El cáncer colorrectal podría prevenirse con la terapia hormonal sustitutiva

M. LÓPEZ

15/01/2016
Actualizado 17/01/2016 a las 23:10h.

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Las personas con obesidad tienen un riesgo hasta un 50% mayor de desarrollar cáncer colorrectal que aquellas con un peso normal. Un incremento del riesgo que, según un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Thomas Jefferson en Filadelfia (EE.UU.) y publicado en la revista « Cancer Research », se explica porque el exceso de tejido adiposo o el consumo elevado de carbohidratos conlleva la pérdida de una hormona –la guanilina– que juega un papel clave en el control de la proliferación tumoral. Tal es así que el estudio concluye que este tipo de cáncer podría ser prevenido con un tratamiento farmacológico que restituya los niveles de la hormona –concretamente, con linaclotida, fármaco ya aprobado en nuestro país para su uso en adultos con el síndrome de intestino irritable que cursa con estreñimiento.

Como destaca Scott Waldman, director del estudio, «nuestros resultados sugieren que el cáncer colorrectal podría ser prevenido en la población obesa simplemente con la administración de una terapia hormonal sustitutiva. Es decir, podría ser tratado como se hace en otras muchas enfermedades asociadas a una deficiencia hormonal, como podría ser la pérdida de insulina en la diabetes».

Los resultados de este estudio llevado a cabo con modelos animales –ratones– mostraron que las dietas hipercalóricas inhiben la expresión del gen de la guanilina, por lo que la hormona, ausente, no puede activar el receptor guanilato ciclasa C, a su vez responsable de la regulación de la regeneración del epitelio intestinal. Es decir, el receptor controla el crecimiento del tejido epitelial del intestino, y si está desactivado no impide que éste se lleve a cabo de manera incontrolada –dando lugar a la proliferación tumoral.

Como apunta Scott Waldman, «sin la hormona, el receptor está silenciado. Y cuando está silenciado, el epitelio es disfuncional y se crean las condiciones para el desarrollo del tumor. Una situación que ocurre en las primeras fases del cáncer».

En este contexto, debe tenerse en cuenta que el gen de la guanilina se encuentra desactivado en el cáncer colorrectal no ya solo en humanos sino también en animales. Y, asimismo, «que comparadas frente a la población con un peso normal, las personas con obesidad mórbida tienen una reducción del 80% de la expresión del gen de esta hormona», destacan los autores.

Posteriormente, y con objeto de comprobar que el cáncer colorrectal efectivamente se asocia a la ausencia de guanilina, los investigadores repitieron el estudio con ratones modificados genéticamente para que el gen de la hormona no pudiera ser desactivado. Y en este caso, refiere Scott Waldman, «incluso cuando fueron alimentados con una dieta con un elevadísimo contenido calórico, los animales no desarrollaron el tumor».

Y desde un punto de vista meramente práctico, ¿qué conclusiones se derivan del estudio? Pues como destaca su director, «los resultados demuestran que si podemos prevenir la pérdida de guanilina, entonces también podremos prevenir el desarrollo del tumor. Así, creemos que el fármaco linaclotida, que actúa como la guanilina, puede activar los receptores de supresión tumoral y prevenir este tipo de cáncer en los pacientes obesos».

Es más; los resultados también muestran que el efecto, ciertamente perjudicial, asociado a las dietas hipercalóricas puede ser revertido con una simple restricción de las calorías. También en las personas obesas.

Como concluye Scott Waldman, «a pesar del reto que suponen los cambios en el estilo de vida, nuestros hallazgos sugieren que la restricción calórica puede reconstituir la expresión de la guanilina . Una estrategia que podría resultar muy efectiva en la población obesa».

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