Una experta analiza los aceites de oliva de diversos bares y dicta sentencia

Una tormenta perfecta en el sector olivarero ha llevado a variar el precio del aceite desde los cuatro euros hasta rebasar los diez. Esto ha motivado que los consumidores intenten dar con las mejores ofertas, y en el proceso hay quienes intentan aprovecharse y rellenan la botella de aceite de oliva virgen extra con aceite de menor calidad o con aceite de girasol.

De ahí que este producto se haya convertido en un tema candente y el Equipo de investigación de la Sexta haya puesto su interés en conocer si los aceites que se consumen en distintos establecimientos es todo lo que prometen o por el contrario no es oro todo lo que reluce.

Con este objetivo en su punto de mira recogieron muestras de aceite a menos de ocho euros de diversos restaurantes, señalados por las reclamaciones de los usuarios en redes, para realizar su análisis en un laboratorio. La encargada de hacer esta prueba de calidad a tres aceites fue Susana Romera, directora técnica de la Escuela. Superior de Aceite de Oliva de Valencia.

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José Luis Fernández

La primera muestra pertenecía a un aceite de 5,99 euros el litro y llama la atención que se ofrezca en un aceitera rellenable, cosa que Romera recuerda que no es legal. Tiene que estar en botellas irrellenables. La experta apunta que unos precios más baratos de lo normal deben hacer saltar todas las alarmas.

Sobre esta muestra señala que «es una aceite que hay que tomar rápido porque ya se pueden detectar unos principios del defecto de avinado. Asegura que »es un aceite que es plano, no tiene mucho sabor ni aroma«. »Este aceite tiene que conservarse bien y ser consumido en breve tiempo«, afirma. Y sentencia es un »aceite de oliva virgen extra justito«.

La segunda muestra de un bar situado en un polígono de 6,73 euros el litro, y sin cortapisas afirma: «Esto son borras, fermentación, aceitunas pasadas, mezcladas con una campaña anterior... Estaría en el límite». También indica: «Son sabores que me recuerdan como a la grasa del lubricante del aceite. Son muy planos, con un picante punzón. Este aceite es desagradable, con un defecto de avinado. Es un aceite de oliva virgen en la línea con lampante».



En ese sentido, Romera explica ante las camáras que el aceite de oliva virgen lampante, en principio, no es apto para el consumo humano, tal como establece la ley. Sin embargo, aunque un comprador lo consuma «no le puede pasar nada porque no se lo va a beber a trago limpio y a chorro».

La última muestra a 7,59 euros de una marisquería obtiene un veredicto similar al anterior. «En la línea entre virgen y lampante, pero es un aceite defectuoso».

Todo esto viene a arrojar luz sobre un tipo de fraude que pasa mucas veces inadvertido para el cliente. Casos a mayor escala se dieron en Extremadura con un aceite de oliva etiquetado como virgen extra, cuando en realidad era aceite de menor calidad, que incluía una variedad no apta para el consumo. Son actos que engañan al consumidor infringiendo la legislación alimentaria de la UE y sólo buscan un fin, el económico.