Así, es de lo más común que, mientras esperamos a que nos traigan los platos que hemos pedido en el establecimiento, calmemos un poco nuestro apetito con el pan que nos han puesto sobre la mesa y que suele oler tan bien.
Sin embargo este hecho no es algo que solo se produzca por cortesía del restaurante, si no que puede esconder detrás una intención ventajosa para ellos sin que los clientes apenas se den cuenta. Esto tiene que ver con la respuesta de nuestro cuerpo a comer el pan antes de comer y lo ha explicado la bioquímica francesa Jessie Inchauspé, especializada en el control de la glucosa y sus efectos en la salud, en el podcast 'On Purpose'.
Según la experta en glucosa, autoa del libro 'Glucose Revolution', comer pan antes de comer tiene una respuesta glucémica en el cuerpo, pues es rico en almidones y nuestro organismo desencadena un pico de azúcar en sangre: «Si le das a la gente un poco de pan antes de la comida, cuando ya están hambrientos, lo consumirán sin pensar. Este se transforma en glucosa y experimentas un rápido pico de glucosa», ha contado Inchauspé.
Ese pico de azúcar colapsa pasada aproximadamente una hora y media después de haber comido el pan, produciendo un antojo de dulce: «Cuando viene el camarero y pregunta si alguien quiere un postre, en ese momento te da un antojo muy fuerte a azúcar, debido a la caída de la glucosa, así que vas a pedir postre», indica la bioquímica, dando a entender que comer pan al inicio de la comida hará que consumas más al final, en este caso el postre, que suele ser dulce.
Esta explicación de Inchauspé también arroja luz sobre esos antojos repentinos que pueden darnos, o las decisiones de elegir unos alimentos u otros, más sanos o menos, en funciópn de los cambios bruscos en nuestros niveles de glucosa, que se son desencadenados por la ingesta anterior de otros alimentos.
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