Adiós a los okupas con los 'Guardianes de la propiedad': la medida que aplica Londres para acabar con este problema

Para acabar con los okupas muchos propietarios se plantean 'soluciones' de todo tipo, aunque la ley no permite, por ejemplo, los cortes de suministros para forzar las salidas. España no es el único país en el que ocurren estos casos, pero otros sí aplican soluciones no tanto para expulsar a estas personas sino más bien para evitar que entren.

Un ejemplo son los denominados 'Guardianes de la propiedad' que existen en Londres. Se trata de la iniciativa de empresas con la llamada 'Live-in-guardians' que ofrece propiedades vacantes que están a punto de ser demolidas o remodeladas. El objetivo es doble: por un lado, los propietarios buscan ganar en tranquilidad y evitar okupas en las propiedades así como los costes de contratar a una empresa de seguridad y, por otro, personas que buscan un alquiler a la que este tipo de 'solución' les ofrece precios más económicos.

Se trata de un modelo conocido en la capital británica. De hecho, hay incluso una serie, 'Crashing' de Phoebe Waller-Bridge, que narra la vida de seis jóvenes que viven como guardianes de la propiedad en un hospital.

Pero no todos los aspectos de este modelo son positivos. Como recoge un reportaje de la 'CNN', esta práctica no está regulada en Reino Unido y ofrece menos protecciones legales. A cambio, quienes explotan este modelo defienden precios más bajos de alquiler, protección contra desalojos o evitar aumentos excesivos de la renta.

Una estimación de la Asociación de Proveedores de Tutela de Propiedades (PGPA), que recoge el reportaje, estima que más de 13.500 personas viven como tutores en Reino Unido. Estos «tutores» son quienes viven en estos espacios. Según declaró el fundador de la empresa al citado medio, se trata de un modelo en auge «provocado por la crisis del coste de vida».

Asimismo, quienes optan por este modelo también tienen que hacer frente a peligros ya que muchos de esos edificios están prácticamente en ruinas con los riesgos que eso supone, a pesar de que las empresas gestoras insisten en sus apariciones en medios en que todo se revisa. Estas personas viven en edificios de oficinas, antiguas comisarías o incluso iglesias en desuso.

Estos vigilantes suelen tener contratos cortos y los que les da realmente la opción de vivir en esas condiciones es que son titulares de una especie de licencia.

Hay incluso estudios sobre este fenómeno que hablan de la inseguridad y de las condiciones precarias, pero investigan el porqué se recurre a ellos. Esta práctica nació en los años 80 en Países Bajos como una forma de evitar okupaciones y en las últimas décadas se ha extendida por toda Europa.