Pau Antó, experto inmobiliario, explica cómo puedes evitar que te okupen tu vivienda estas vacaciones: «Una casa vacía es una tentación»
El especialista ha lanzado una serie de advertencias para todos los propietarios que vayan a dejar sus hogares vacíos este verano
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En España, la okupación ilegal ha dejado de ser un fenómeno aislado para convertirse en un drama cotidiano que amenaza derechos tan básicos como el de la propiedad privada. Cada año, miles de familias ven cómo el esfuerzo de toda una vida queda vulnerado ... por la entrada no autorizada de desconocidos en sus viviendas. El problema se agudiza especialmente en verano, cuando los propietarios dejan sus casas vacías durante unos días y, al volver, se encuentran con que han perdido el control de su propio hogar.
Aunque en 2023 los datos parecían dar un respiro, en 2024 la tendencia se ha revertido con un preocupante aumento del 7,4%, registrándose ya más de 16.400 hechos conocidos por las Fuerzas de Seguridad, una cifra cinco veces superior a la que se contabilizaba en 2010. En este escenario, la pregunta es inevitable: ¿qué se puede hacer para protegerse?
Para dar respuesta a esa incógnita, Pau Antó, experto inmobiliario con años de experiencia en el sector, ha lanzado una serie de advertencias para todos los propietarios que vayan a dejar sus viviendas vacías este verano.
Cabe destacar que, con estos consejos, el especialista no busca generar alarma, pero tampoco endulzar la realidad. «Una casa vacía es una tentación, y cada verano las ocupaciones se disparan porque el delincuente ya sabe cuándo no estás», explica. Su objetivo, como él mismo recalca, no es asustar: «No grabo este vídeo para alarmarte, lo grabo porque muchas de estas situaciones se pueden evitar con muy poco».
Cambiar la cerradura: lo básico que casi nadie hace
«El primer paso que siempre recomiendo es instalar una cerradura antibumping», señala. En ese sentido, el experto advierte de que muchos pisos siguen utilizando cerraduras obsoletas que pueden abrirse en segundos con técnicas como el bumping, una forma de manipular el bombín sin dañar la puerta. «Con cambiar el bombín por uno de alta seguridad ya puedes reducir muchísimo ese riesgo», asegura.
Además, destaca que es una medida económica: «Hay opciones muy buenas por menos de 100 euros, y lo puedes hacer tú mismo o con un cerrajero en media hora». «Es como ponerle un candado bueno a tu bici: si tiene uno cutre será la primera que se lleven, si tiene uno bueno eligen otra», añade.
Instalar una alarma moderna y conectada al móvil
El segundo consejo es cada vez más habitual: poner una alarma que se pueda controlar desde el móvil. «Hoy en día puedes tener un sistema moderno, económico y conectado al móvil, que te avisa en tiempo real de cualquier movimiento en casa», explica.
Estas alarmas permiten instalar sensores en puertas, ventanas e incluso detectores de rotura de cristales. «Puedes ver lo que está pasando en directo si tienes cámaras instaladas. Y si está conectada a una central, ellos mismos llaman a la policía en caso de intrusión». Además recuerda que se pueden encontrar kits básicos por menos de 200 euros, o incluso alquilarse por cuotas mensuales.
Conocer a tus vecinos y crear una red de vigilancia vecinal
«Una buena relación con quien vive al lado es una de las mejores alarmas que puedes tener», afirma el experto. Según revela, hablar con los vecinos y pedirles que estén atentos a movimientos raros puede marcar la diferencia. «Si tus vecinos saben que vas a estar fuera, pueden incluso enfrentarse a la situación o darte el aviso», confiesa.
Asimismo, sugiere crear pequeñas redes de confianza dentro de la comunidad, organizar reuniones para hablar de seguridad o incluso compartir llaves con alguien de confianza. «Una buena red de vecinos vale más que cualquier cerradura de alta seguridad», sentencia.
Poner rejas en plantas bajas o ventanas accesibles
«Si tienes una vivienda en planta baja o con ventanas fácilmente accesibles desde la calle, vale la pena que lo escuches», dice el especialista. Las rejas no son solo un elemento estético, sino una barrera física eficaz para evitar robos y ocupaciones. Además, hoy en día existen modelos elegantes, integrables en la fachada y que pueden abrirse desde dentro en caso de emergencia. «Un ladrón o un okupa siempre elegirá la ventana sin reja», resume.
No publicar tus vacaciones en redes sociales
«Este consejo es de los más simples, pero también de los más ignorados», advierte, revelando que subir stories desde el aeropuerto, la playa o el hotel puede convertirse en una invitación involuntaria para quien busca viviendas deshabitadas. «Hazlo a la vuelta», recomienda, «porque en realidad lo que estás mostrando no es tu viaje, es tu casa vacía».
Deja movimiento en casa: visitas o estancias temporales
Si puedes, el experto sugiere que alguien de confianza visite tu vivienda o incluso se aloje en ella. «Subir persianas, encender luces, recoger el correo… Todo eso transmite la idea de que la casa no está abandonada», declara.
Una alternativa aún mejor, según él, es alquilarla temporalmente mediante un contrato: «No solo te protege, sino que además te permite generar ingresos».
Seguridad privada en comunidades
Aunque no está al alcance de todos, el especialista inmobiliario sugiere que las comunidades de vecinos se planteen contratar servicios de seguridad privada. «Tener un conserje, un vigilante o una empresa que haga rondas periódicas disuade mucho», señala.
Incluso hay fórmulas intermedias: patrullas nocturnas, vigilancia por horas o empresas que simulan presencia en edificios vacíos.
Formar parte de comunidades locales de prevención
Por último, el experto invita a los propietarios a unirse a redes de seguridad vecinal. «En muchas ciudades se están organizando grupos en WhatsApp o Telegram para compartir información en tiempo real sobre movimientos sospechosos», manifiesta.
También recomienda una herramienta oficial: «Existe una aplicación del Ministerio del Interior llamada 'AlertCops' que permite enviar alertas directamente a la policía desde el móvil, incluyendo fotos, vídeos y geolocalización».
«Lo más duro no es que te ocupen la vivienda», concluye, «lo más duro es que tú estés con tu familia en la playa o visitando otra ciudad y de repente te llame tu vecino para decirte que hay alguien en tu piso y tú no puedes hacer nada. Te bloqueas, te entran los nervios, llamas a la policía y te dicen que si es morada o no morada, que si necesitan orden judicial… y lo peor es esa sensación de impotencia».
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