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Cáncer de mama: Estar enferma sin parecerlo

Los nuevos tratamientos no solo suman años de supervivencia sino que permite que las pacientes recuperen su vida casi con normalidad

Juan Carlos Rangel

Joaquín Soto Medina

Cada año se diagnostican casi 33.000 nuevos casos de cáncer de mama. Entre un 5 y 6% corresponden a la fase metastásica. Una vez que el tumor se ha expandido por diferentes partes del cuerpo la cura, a día de hoy, no es posible en todos los casos, pero sí su control. El desarrollo de nuevos fármacos hace posible no solo la prolongación de la esperanza de vida , sino también vivir el día a día con muy pocos efectos secundarios .

Todo esto no habría sido posible sin los esfuerzos de la investigación médica, responsables de evaluar la eficacia y seguridad de los nuevos tratamientos mediante los ensayos clínicos. Unos ensayos que necesitan de la participación de los pacientes, quienes aún se ven a sí mismos como conejillos de indias. Desde las asociaciones de pacientes se trabaja para informar sobre los beneficios que supone la participación en ensayos clínicos. La presidenta de la Asociación Amiga de Murcia, Catiana Martínez, asegura, en el encuentro patrocinado por la compañía farmacéutica Lilly, que buscan que lo vean «como una oportunidad y también como un acto de generosidad». «Tal vez ellas no consigan los objetivos, pero esa investigación sí que servirá a los que vengan detrás», argumentó.

Actualmente hay más de un centenar de ensayos clínicos en reclutamiento activo en España. El periodo de tiempo desde que se evalúa un tratamiento hasta su accesibilidad en el mercado es de 10 años. Un proceso realizado por investigadores cualificados que, como apunta el oncólogo del departamento médico de Lilly, José Manuel Cervera, está regulado por ley. «Está regulado -explica el doctor Cervera- tanto por códigos éticos como por una normativa legal. De forma que se proponen una serie de medidas de seguridad mínimas para hacer el menor daño posible, teniendo en cuenta factores como la condición clínica de cada paciente».

Los pacientes no solo necesitan más información sobre ensayos clínicos, también carecen de conocimientos acerca de su propia enfermedad. Como asevera la oncóloga de la unidad de mama del Hospital Ramón y Cajal y miembro de la junta directiva de Geicam, Noelia Martínez Jáñez, «se oye mucho, pero se conoce poco, sobre todo en enfermedad metastásica. La norma es que las pacientes lleguen muy asustadas y les tengas que explicar absolutamente todo». Uno de los objetivos de los oncólogos es que se interiorice que el cáncer no es sinónimo de muerte, incluso en enfermedad metastásica. Los últimos avances están cada vez más cerca de cronificar la patología y hacer que las pacientes puedan llevar una vida con muy pocos efectos secundarios. Pese a esto, como remarca la doctora Noelia Martínez Jáñez «el grupo más desfavorecido es el subtipo triple negativo, pero afortunadamente el más reducido dentro del cáncer de mama. En el resto claramente se ha mejorado mucho la supervivencia y la calidad de vida gracias a los nuevos fármacos».

Miedo a la recaída

Esto no era posible hace muy pocos años. Así lo indica el oncólogo de la unidad de cáncer de mama del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y miembro de la junta directiva de Geicam, José Ángel García Sáenz. «Disponemos de tratamientos orales -en pacientes metastásicas de un subgrupo muy específico más hormonosensible- muy eficaces y seguros. Conseguimos aumentar su supervivencia y calidad de vida hasta el punto de que cuando vienen acompañadas por su hermana, no se sabe quién de las dos es la enferma ».Mejorar la calidad de vida de los pacientes es clave con supervivencias más prolongadas en el tiempo.

Más aún si los diagnósticos son cada vez más precoces. Así lo confirma la oncóloga Noelia Martínez Jáñez: «En los últimos 10 años está aumentado la incidencia en diagnósticos en menores de 40 años y aún no sabemos el motivo». Por otro lado, un 10 por ciento de los diagnósticos se producían cuando la enfermedad ya se había extendido a otras partes del cuerpo. «Las últimas publicaciones indican que ese porcentaje ha descendido», apunta. Sobrevivir al cáncer de mama no tiene por qué significar su completa curación. De forma que el 30% de las pacientes va a recaer en algún momento de su vida . Como asegura la oncóloga, a diferencia de otros tumores el riesgo no desaparece tras haber sobrevivido los primeros 5 años, solo se reduce. «Un porcentaje pequeño, pero real puede recaer después del quinto año de haber sido diagnosticada ¿Por qué despierta ahora? No lo sabemos». Aún con todo, según recuerda José Ángel García Sáenz, ese riesgo de recaída tardía varía según el subtipo de cáncer: «En el subtipo triple negativo es menos probable». Mientras que los resultados de hacer un tratamiento previo a la cirugía son un marcador fiel de supervivencia. «Podemos considerarlas curadas si alcanzan una respuesta completa patológica al tratamiento neoadyuvante».

Adiós a la «quimio»

Alcanzar resultados en investigación no es fácil, más aún si hablamos de cáncer de mama. Una enfermedad heterogénea donde cada paciente cuenta con una historia natural, un pronóstico y con un tratamiento muy diferente. Como explica el doctor Cervera, encontrar un fármaco para cada uno de los subtipos es algo complicado. «Lo que funciona para un determinado tipo de tumor no tiene por qué funcionar tan bien en distintos pacientes», señala.

El especialista reclama el esfuerzo de todos, desde los oncólogos clínicos hasta las enfermas y los investigadores. En este esfuerzo investigador, la inmunoterapia está demostrando resultados esperanzadores, especialmente en el triple negativo. «Tenemos fármacos -afirma el oncólogo José Ángel García Sáenz- que están controlando la enfermedad, aún no sabemos si ese control se traduce en un aumento real de supervivencia». Se busca sanar a más mujeres en estadios iniciales donde son más potencialmente curables disminuyendo el riesgo de recaída. «Estamos viviendo un punto de inflexión con la inmunoterapia y las terapias dirigidas. La quimioterapia se convertirá en una terapia anacrónica».

Más allá de los progresos médicos, las asociaciones reclaman que se atiendan las necesidades socioeconómicas de los pacientes. «El entorno de una paciente -indica Catiana Martínez- a veces pesa más que la enfermedad». Para la presidenta de la Asociación Amiga, el sistema no puede dejarlas desatendidas tras superar la enfermedad. «Creemos que debería haber una estrategia nacional donde se facilitase su reincorporación», concluye.

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