Brote de tosferina en Guadalajara: qué es esta infección, síntomas y cómo se trasmite

La tosferina es una enfermedad que se trasmite por vía respiratoria a través de de una bacteria muy contagiosa llamada Bordetella pertussis.

Lo que ocurre durante la infección es que la bacteria de tosferina se adhiere a los vellos que recubren la parte de aparato respiratorio superior y libera unas toxinas que inflaman las vías respiratorias.

Es una infección que afecta de manera más frecuente a niños menores de un año, aunque ha aumentado entre adolescentes y adultos. De hecho, se ha comprobado en los últimos tiempos un aumento de casos tras la pandemia de coronavirus en España y a nivel internacional.

Como explica la Clínica Universidad de Navarra, la tosferina tiene un periodo de incubación asintomático de una o dos semanas. Después, se desarrolla en dos fases.

En la primera, se inicia un periodo catarral que dura unas dos semanas y que tiene los síntomas propios de un resfriado: rinitis, tos leve, seca e irritativa, más intensa y de predominio nocturno que puede provocar vómitos.

La segunda fase de la enfermedad llega con accesos de tos a golpes, más interrumpida y atropellada que dificulta la respiración con la consiguiente coloración, ojos llorosos y gran sensación de angustia. Cuando termina se produce una inspiración ruidosa.

La tosferina es una enfermedad que está presente en los humanos. Al ser una infección respiratoria el medio de contagio es el aire a estar en contacto con las gotas de Pflugge cuando la persona enferma habla, estornuda o tose.

Desde la Clínica Universidad de Navarra señalan también que los portadores sanos no contagian la infección. Asimismo, en el caso de las embarazadas, la inmunidad no se trasmite desde la madre gestante al hijo.

Para prevenir esta enfermedad, la estrategia recomendada es la vacunación ya que ha propiciado el descenso de la incidencia de la enfermedad a lo largo de los años. La vacuna se administra en la infancia según el calendario de vacunación y también se recomienda en mujeres embarazadas.

Desde el portal de salud de la Comunidad de Madrid explican que con los síntomas no son «tan obvios» es difícil de diagnosticar porque comienza con un catarro. Es por ello que se suele recomendar ante la sospecha de la enfermedad la toma de muestras de la mucosidad de nariz o garganta mediante la toma de un exudado nasal o faríngeo para detectar la presencia de la bacteria.

En el caso de que se trate de niños pequeños o lactantes que presenten complicaciones se suele optar por la hospitalización y se suele seguir una dieta específica si los vómitos son frecuentes.

Por otro lado, el tratamiento se suele basar en la toma de antibióticos ya que, según la Clínica Universidad de Navarra, «son útiles si se administran de forma precoz y a dosis adecuadas». En este sentido, los expectorantes y antitusígenos no se recomiendan.