuar frente a GPC2 mataría a las células tumorales sin ‘tocar’ a las sanas y limitaría la posibilidad de que el tumor desarrollara mecanismos para evitar al sistema inmune . Y es que, por lo general, lo que hacen las células resistentes a la inmunoterapia es desprenderse de la ‘diana’ –lo que no pueden hacer con GPC2 dado que es clave para su proliferación.

Como refiere Kristopher Bosse, «dado el papel crítico que juega GPC2 en el crecimiento de los neuroblastomas, esperamos que los tumores no tengan la capacidad de ‘desactivar’ esta proteína con el objetivo de eludir su reconocimiento por las inmunoterapias que actúan sobre GPC2».

Más allá del neuroblastoma

En definitiva, GPC2 se presenta como una diana muy prometedora para el tratamiento del neuroblastoma. Y una vez se tiene la diana, el siguiente paso es construir un ‘arma’. Para ello, los autores desarrollaron una molécula que, bautizada como ‘D3-GPC2-PBD’, combina un anticuerpo que reconoce GPC2 y un potente fármaco quimioterápico que daña el ADN de las células tumorales sin provocar ningún efecto tóxico sobre los tejidos sanos.

Y este conjugado anticuerpo-fármaco, ¿funciona? Pues sí, y muy bien. Los estudios llevados a cabo con cultivos celulares y con modelos animales –ratones– de neuroblastoma mostraron que ‘D3-GPC2-PBD’ destruyó las células tumorales sin ningún efecto tóxico detectable sobre las células sanas .

Como concluye John Maris, «nuestros resultados establecen que este tipo de inmunoterapia podría ser potencialmente segura y efectiva frente al neuroblastoma. Nuestros próximos pasos serán evaluar este conjugado anticuerpo-fármaco en mayor profundidad y desarrollar otras inmunoterapias selectivas frente a GPC2. Dado que además de GPC2 hay otros glipicanos sobreexpresados en otros tumores infantiles, es posible aplicar nuestra estrategia en diferentes tipos de cáncer pediátrico de alto riesgo ».

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