Un médico nutricionista pone fin al popular mito del gin-tonic como digestivo
Tras una copiosa comida, nada mejor que una tranquila caminata que favorezca la movilidad intestinal y regule los niveles de glucosa en sangre
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A todos nos han ofrecido, después de ponernos hasta arriba de comer en un restaurante, algún licor, espirituoso o destilado, para facilitar nuestra digestión, un proceso fisiológico esencial que involucra tanto mecanismos químicos como mecánicos. Ni qué decir tiene que lo que se ha hecho un hueco en el ideario colectivo por sus comentadas bondades, poco tiene de veraz.
Ya sea cualquier aguardiente o el clásico gin-tonic, cuyo mito seguramente surja de la combinación de sabores amargos y dulces de la comentada bebida, y que a algunas personas les resulta agradable después de una comida. Algo que no tiene base científica alguna. Sobre este contexto se pronuncia Jesús y Martina Vázquez (@nutri.vazquez) en el podcast de Miguel Ángel Ferrer, Morir de éxito.
España es el segundo país de la Unión Europea que consume alcohol con más frecuencia, y cada año cerca de 14.000 personas mueren por enfermedades atribuibles a este consumo, la gran mayoría por cáncer o enfermedades digestivas, según un informe del Ministerio de Sanidad. Una cifra que si lo ampliamos a nivel mundial, se eleva a los tres millones de muertes anuales, según la Organización Mundial de la Salud.
«No ayuda a tu sistema digestivo... y sí a inflamarte», dice Jesús en el inicio de la publicación que han subido a Instagram, en la que pregunta a su interlocutor: «¿Sabes cuántos azucarillos lleva una lata de tónica?», confesando que le molesta cuando escucha aquello de que para bajar la comida es bueno tomarse un gin-tonic. Y se responde a sí mismo: «Son siete terrones de azúcar».
Caminar después de comer, más beneficioso para la digestión que tomarse una bebida alcohólica
Tras una copiosa comida, nada mejor que una tranquila caminata que favorezca la movilidad intestinal y regule los niveles de glucosa en sangre, apuntan los expertos. Tampoco es un acto milagroso, pero puestos a dar consejos, mejor este que tomarse un destilado al terminar de zampar.
El citado experto, para dar importancia al exceso de azúcar de la mencionada bebida, invita a quien escuchara el podcast, a imaginar lo que ocurriría si, en lugar de ese gin-tonic, la sobremesa estuviera llena de azucarillos.
«Imagínate que el de al lado, después de haberse puesto morado, lo ves al tío que pide unos azucarillos y lo ves cogiendo un platito con siete terrones. Y que ves que está comiendo mientras habla contigo», explica, ahondando en que una vez finalizada la comida, el sujeto pide otro. «Tú a ese tío le dirías: es que te vas a morir esta noche. Porque si ves a un tío tomarse 14 terrones de azúcar después de una cena le dirías tú mueres hoy», cuenta tajante en el podcast, en el que sentencia que «el azúcar, el problema que tiene es que es adictiva total; más que cualquier droga; afecta a las células y las deja rígidas».
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