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Una señora se retrasa 67 años en devolver un libro a la biblioteca pero no recibe ninguna multa

La señora de Nueva Zelanda no tuvo que abonar la multa porque el libro había sido prestado cuando era una niña, según informaron los responsables de la biblioteca en Facebook

Fotografía de la Epsom Community Library, en Nueva Zelanda Facebook

ABC.ES

No es raro retrasarse unos días en devolver un libro en la biblioteca, lo cual puede conllevar una pequeña multa (normalmente en días sin poder llevarse nuevos libros) o la retirada del carnet si los días son semanas. Pero, ¿ y si las semanas son años de retraso, 67 en concreto ? Este es el caso de una señora de Nueva Zelanda, cuya infracción se saldó sin multa.

La historia se ha dado a conocer después de que los responsables de la red de bibliotecas públicas de Auckland lo publicasen en sus perfiles en las redes sociales. Desde el centro de Epsom aprovecharon la ocasión, en vez de regañarle por el retraso, para agradecer el gesto de la mujer.

En declaraciones al diario «The Guardian» la bibliotecaria que recogió el libro, Zoe Cornelius , contó que al dirigirse a ellos la mujer se mostró avergonzada y explicó que su intención había sido siempre devolver el libro, pero el traslado de su familia lo había hecho imposible.

Concretamente se trata de un ejemplar del libro, una primera edición, « Maori Myth and Legendary Tales », del autor A.W.Reed , que estaba en buen estado. En la foto puede verse claramente la última fecha marcada en la solapa del libro: el 17 de diciembre de 1948.

El equipo de la biblioteca lo anunció así: «¡Un cliente maravilloso vino a vernos hoy para hacernos una confesión! De niña fue socia de la biblioteca Epsom hasta que dejó de vivir en Auckland y por accidente ¡se llevó un libro de la biblioteca con ella! Hoy ha podido, por fin, devolvérnoslo. La fecha de devolución está claramente sobrepasada en unos cuantos años, pero está en una condición de lectura excelente ».

Según ha detallado la biblioteca, la señora no tuvo que abonar la multa porque el libro había sido prestado cuando era una niña y las normas del centro no recogían ese castigo para los menores.

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