Un empresario español en China explica por qué los trabajadores no quieren descansar los fines de semana: «No lo entienden»

No es de extrañar que, desde hace un tiempo, muchos emprendedores hayan decidido buscar refugio en otros países donde crear una compañía desde cero sea algo más sencillo. Por ejemplo, China se ha convertido en el refugio de algunos de ellos por las grandes ventajas que ofrece para aquellos que busquen desarrollar un negocio. Para ello, muchos han tenido que adaptar sus conocimientos occidentales a la mecánica que siguen los trabajadores de allí.

Así lo hizo hace casi 20 años Adrián Díaz, un empresario español que ha sabido hacerse un hueco en el mercado chino y adaptarse a una cultura empresarial como la asiática. Este consultor y divulgador económico ha sido uno de los últimos invitados en el podcast Con P de Podcast, presentado por Luis Usera, donde ha hablado de algunas de las particularidades del país que le ha acogido, de la mentalidad laboral de los chinos y de cómo es emprender allí.

Para Díaz, emprender en China es una de las mejores decisiones que puede tomar un empresario en 2025, a pesar de las opiniones que dan muchos expertos en la materia. «Te cuentan que tienes que tener una empresa con un socio chino, que tienes que hacer una transferencia de conocimiento... Eso es una tontería, lo han escuchado de otras personas que no han estado en China, que no han creado una empresa y que no saben de lo que hablan», ha sentenciado.

La particularidad de un país como este es que, a la hora de hacer negocios, debemos tener en cuenta que muchas veces no se siguen los trámites legales. El empresario explica que allí, al contrario que en los países occidentales, muchas cosas se hacen en B o «fuera del marco legal», algo que hay que comprender y que él ha ido entendiendo con la experiencia. Lo mismo sucede con la mentalidad laboral de los chinos, que es algo que también ha ido comprendiendo con el paso de los años y a lo que se ha ido adaptando, dejando atrás el modelo occidental.

Uno de los casos que más le costó fue entender que en el gigante asiático los empleados trabajan de lunes a domingo, sin descansar el fin de semana. Aunque él mismo quiso implantar el sistema habitual en España, allí no cuajó. De hecho, cuenta Díaz que su secretaria incluso llegó a buscarse otro trabajo para los fines de semana: «Me dijo que no podía estar en casa viendo la tele mientras su madre trabajaba de lunes a domingo, que se sentía mal sin hacer nada».

Algo similar le sucedió en otra de sus fábricas, donde decidió dejarles los fines de semana libres y muchos de sus trabajadores se fueron a la competencia: «Nadie en su sano juicio en China puede entender por qué un empresario que monta una fábrica para ganar dinero decide voluntariamente tener las máquinas paradas dos de cada siete días».

Según ha contado, para ellos cerrar los fines de semana es algo «antieconómico», lo que hace que muchos se lo piensen dos veces antes de aceptar las condiciones: «Van a pensar que no tienes suficiente negocio y por eso cierras las máquinas dos de cada siete días», ha contado en el podcast, explicando que esto para ellos es una señal de que el negocio «no tiene futuro».

No es esta la única particularidad que ha encontrado trabajando a diario en el mercado chino. Al empresario español le llamó también la atención algo que poca gente fuera del sector conoce: en China se retienen los salarios de los trabajadores durante tres meses «para que no se vayan». Por lo tanto, las empresas no pagan a sus empleados el primer sueldo hasta el cuarto mes de trabajo.

El motivo de ello, según explica, es que en este mercado «faltan trabajadores», lo que hace que la competencia constantemente trate de «robar a los empleados» de otras compañías. «No hay ningún tipo de fidelidad hacia mí. El día que el dueño de la fábrica de al lado les pague un centavo más por hora, se largan a la fábrica de al lado», ha señalado Adrián Díaz.

Para evitar que esto suceda, las empresas chinas han impuesto esta fórmula para evitar que cambien de trabajo: «Que haya un coste por irte, si te vas pierdes los tres meses de sueldo. Al final del año, cuando llega el Año Nuevo Chino, que se paga una especie de paga doble o de beneficios, le das los tres meses. En ese momento se pueden ir, no los esclavizas para siempre». Esto permite que, cada año, las plantillas de las empresas chinas se renueven casi al completo.

Adrián trató de cambiar esto cuando montó una de sus primeras fábricas: quería ser el primero que no retuviera el sueldo. Cambió de opinión gracias a su mujer, que le explicó que, si hacía esto, el resto de fábricas de la región iban a venir a robarle a los trabajadores: «Nos íbamos a quedar sin trabajadores al día siguiente e íbamos a incumplir nuestros compromisos».