Un experto confirma si la gasolina barata es peor: «Es un mito que hay que desmentir»
La proliferación de las gasolineras low cost ha desatado dudas y rumores sobre la calidad de su combustible
El Gobierno prohibirá la publicidad de la gasolina y el diésel
Madrid
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Iniciar sesiónDurante años, los precios de la gasolina en España han sido objeto de debate y controversia. En los últimos tiempos, este debate se ha intensificado ante la proliferación de las llamadas gasolineras low cost, que ofrecen combustible a precios considerablemente más bajos ... que las estaciones tradicionales. Una alternativa que muchos conductores han acogido con los brazos abiertos, pero que también ha desatado dudas y rumores sobre la calidad del combustible.
Para arrojar claridad a esta discusión, Joseba Barrenengoa, fundador de EasyGas y reconocido experto en distribución y calidad de combustibles, ha participado recientemente en 'Al Corte Podcast', conducido por Víctor López, un emprendedor apasionado por el mundo del motor, para desgranar el trasfondo real del tema y desmontar con argumentos fiables los bulos que circulan por internet sobre las gasolineras low cost.
Según el conductor del programa, el clásico discurso que declara que la gasolina low cost es mala para el coche, ha acompañado a este modelo de negocio desde sus inicios, pero, según explica el experto, este argumento carece de fundamento real. En ese sentido, señala que esta percepción negativa ha tenido un nuevo impulso en los medios y redes sociales tras un incidente grave: «Se ha puesto en estos últimos días muy de actualidad, porque ha habido una gasolinera, Ballenoil, no sé si en la provincia de Murcia, que ha contaminado cientos de coches porque se ve en la probeta, digo lo que he visto en las noticias, en la probeta se observa dos tercios de agua y un tercio de combustible, o sea agua». La difusión de estas imágenes ha reavivado el miedo a repostar en sitios económicos, alimentando los prejuicios sobre la calidad de su combustible.
Como consecuencia, tal y como lamenta el fundador de EasyGas, «la gente ya está haciendo la de siempre, el tópico de decir 'gasolina low cost, combustible malo'». Un mensaje simple que cala rápidamente en la opinión pública, pero que confunde causas y responsabilidades. En respuesta a esa confusión, el experto recurre a la lógica más elemental: «A ver señores, el agua no es un combustible, porque si con dos tercios de agua le añadiéramos otro tercio más de agua y los coches anduviesen, pues estaríamos haciendo, nosotros o los gasolineros, el idiota. Por lo tanto nadie va a añadir al combustible agua adrede para meterte una estafa a ti de combustible, porque el coche no va a andar, pero no con dos tercios de agua, con una sola gota de agua que entre en la inyección de tu vehículo se va a parar». «Entonces, el asociar calidad de combustible a qué tipo de gasolinera vas a repostar es un mito que hay que desmentir», añade.
Todos cargamos en el mismo sitio
La clave del argumento del experto en combustible se basa en la cadena de suministro. «Todas las gasolinas y gasóleos de todas las gasolineras son la misma, dado que todos vamos a cargar el producto en Exolum, antes se llamaba CLH ahora se llama Exolum, y todos los camiones, hay un montón de imágenes en nuestras redes en las que se ven el camión de EasyGas, el camión de Repsor, el de Cepsa, el de BP… y todos vamos a la misma tobera a cargar». Este detalle desmonta uno de los bulos más extendidos sobre las gasolineras low cost, la idea de que compran a proveedores inferiores.
Entonces, ¿cómo se explica el incidente de Ballenoil? Según el experto, el problema no está en el proveedor, sino en la estación de servicio: «Porque donde se ha contaminado ese producto ha sido en su instalación. O sea, todos compramos el mismo producto, lo que no está exento ese producto de ser contaminado en mi casa. Yo puedo contaminarle, si yo en mi depósito tuviera agua y descargo un camión de combustible en perfecto estado de revista, pero en mi casa tengo agua, pues estoy vendiendo una mezcla de agua y combustible. Si tengo los tanques sucios, pues lo mismo. Entran 32.000 litros, hace un batiburrillo, y ese chocolate va y te lo echo a tu coche. Por lo tanto, ¿es culpable una marca por ser low cost? No, es culpable de no hacer un mantenimiento adecuado a esa estación de servicio y a sus depósitos». Tal y como revela, la mezcla de agua y combustible no se genera en la refinería ni en el camión cisterna, se produce en los depósitos del propio surtidor, por falta de higiene o mantenimiento, y puede ocurrir tanto en gasolineras low cost como en convencionales si se descuidan esas instalaciones. En ese sentido, el especialista en combustibles explica el fenómeno con una analogía muy gráfica: «Los depósitos son parte de aire y parte de combustible y por lo tanto es un pulmón de aire. El pulmón de aire es aire que entra del exterior que contiene humedad, cuando llega la noche y se enfría ese pulmón, condensa la humedad en las paredes y esas gotitas caen al fondo del depósito. Cada noche funciona como un pulmón, durante el día expulsa para, llega la noche, y hace frío y succiona». Este proceso genera condensación continua: «Cada noche va condensando y ese agua, que no se mezcla con el combustible, va al fondo a la sentina del depósito».
Para evitar que ese agua contamine el combustible, las gasolineras deben implementar un sistemas de vigilancia. «Nosotros tenemos una sonda que marca qué nivel de combustible tenemos y qué nivel de agua tenemos. Cuando el agua es ya el necesario, tenemos un tubito por el que succionamos el agua, no pasa nada esto». En instalaciones bien gestionadas, se drena esa agua de forma rutinaria, impidiendo que llegue al surtidor. «El que diga que en su gasolina no tiene agua es mentira, todos tenemos agua, lo que hay que tenerlo es controlado, porque si el nivel de agua de la sentina empieza a subir y la succionadora del combustible supera el nivel del agua, lo que te estoy vendiendo es agua, que es lo que le ha pasado seguramente a esta gasolinera».
Asimismo, añade que otra causa posible es una filtración externa: «El otro motivo por el que puede haber agua en una gasolinera es porque tienes roto el tanque y este, en días torrenciales y tal en el que hay mucha aguas pluviales, se filtre al tanque. Pero en ese caso el agua ya no es agua, es barro, es chocolate». Y advierte de cómo diferenciar ambas situaciones: «Generalmente se sabe si ese agua proviene de la filtración o de la condensación. Se sabe por el color, si el agua es turbia, probablemente es filtración, si el agua es limpia, es condensación».
Por esta razón, el especialista rechaza por completo la teoría de la manipulación intencionada: «Pero por favor, que nadie vuelva a decir nunca jamás: 'es que este tío mezcla la gasolina con el agua para vendérmela a mí', es que es una estupidez en grado tan superlativo que me duele escucharlo, porque el agua no es un combustible, entonces por qué va a mezclar un gasolinero, para qué va a adulterar». En su planteamiento, añadir agua no tiene sentido, porque «en cuanto entre el combustible en la inyección, se va a parar en el arcén, quizás 200 metros más adelante o quizás 2 kilómetros, pero se va a parar».
Precios: ubicación, modelo de negocio y márgenes
Con el mito de la calidad desmontado, el fundador de EasyGas pasa a analizar los verdaderos factores que explican por qué unas gasolineras venden más barato que otras.
Para empezar, destaca la importancia de la ubicación: «Yo soy el primero que si tengo una gasolinera súper bien posicionada en un determinado sitio, respecto a una perdida en la punta del polígono, pues esta me ha costado poco, aquella me ha costado mucho dinero, a lo mejor tengo que tener un precio un poco más alto». «Sucede que yo he analizado las gasolineras más caras provincia por provincia en España y son de petrolera y son en lugares donde hay un tráfico brutal que sí o sí, aunque sea carísimo, tú vas a entrar por necesidad, porque si no te quedas sin gasolina», añade.
Esta fluctuación responde a la ley de oferta y demanda: «A mí no me parece tampoco una cosa muy desorbitada, salvo que repostes como cosa habitual, entonces eres tonto. Si como cosa habitual vas y repostas ahí, es que eres tonto, teniendo una más adelante 20 céntimos más barata, pero si lo haces como una cosa de 'es que no llego', pues oye, pues echas».
Otro aspecto que influye es el modelo de negocio, según el experto: «Hay gasolineras que quieren ganar más dinero que otras». «El combustible es el mismo para todas y lo compramos todos básicamente al mismo precio, un céntimo arriba, un céntimo abajo. Es decir, ¿una compañía que tiene 200 gasolineras compra a mejor precio de lo que compro yo que solo tengo 20? No, en el mejor de los casos igual compra un céntimo más barato que yo, porque los mayoristas a los que compramos el combustible son los mismos para todos». Esto significa que la diferencia entre gasolina a 1,10 €/l o a 1,40 €/l no se debe a una mejora en la fórmula, sino al margen comercial: «Si yo lo compro a un euro y lo vendo a 1,10 y hay otro que lo vende a 1,40, básicamente el de 1,40 gana 40 céntimos y yo solo gano 10 céntimos». Y ese beneficio sustenta los costes fijos del negocio: «Ya está, con mis 10 céntimos pago mi estructura de trabajadores, amortización de gasolineras y el otro señor, va a vender mucho menos, porque no somos gilipollas».
Como resultado, cada empresa elige su camino: «El de 1,40 sabe que va a vender poco con mucho margen y el que está vendiendo con solo 10 céntimos de margen va a vender mucho con menos margen. Cada uno, en el sector empresarial, decide dónde quiere estar. Nosotros decidimos estar en los de los 10 céntimos, ganar poco vendiendo mucho, somos la cadena de gasolineras que más vende de España en ratio por gasolinera».
El auge de las low cost
La capacidad competitiva de este modelo se refleja en los datos oficiales: «Fíjate, hace poco tiempo se superó el umbral de ventas por tipo de estación y, por primera vez en la historia, las gasolineras, vamos a llamarlas tipo low cost, o vamos a decir gasolineras no de petrolera, hemos vendido más litros de combustible que las gasolineras de petrolera». Y aunque las compañías tradicionales todavía dominan en número, «cuando gasolineras low cost, hay en torno a 3000, hay 8000 de petrolera», su volumen de ventas se ha vuelto superior, «es un dato que dice mucho sobre cómo se está moviendo la cosa», confiesa.
Asimismo, según el experto, a pesar del cambio las petroleras no han reaccionado: «Ellos siguen pensando que su forma de operar es esta, gastando mucho en publicidad, diciendo que sus combustibles son los mejores, pero este discurso está agotado ya y no se están dando cuenta que está agotado. Entre tanto, les estamos adelantando por derecha y por izquierda las low cost y se están quedando fuera del mercado».
Este éxodo también ha alcanzado estaciones históricas, que se desprenden de su marca tradicional para convertirse en low cost: «Cada día hay mucha gente que tiene gasolineras de petrolera, propietarios, pero que se la han arrendado o la tienen en gestión con una petrolera, y cada vez son más las que quitan la imagen de petrolera y se convierten en gasolineras low cost». Una transformación que no es anecdótica, «porque están viendo que hace 20 años eran las líderes, vendían un montón, pero año tras año, la curva va cayendo y se dan cuenta que es que ya en cualquier momento les toca cerrar porque no cubren gastos con lo que están vendiendo», manifiesta.
El perfil del consumidor
El fundador de EasyGas también apunta al perfil del cliente que permanece fiel a las grandes petroleras: «Yo diría que el perfil de cliente que sigue todavía yendo a petroleras es un perfil de persona de cierta edad, que no maneja bien las redes sociales, las aplicaciones y demás, y que sigue pensando que Repsol es lo mejor, Cepsa, BP… Es decir, que la petrolera vende un mejor producto, más que nada porque no le ha llegado otra información, porque como no lee, no ve redes sociales… no tiene información, porque ninguna petrolera le va a decir que todas las gasolineras son iguales».
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En contraste, añade, los clientes más jóvenes tienen claro que el precio es lo que importa: «No hay un chaval que entre en una gasolinera de petrolera, los chavales ya lo tienen clarísimo». En sus palabras, el consumidor moderno, que usa apps para comparar, consulta precios online y actúa por lógica económica, sabe que el combustible está regulado y es homogéneo, por lo que opta por la opción más asequible. «Primero, van con la pasta justa, pero aunque vaya sobrado, o sea a mí dame el producto que me tienes que dar. Está la N590, hay normativa reguladora del producto que tienen que venderse en las gasolineras y tú no me puedes vender un producto que venga sin norma. Por lo tanto, eso lo sabe ya todo el mundo y van pues a donde hay mejor precio».
Calidad, aditivos y eficiencia
Para arrojar algo de luz sobre el último argumento de las petroleras, la supuesta superioridad de sus aditivos, el especialista desmonta la propaganda del lenguaje técnico. «Voy a enganchar esto con el tema de la calidad porque históricamente las petroleras nos han vendido que ellos son la calidad», señala, a lo que añade: «Inventan, lo he dicho muchas veces, palabros que no existen. Se han inventado el 'E plus', el 'E10 Plus', el 'B‑Power'. Palabros que además luego tienen aditivos que también los han bautizado con nombres y tal. Entonces tanta palabrería caló, ahora yo creo que ya no está calando, pero caló».
En su experiencia analítica, la diferencia entre la gasolina estándar y las versiones premium solo varía según la concentración de aditivo. «Voy a decir un detalle que yo creo que es importante, la gente habría de saber que por ejemplo un diésel o gasolina estándar de petrolera lleva aditivos pero lleva aproximadamente unos 100 ppm». Y las versiones premium elevan esa cantidad a «unos 300 ppm de aditivo, 300 ppm son partículas por millón, es decir que le echan por cada 1000 litros, 0,30 de aditivo». Un dato que, según el fundador de EasyGas, las petroleras ocultan. «Todo esto lo sé porque hemos analizado productos. O sea, no porque lo ponga en ninguna parte, que no lo pone», confiesa. Y sólo una compañía, la suya, desvela la concentración real: «Yo me conozco perfectamente todas las web de todas las petroleras y en todas dicen echar aditivo pero no dicen cuánto y el que calla, el que no cuenta, es porque tiene algo que callar y solo hay una compañía en España que dice con cuánto aditivamos nuestros combustibles, que somos nosotros, y decimos que aditivamos y lo hacemos con 1000 ppm, tres veces por encima de los especiales de petrolera».
«Qué sucede con este con esto, que alguien puede decir 'bueno palabrería'. No, palabrería no, úsalo, yo siempre digo a la gente 'para juzgar algo debes de probar'. Entonces cuando tú eches el combustible en EasyGas con 1000 ppm y veas que te estás ahorrando entre un 10 y un 15% el consumo que tenías anteriormente, es decir si tu coche gastaba 7 litros pues ahora estarás en el entorno de 6/6,3», señala. Además, promete beneficios tangibles: «Tiene menos grumosidad, menos emisiones, un arranque en frío cojonudo, tiene muchas cualidades que hay quien puede no darle demasiada importancia, la limpieza de inyectores, porque como no se ven, pero lo que sí se ve, es lo que tú te gastas a los 100 y esos son datos». Además, el coste del aditivo, según él, es prácticamente simbólico: «No llega a ser un céntimo por litro frente a un 10% que te estás ahorrando, o sea lo que estás gastando no llega a un 1% en aditivo para ahorrarte un 10% en consumo».
Por último, Joseba Barrenengoa no se presenta como influencer, sino como empresario responsable: «Yo no me considero un influencer, yo soy un empresario que lo que quiere es que la gente compre lo mejor, que lo pruebe y si lo prueba y le gusta, pues que siga, y ahí me va el beneficio como empresario».
En un contexto de precios volátiles y elevada sensibilidad económica, el debate sobre qué gasolina repostar está lejos de ser caprichoso. La lógica económica, el mantenimiento responsable y la transparencia en la información son los pilares que deben guiar la decisión del consumidor. Y las palabras del experto invitan a reflexionar, ya que el eslogan «lo barato sale caro» no siempre se cumple, y detrás del precio puede haber una estrategia honesta y eficientes controles. Por eso, la próxima vez que alguien diga que la gasolina low cost es mala, puede que solo esté perpetuando un prejuicio injustificado. La realidad que describen las cifras y quienes realmente conocen el funcionamiento del sector apunta en la dirección opuesta. Porque el combustible es el mismo y lo diferente es cómo se gestiona el negocio.
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