Una entrenadora personal explica cómo hacer una cena nutritiva con espinacas: «Es la versión fajita»

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Su propuesta es convertir las espinacas en una especie de «fajita proteica». El primer paso consiste en añadir dos huevos a la batidora y, a continuación, cubrir el resto del vaso con espinacas frescas. A esta base le incorpora especias al gusto —ella utiliza sal y un toque de pimienta negra— y tritura todo bien hasta conseguir una mezcla homogénea. El resultado es una masa líquida y verde que servirá como base para la fajita.

Una vez preparada la mezcla, se calienta una sartén ligeramente engrasada y se vierte el contenido, extendiéndolo bien para que cubra toda la superficie. El truco, según explica la joven entrenadora, está en cocinarlo a fuego muy bajo y dejarlo reposar sin necesidad de darle la vuelta. Así, la mezcla cuaja poco a poco hasta quedar firme también por la parte superior, como si fuera una tortilla muy fina.

Cuando la base ya está cocinada, llega el momento de añadir los «toppings» o ingredientes extra que harán que la cena sea más sabrosa y completa. En su caso, opta por unas lonchas de pavo y un poco de queso feta desmenuzado, aunque cada persona puede adaptarlo a sus gustos y objetivos nutricionales. Una vez añadidos los ingredientes, simplemente se pliega la fajita como si fuera una crepe o un burrito, y ya está lista para servir.

La gracia de esta receta, explica, es que permite incorporar una buena cantidad de espinacas sin tener que enfrentarse a su textura o sabor naturales, que a menudo resultan poco atractivos.