Cómo calcular el estado de salud de tu cuerpo tras dejar de fumar

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera fumador a cualquier persona que fume de forma diaria, aunque sea un solo cigarro. Aunque bien es cierto que en España el fumador habitual consume de media la mitad de un paquete o incluso uno entero al día.

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Si eres uno de ellos y estás pensando en dejarlo debes saber que tu cuerpo lo agradecerá, y lo notará, al poco tiempo desde que apagues el último cigarro.

Son los días más difíciles. Hasta que encuentres un sustitutivo te subirás por las paredes y no pensarás en otra cosa que volver a llevarte un 'piti' a la boca. Si pasan dos semanas sin tabaco en tu cuerpo, la circulación arterial mejora considerablemente, pues contiene sustancias que la osbtruyen. También disminuye el ritmo cardíaco, la presión arterial y los niveles de monóxido de carbono en sangre se normalizan.

Esas incómodas llagas, heridas o quemaduras que se forman en la boca como consecuencia de los cigarros pasan a la historia. Esa ansiedad por volver a fumar los primeros días también desaparece. Es probable que la comida haya sido tu refugio para combatirla. De ser así, es recomendable que comiences a practicar algún tipo de deporte o, como sugieren los expertos, realizar un mínimo de 30 minutos de ejercicio al día.

Comenzarás a notar que respiras mejor y esos kilómetros que corres al día ya no se te hacen tan difíciles como al principio. La típica tos de las mañanas nada más levantarte ya debaría haber desaparecido. Aunque depende de cada persona, algunos exfumadores afirman que su humor mejora, pues las ganas de fumar se sustituyen por realizar otras actividades que les hacen sentir que han aprovechado el día.

Si has llegado hasta aquí es muy raro echar marcha atrás. Hay quien dice que el que lleva un año sin fumar no vuelve a comprar una cajetilla . Y si sabe que el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria se reduce a la mitad, más todavía. Este tipo de patologías dificultan la llegada de oxígeno y sangre al corazón. El caso más común es la angina de pecho .

Ya eres alguien completamente nuevo. Apreciarás el sabor de la comida como nunca. Huirás de los espacios con humo que tanto amabas en su momento y con tu olfato ya recuperado reconocerás a un fumador a la legua. Además, el riesgo de muerte por una causa derivada del tabaquismo disminuye en un 50%.

Una de las consecuencias más sufridas por los fumadores es el infarto cerebral, más conocido como ictus . Pasado un lustro, sufrir esta enfermedad será más complicado que cuando eras un asiduo de los estancos. De hecho, las probabilidades son las mismas que las de un no fumador.

Pero si hay algo que va de la mano con el tabaco es el cáncer de pulmón . Porque los fumadores son entre un 15 y un 30% más proclives a desarrollar esta enfermedad. Este es el tumor que más muertes provoca en España, suponiendo el 20% del total de los fallecidos , según el último estudio publicado por el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP). Es entonces a partir de los diez años sin fumar cuando el riesgo de desarollar un cáncer de pulmón se reduce de manera importante.

Tu cuerpo ya ha eliminado prácticamente todo resquicio de las miles de sustancias nocivas del tabaco. Incluso ya has olvidado aquellos tiempos en los que te echabas el cigarro de después de comer. Además, tu salud cardiovascular se equipara a la de una persona que no ha fumado nunca. A partir de aquí ya se podría decir que eres una persona completamente libre de humos .