Una doctora revela el error que cometemos al beber agua a la hora de comer: «Puede frenar la digestión»
Hay momentos en los que ese hábito puede no ser tan positivo como pensamos
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Madrid
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Iniciar sesiónEl agua es el pilar de la vida. Nuestro cuerpo no puede sobrevivir sin ella y, de hecho, su consumo regular es esencial para mantener órganos, tejidos y funciones vitales en equilibrio. Sin embargo, no todo vale cuando se trata de hidratarse. ... Aunque la mayoría de los expertos recomiendan beber suficiente líquido a lo largo del día, hay momentos en los que ese hábito puede no ser tan positivo como pensamos. Así lo ha revelado la doctora Marta León, especialista en salud femenina, quien durante una conversación en el podcast 'Tiene Sentido', de Eli Romero, lanzó una advertencia que invita a replantearse ciertos hábitos cotidianos.
La experta subraya que «beber mucha agua mientras se come puede frenar la digestión». A su juicio, el exceso de líquido durante la ingesta entorpece el trabajo del estómago y ralentiza el proceso digestivo. No se trata de demonizar el agua, sino de reconsiderar en qué momento y de qué forma la incorporamos a nuestras rutinas diarias.
Pero la advertencia no se queda solo en la bebida. La especialista también hace hincapié en la importancia de elegir adecuadamente el primer bocado. «Y empezar por el pan también puede desequilibrar el metabolismo», afirma con rotundidad, recordando que «lo primero que ingiere el cuerpo importa». Ese detalle, aparentemente mínimo, puede marcar la diferencia en cómo el organismo procesa lo que viene después.
En este punto, la doctora destaca el papel de la fibra prebiótica como un aliado imprescindible. «Una fibra prebiótica puede marcar cómo se digiere todo lo demás», asegura, como los galactooligosacáridos (GOS) y los fructanos, entre los que destacan la inulina y la oligofructosa. «Esa fibra despierta a la microbiota, la pone a trabajar desde el primer bocado», explica.
El beneficio, según indica, va más allá de lo puramente digestivo: «Y no solo hidrata, sino que ayuda a crear enzimas que facilitan la digestión». De este modo, una decisión tan simple como empezar la comida con el alimento adecuado puede tener un efecto notable sobre la salud a largo plazo.
Un cambio de enfoque en la mesa
La especialista propone, por tanto, cambiar la manera en la que afrontamos la alimentación diaria. «Cambiar el orden no es renunciar. Es elegir desde el cuidado», señala, convencida de que modificar ciertos hábitos puede traducirse en grandes resultados. Su consejo es sencillo: «Primero lo que activa. Después, lo que acompaña».
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Ese enfoque se traduce en un mejor aprovechamiento de los nutrientes y, además, en una reducción de molestias comunes tras las comidas. «Este pequeño gesto se nota: menos inflamación, más conexión con el cuerpo», sostiene, dejando claro que la experiencia digestiva mejora notablemente cuando se respeta un orden lógico en la ingesta.
Con el paso del tiempo, añade, las ventajas se amplían: «Con el tiempo, también mejora el metabolismo y ayuda a bajar el peso», concluye la doctora, destacando que no se trata de dietas milagrosas ni de restricciones drásticas, sino de entender mejor cómo funciona el cuerpo y darle lo que necesita en el momento oportuno.
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