¿Qué alimentos debemos evitar para reducir la probabilidad de sufrir hígado graso?
Esta enfermedad afecta aproximadamente al 20% de la población adulta en España
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El hígado es un órgano esencial del cuerpo humano encargado de diversas funciones críticas, como la secreción de bilis, necesaria para la digestión de las grasas, el almacenamiento de energía y la eliminación de toxinas, transformando sustancias potencialmente dañinas en compuestos ... inofensivos. Sin embargo, una mala alimentación y el consumo excesivo de alcohol pueden deteriorarlo sin presentar síntomas evidentes. Generalmente, el estado del hígado se evalúa a través de pruebas de rutina que incluyen indicadores hepáticos y, en algunos casos, una ecografía para detectar condiciones como el hígado graso.
La enfermedad del hígado graso
La enfermedad del hígado graso afecta aproximadamente al 20% de la población adulta en España. Existen dos tipos principales de esta condición: el hígado graso no alcohólico y el hígado graso alcohólico. El primero no está relacionado con el consumo de alcohol, mientras que el segundo es una consecuencia directa de la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas. Cuando el hígado descompone el alcohol, se generan sustancias nocivas que dañan sus células, provocando inflamación y debilitando las defensas naturales del cuerpo.
Tipos de hígado graso:
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Hígado graso simple: Presencia de grasa en el hígado con poca o ninguna inflamación o daño celular.
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Esteatosis hepática no alcohólica: Acumulación de grasa en las células del hígado, provocando inflamación y daño que pueden llevar a fibrosis o cicatrización y eventualmente a cirrosis o cáncer de hígado.
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Alimentos que debemos evitar para no sufrir hígado graso
Mantener el hígado en buen estado requiere evitar ciertos alimentosy bebidas que pueden perjudicar su funcionamiento.
Siete alimentos que debemos evitar para reducir el riesgo de sufrir hígado graso:
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Alcohol: Esta sustancia es el mayor enemigo del hígado. No solo contribuye al hígado graso alcohólico, sino que también puede empeorar el hígado graso no alcohólico al aumentar los triglicéridos y generar sustancias dañinas para las células hepáticas.
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Azúcar: Una dieta alta en azúcar puede causar depósitos de grasa en el hígado e inflamación. Por lo que es recomendable consumir alimentos con un índice glucémico bajo, como frutas, verduras y cereales integrales, y evitar aquellos con altos niveles de azúcares simples, especialmente la fructosa, que se encuentra en refrescos, bebidas deportivas y zumos industriales.
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Sal: Un consumo excesivo de sal puede causar retención de líquidos y aumento de peso, obligando al hígado a trabajar más de lo normal y aumentando el riesgo de enfermedades hepáticas.
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Carne roja: Rica en grasas saturadas, su consumo debe ser limitado, prefiriendo carnes blancas como el pollo o el pavo.
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Embutidos: Altos en grasas saturadas, su consumo excesivo se asocia con un mayor riesgo de hígado graso.
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Lácteos enteros: La grasa saturada en estos productos es perjudicial para el hígado, por lo que se recomienda optar por lácteos sin grasa y evitar quesos ricos en grasas saturadas y colesterol como el gouda, brie, emmental o parmesano.
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Bollería industrial: Los ultraprocesados contribuyen a la acumulación de grasa visceral alrededor del hígado, asociada con la obesidad y el sobrepeso.
Por último, cabe destacar que, para reducir el riesgo de enfermedad del hígado graso es aconsejable sustituir las grasas saturadas y trans por grasas insaturadas, especialmente ácidos grasos omega-3, que también reducen la probabilidad de padecer enfermedades cardíacas en personas con hígado graso no alcohólico.
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