Una inversora inmobiliaria compra una casa okupada por 26.000 euros y acaba arrepentida: «Aprendí una lección»

Helena Soto ha explicado cómo afrontó la adquisición de este tipo de propiedad y los problemas que le acarreó

Comprar pisos con okupas dentro: el nuevo boom inmobiliario en España que inquieta a los expertos

Una inversora inmobiliaria compra una casa okupada por 26.000 euros y comparte su experiencia TIKTOK

La okupación es un problema que preocupa a muchos propietarios en España, pero también un negocio que atrae a muchos inversores inmobiliarios debido a que los precios suelen estar muy por debajo de los del mercado.

Expertos y abogados en esta cuestión ... desaconsejan la práctica, especialmente para el público general. En el caso de que el interesado sea un especialista en el sector suele estudiar muy bien las posibilidades, la zona, la posible rentabilidad o incluso quién es el okupa que se encuentra dentro del inmueble.

Muchas de estas viviendas las ponen a la venta los bancos o fondos. A la hora de invertir, sin embargo, y por muy especializada que esté la persona siempre pueden haber sorpresas inesperadas.

Es lo que le pasó a Helena Soto que, pese a su mala experiencia, ha relatado a través de su cuenta de Instagram los aprendizajes obtenidos de aquello.

Una inversora compra una casa con un okupa

«Compré una vivienda que estaba okupada. Los okupas muchas veces entran en casas que son propiedad del banco y luego el banco las pone a la venta a un precio muy económico y los inversores compran esa vivienda», contextualiza esta inversora sobre cuál es la realidad de este mercado.

Explica que los okupas saben que en algún momento algún inversor le va a ofrecer dinero por irse. Soto asegura que antes de comprar la propiedad analizó la zona y observó que frente a propiedades que se vendían alrededor de los 40.000 euros a las que no podía acceder por falta de dinero, había una de 26.000.

«Qué puede salir mal. Es un plan sin fisuras», confiesa que pensó cuando se decidió a comprar. Lo hizo en efectivo, sin verla y con una estrategia: «Contraté a una empresa que se encargaba de negociar con el okupa para que saliera. Pagué 3.000 euros y el okupa quería otros 3.000 euros para salir y se los pagamos».

Lo que le ocurrió a una inversora tras comprar una casa okupada

Una vez estaba en la notaría le dieron un «papelito» con el contrato y observó que en la fotocopia del DNI del okupa la dirección que aparece en el documento era la de la propiedad. «Aprendí que los okupas se pueden empadronar en una vivienda», reconoce.

Finalmente accedió a la casa, pero seguía teniendo problemas. Tenía que reformar la casa con unos «márgenes ajustados» por lo que cometió «otro error» al contratar a un reformista barato que la dejó «tirada» a mitad del proceso. «Me encontré con un piso que no podía vender, todo el mundo cancelaba las visitas en la puerta ya que era uno de los barrios más peligrosos de todo Madrid, no sabía ni lo que había comprado», cuenta.

Asegura que estaba «desesperada» porque quería venderla y hasta que pudo hacerlo pasó un año: «Unas personas llegaron del extranjero y les pareció bien la propiedad y el hombre me dijo que podía acabar la reforma». La vendió por una cantidad con la que «ni perdía ni ganaba». «Aprendí que lo barato sale caro», concluye sobre su experiencia.

Pese a ello, esta inversora defiende que «a veces para crecer hay que tomar decisiones que pocos se atreven a tomar».

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