Claves para desenmascarar a un «Grinch» navideño

En todas las familias suele haber un miembro con auténtico rechazo a la Navidad, aunque él lo camufle de «realismo ». Sus apariciones en comidas y fiestas Hay una serie de comportamientos inequívocos que permitirán identificar al «hater» navideño y tras ello, actuar en consecuencia .

La Navidad es un acontecimiento que sirve para celebrar el nacimiento de Jesucristo, pero también es una época perfecta para tener gestos materiales con nuestros seres queridos. Esta situación será aprovechada al máximo por el anti-Navidad , que asegurará que estas fechas son potenciadas por las grandes empresas únicamente con la intención de que compremos más. Si es de los conspiranoicos, además, asegurará que las cadenas de distribución marcan incluso los productos que compramos.

Otro de sus argumentos estará centrado en una supuesta superficialidad de estas fiestas. El «Grinch» corriente criticará de forma repetida el cambio de actitud de la sociedad en estas fechas y le parecerá censurable el ambiente de paz y solidaridad de la Navidad. La verá superflua y cuestionará porqué se produce únicamente en este periodo del año. Quizás incluso lo mezcle con el asunto del consumismo.

Puede que los más osados se atrevan incluso con el ámbito familiar. Olvidar las viejas peleas o fomentar la compañía de parientes que no solemos ver a menudo no será suficiente para alegrar el día del crítico navideño.

La banda sonora de estas fechas será irritante y molesta para el «odiador», que pondrá todos sus esfuerzos en boicotear que el hogar familiar se llene de ambiente navideño . Tendrá una reacción parecida con belenes, árboles, muérdagos, confeti y con toda la decoración propia de estas fechas que se le ponga por delante.

Siempre estará liado en Navidad y es probable que si no tiene ningún plan previsto, se invente uno. Todo con el objetivo de librarse de preparativos y actividades propias de esta época del año. Si en el seno familiar existe algún tipo de tradición navideña, se esforzará por no ser partícipe . Como resultado, sus compras se realizarán a última hora (si es que llegan a realizarse) dejarán mucho que desear y serán impersonales. En este punto también se incluirán los familiares que directamente son perezosos.

Por último, el «Grinch» navideño se encargará de jugar con las ilusiones de los más pequeños. Es una buena medida establecer un perímetro de seguridad entre niños y «hater», ya que estos primeros son los que más disfrutan con la Navidad y su felicidad puede verse truncada si el pesimismo del odiador navideño les alcanza.

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