Gonzalo Bernardos, alto y claro sobre la visita de Illa a Puigdemont: «Es el prólogo...»
Sus palabras resumen lo que muchos interpretan del viaje del presidente de la Generalitat a Bruselas
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Madrid
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Iniciar sesiónSalvador Illa ha situado la política catalana en el centro del debate nacional con un movimiento que ya se interpreta como clave en el actual tablero político. El pasado lunes, el 'president de la Generalitat' confirmó que se reunirá en Bruselas con Carles Puigdemont ... en un encuentro pactado y organizado con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que simboliza un nuevo paso hacia la normalización de las relaciones con Junts.
Durante una entrevista en 'TV3' y 'Catalunya Ràdio', Illa explicó las razones de esta cita: «Dije que me reuniría con el president Puigdemont cuando tocase, y yo creo que ahora toca para enviar un mensaje: en democracia, el diálogo es el motor que enciende el coche». Más de un año después de su investidura, el líder socialista completará así la ronda de reuniones que ya mantuvo con sus predecesores al frente de la Generalitat: Jordi Pujol, José Montilla, Artur Mas, Quim Torra y Pere Aragonès.
Sin embargo, el encuentro con Puigdemont, todavía instalado en Bélgica, es más que una foto protocolaria. Enmarca la estrategia de Moncloa y del PSC en el inicio del curso político y abre la puerta a un mayor entendimiento en un momento en el que el Gobierno de Sánchez necesita recomponer la confianza con Junts para asegurar la estabilidad parlamentaria.
La estrategia de Sánchez y la foto de Bruselas
El Gobierno central ha insistido en los últimos meses en que su política se basa en la «convivencia y el diálogo». La reunión de Illa con Puigdemont encaja en esa narrativa y, según fuentes gubernamentales, ayuda a cimentar la relación con Junts tras meses de tensiones por la aplicación de la ley de amnistía y otras carpetas aún pendientes, como la oficialidad del catalánen la Unión Europea o la cuestión de la financiación autonómica.
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El paso dado por Illa también se interpreta como un gesto de confianza hacia Pedro Sánchez, que desde la investidura de noviembre de 2023 ha mantenido una comunicación intermitente con Puigdemont. El acuerdo político entre PSOE y Junts, que permitió la formación de Gobierno, incluía compromisos delicados que han exigido una gestión cuidadosa. Sin embargo, la salida de figuras clave en las negociaciones, como Santos Cerdán, había dejado en el aire varios temas. En este contexto, la foto de Bruselas se convierte en una oportunidad para retomar el hilo de esas cuestiones. Asimismo, lejos de limitarse a un acto de cortesía, la cita refuerza el liderazgo de Illa como figura central del socialismo catalán y, a la vez, actúa como puente entre Puigdemont y Moncloa.
Gonzalo Bernardos, crítico y directo
Sobre este escenario, el economista Gonzalo Bernardos no tardó en pronunciarse a través de su cuenta de X. «La visita de Salvador Illa a Puigdemont en Bruselas es el prólogo de la que pronto hará Pedro Sánchez. Illa considera que es bueno que haya diálogo con los prófugos de la justicia. ¿Con cuántos más pretende dialogar? Evidentemente, con nadie más, pues nadie más tiene 7 votos», señaló.
La visita de Salvador Illa a Puigdemont en Bruselas es el prólogo de la que pronto hará Pedro Sanchez. Illa considera que es bueno que haya diálogo con los prófugos de la justicia. ¿Con cuántos más pretende dialogar? Evidentemente, con nadie más, pues nadie más tiene 7 votos.
— Gonzalo Bernardos (@GonBernardos) September 2, 2025
La contundencia de sus palabras resume lo que muchos interpretan, que el viaje de Illa no es un gesto aislado, sino la antesala de un movimiento mayor por parte del presidente del Gobierno. En otras palabras, Sánchez prepara el terreno y lo hace utilizando a Illa como figura de interlocución previa para evitar un desgaste inmediato en su propia imagen.
Además, tal y como afirma el economista, Junts dispone de siete escaños que pueden decidir votaciones cruciales en el Congreso. De ahí que el diálogo, más que un ideal abstracto, se convierta en un mecanismo político de supervivencia para el Ejecutivo.
Por último, cabe destacar que la relación entre el Gobierno de Sánchez y Puigdemont se mueve en un delicado equilibrio. Por un lado, el Ejecutivo necesita mantener viva la legislatura con apoyos externos; por otro, cada gesto hacia Junts genera suspicacias en una parte de la opinión pública que percibe estos acercamientos como concesiones excesivas. La reunión de Bruselas, sin embargo, permite a Moncloa transmitir que la vía del diálogo sigue abierta y que el compromiso de 2023 no ha quedado en papel mojado. Mientras tanto, en el horizonte queda la incógnita de un posibleencuentro directo entre Sánchez y Puigdemont.
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