A pesar de su origen humilde, en la actualidad ha conseguido obtener el reconocimiento que se merece gracias a su alto contenido vitamínico. Son muchas las especies de plantas comestibles que podemos encontrar alrededor del mundo. Hoy os hablamos de las Scolymus hispanicus o tagarninas, el conocidísimo cardo de olla o cardo común nativa del oeste y el sur de Europa.

Qué son las tagarninas
La tagarnina una planta perenne o herbácea bienal, que presenta una vida muy corta y su crecimiento se extiende desde el Mediterráneo hasta el noroeste de Francia e incluso Canarias. Lo más destacable de esta planta, además de sus beneficios, son sus espinas y su altura, ya que puede llegar a medir hasta 80 centímetros.
El tallo suele estar cubierto por una especie de pelusa muy fina y es erecto y ramificado. Respecto a las hojas, encontramos que son dentadas y lobuladas, lo que le da esa apariencia tan atractiva y peculiar.
Es muy común encontrarla en campos agrícolas carentes de cultivos, así como en terrenos baldíos, áreas nitrificadas y márgenes de carreteras. Lo mejor de esta planta es que se puede adaptar a muchos tipos de suelo, independientemente de que se trate de aluviales fértiles o gravas pobres.
Es gracias a su versatilidad de crecimiento que la cocina rural española siempre las ha empleado en muchas de sus elaboraciones. Para poder consumir las tagarninas, es necesario retirar tanto las hojas como las espinas, para después poder aprovechar sus tallos, que son la parte comestible de esta planta y con innumerables beneficios. Como consecuencia de la necesidad y hambruna que se dio durante la posguerra en España, esta planta se convirtió en un alimento de primera necesidad para aquellos que fueran capaces de encontrarla en campo abierto.
Actualmente, son muchos los consumidores que ignoran cómo distinguir este manjar de cualquier planta espinosa e incluso su mera existencia. Por otro lado, existen puestos de verduras, en su mayoría localizados en Andalucía, que comercializan las tagarninas. Se limpian y atan en manojos para que así el comprador final pueda consumirlas directamente.

Propiedades y beneficios
Las tagarninas, por sus beneficios y propiedades nutricionales, son similares a otras verduras de hoja verde como las espinacas y la lechuga. Son una excelente fuente de vitaminas esenciales para nuestro organismo, incluyendo las vitaminas A, B y C, que cumplen funciones vitales en el cuerpo. Además, su contenido calórico es muy bajo, con sólo 27 kcal por cada 100 g, lo que las convierte en una opción ideal para quienes siguen dietas hipocalóricas o buscan controlar su peso.
La vitamina A en las tagarninas es beneficiosa para el correcto funcionamiento de los órganos, ayuda en la formación de mucosas y tejidos blandos, y favorece la salud de la vista. Las vitaminas del grupo B son importantes para la producción de glóbulos rojos, que son esenciales para el transporte de oxígeno en el organismo. Por su parte, la vitamina C, conocida por sus propiedades antioxidantes, es fundamental para la reparación y el crecimiento de los tejidos.
Además, las tagarninas son ricas en minerales como fósforo, calcio y potasio. El potasio es crucial para el funcionamiento del sistema nervioso, la contracción muscular y el mantenimiento del ritmo cardíaco. El fósforo juega un papel importante en la reparación de células y tejidos, mientras que el calcio, aunque en menor cantidad, también contribuye a la salud de los huesos y los dientes.
Por último, cabe mencionar que las raíces de las tagarninas pueden hervirse y consumirse en forma de infusión, ya que tienen propiedades diuréticas y desintoxicantes. Beber una infusión de tagarninas después de las comidas puede ayudar a prevenir la formación de gases, la acidez y la sensación de pesadez en el estómago, al mismo tiempo que favorece la digestión de los alimentos.

Usos en la cocina
Hay varias maneras de preparar las tagarninas. Una opción bastante simple es hervirlas primero y luego incorporarlas en un sofrito con ajetes, gambas y ajos. Al final, podemos incorporar dos huevos para elaborar un delicioso revuelto.
Otra manera popular de disfrutar las tagarninas, especialmente en Andalucía, es a través de las tagarninas esparragás, donde se mezclan con pan frito, ajo, pimentón, ñoras y comino, y se sirve con un huevo cuajado.
Sin embargo, uno de los platos más emblemáticos, además de ser económico y fácil de hacer, es el potaje de tagarninas. Este se elabora cocinando lentamente verduras junto con habichuelas, garbanzos, ajos, pimentón y aceite de oliva, acompañándolo de unas rebanadas de pan frito.
Otra forma deliciosa de disfrutar las tagarninas es en un arroz caldoso de verduras. Para prepararlo, se comienza con un sofrito de tomate, cebolla, pimiento verde y ajo. Luego, se añaden las tagarninas junto con unas hebras de azafrán y un poco de pimentón dulce para darle sabor. Este plato resulta muy sabroso y reconfortante, ideal para compartir en una comida familiar o con amigos.
Aunque su consumo crudo o ligeramente escaldado es menos común, las tagarninas pueden disfrutarse a modo de ensalada, aderezadas con aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal, lo que resalta su textura crujiente y fresca.

Actualmente, están experimentando un renacimiento gracias al creciente interés por los productos locales y la cocina de raíces. Su presencia en mercados y restaurantes está en aumento, y chefs de la provincia de Málaga están reinventando estas plantas en platos innovadores sin perder su esencia tradicional.
Las tagarninas son un símbolo del ingenio culinario que caracteriza a Málaga y a toda Andalucía. Lo que alguna vez se consideró un alimento humilde ahora se celebra como un ejemplo de la riqueza gastronómica de la región. Ya sea en una receta tradicional o reinterpretada con técnicas modernas, las tagarninas nos invitan a explorar y apreciar los tesoros silvestres que nos ofrece la naturaleza.
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