La curiosa razón por la que unos sacerdotes fueron expulsados de un bar

El grupo de religiosos no daba crédito cuando el camarero les pidió que abandonaran el local

Los protagonistas del suceso disfrutan ya de una cerveza POSTIMAGE

BITÁCORAS

Las apariencias engañan. Lo aprendemos desde pequeños y lo comprobamos a medida que vamos creciendo, pero a pesar de todo es difícil no cometer algún error por dejarnos llevar por los prejuicios o lo superficial. La primera impresión es poderosa, para lo bueno y para ... lo malo; y puede condicionar todo lo que viene después. Perfecto ejemplo de ello es la anécdota que ha tenido lugar en un pub en Gales, que hemos conocido a través del blog de la Archidiócesis de Cardiff . Un grupo de siete sacerdotes fue sorprendentemente expulsado del local en el que pretendían tomar una cerveza.

Para comprender lo sucedido conviene ponerse en situación. La pandilla de religiosos estaba formada por hombres jóvenes: cinco todavía son estudiantes, pero los otros dos venían de ordenarse en la Catedral San David de Cardiff. Por ese motivo decidieron dar una vuelta por el centro con sus compañeros e invitarles a una cerveza, a modo de celebración. Eligieron el pub 'The City Arms'... pero fueron invitados a salir antes de poder dar un solo trago.

¿Qué llevó al camarero a tomar semejante decisión? Según han explicado los protagonistas, el encargado de la barra les explicó que era norma de la casa no permitir la entrada de personas disfrazadas o de grupos celebrando despedidas de soltero . "Al escucharle pensamos que era una broma, hasta que comprendimos que no era el caso, que nos lo estaba diciendo en serio", han expuesto los sacerdotes, todavía divertidos por una de las situaciones más insólitas en las que se han visto envueltos.

«Insistimos en que éramos seminaristas y en que dos de nosotros acababan de ordenarse pero fue en vano, así que nos dimos la vuelta para marcharnos», añaden. Por fortuna, alguien se dio cuenta justo a tiempo de lo que estaba ocurriendo en realidad. El responsable del local corrió tras los religiosos para evitar que se fuesen y, disculpándose, les pidió que entrasen de nuevo. No sólo eso, sino que enmendó la equivocación del camarero invitándoles a una ronda de cervezas, con la que pudieron por fin iniciar su festejo entre risas.

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