Ni jetlag ni estrés: esta es la verdadera razón por la que no duermes bien la primera noche en un hotel según los expertos

La ciencia del sueño ha estudiado este fenómeno y lo ha bautizado como 'el efecto de la primera noche'. Un mecanismo de defensa biológico que hace que nuestro cerebro permanezca parcialmente alerta en entornos desconocidos. En otras palabras, la primera noche en un hotel, una parte del cerebro sigue en estado de vigilancia, como una especie de guardián nocturno. Este instinto proviene de nuestros antepasados, quienes debían mantenerse atentos en entornos nuevos para evitar posibles peligros.

Esto provoca un sueño menos profundo y más interrumpido. Es por eso que cualquier ruido, el ascensor, los pasos en el pasillo o incluso el zumbido del aire acondicionado, parece suficiente para despertarnos. Pero aunque este mecanismo es difícil de evitar por completo, existen algunos trucos recomendados por los expertos para minimizar su impacto.

El ruido es uno de los principales enemigos del descanso en los hoteles. Para reducirlo, es preferible solicitar una habitación en los pisos superiores y alejada de la calle. También es recomendable evitar las habitaciones cercanas a ascensores, escaleras de emergencia y máquinas expendedoras, ya que son zonas de paso frecuente y pueden generar ruido hasta altas horas de la noche.

Según la 'National Sleep Foundation', la temperatura ideal para dormir oscila entre los 19 y 21 grados. El cuerpo reduce su temperatura de manera natural al quedarse dormido y, si la habitación está demasiado cálida, el proceso puede resultar más complicado. Lo ideal es ventilar la habitación al llegar y, a la hora de dormir, regular el aire acondicionado o la calefacción para mantener un ambiente fresco.

Dormir con una almohada familiar puede hacer que la habitación de hotel se sienta un poco más como nuestro hogar. No obstante, si llevar una almohada no es una opción, una alternativa sencilla es llevar una funda de almohada, ya que el tacto y el olor familiar ayudan a relajar el cerebro y a reducir la sensación de estar en un entorno extraño.

Un baño o una duchacaliente antes de dormir ayuda a relajar los músculos y también contribuye a bajar la temperatura corporal, lo que facilita la conciliación del sueño.

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Uno de los errores más comunes al dormir en un hotel es no comprobar las alarmas preconfiguradas en relojes y televisores. Brandon Berkson, experto en alojamientos, recomienda siempre revisar el despertador de la mesita de noche y cualquier sistema de alarma en la televisión, ya que pueden estar programados por huéspedes anteriores y sonar en mitad de la noche.

Si has tenido un día agotador y necesitas dormir más tiempo, es recomendable colocar el cartel de 'No molestar' en la puerta. Esto evitará interrupciones del servicio de limpieza y permitirá un descanso más ininterrumpido.

Algunos hoteles tienen mejores condiciones para el descanso que otros. Antes de reservar, puede ser útil leer opiniones de otros viajeros en buscadores de hoteles y en la web del establecimiento. Factores como la calidad del colchón, la insonorización o el tipo de cortinas pueden marcar una gran diferencia en la calidad del sueño.