Sopa de mejillones

Sopa de mejillones

Icono personas Para 4Icono euro 2.1€/pers.Icono calorias 78kcal/100g

Ingredientes

  • 1 kg de mejillones frescos
  • 1 cebolla
  • 1 tomate maduro
  • 1 cucharadita de cayena en escamas
  • 1/2 cucharada de mostaza de Dijon
  • 100 ml de vino blanco
  • Sal
  • Aceite de oliva virgen extra
  • 450-500 ml de caldo (caldo de los mejillones + agua)
  • Perejil fresco
  • 1 cucharadita de salsa inglesa

Una buena sopa de mejillones es uno de esos platos que te reconcilian con el mar sin necesidad de pisar la playa. Sabe a costa, a cuchara calentita y a cocina casera con mimo. Es ligera, económica, aromática y, sobre todo, muy agradecida: con unos buenos mejillones, un par de verduras y un caldo decente, montamos en casa una sopa que podría servirse perfectamente en una taberna marinera.

Y lo mejor es que el aroma que deja en la cocina es puro disfrute: huele a caldo de pescado, a mejillón fresco y a sofrito suave. Una receta sencilla, saludable y perfecta para cualquier época del año.

Origen de la receta

La sopa de mejillones tiene raíces claras dentro de la cocina marinera tradicional. Desde Galicia hasta el Mediterráneo, los mejillones han sido siempre un ingrediente básico en las casas cercanas al mar, por precio, por sabor y por la cantidad de recetas que permiten.

Este tipo de sopa se preparaba antiguamente para aprovechar el agua de abrir los mejillones y convertirla en un caldo sabroso, enriquecido con verduras sencillas. En algunos lugares se servía casi como un remedio caliente para entrar en calor en días de lluvia.

Hoy en día es un plato que aparece tanto en casas como en restaurantes, y se presta a mil variaciones: más espesa, más líquida, con picante, con azafrán, con un toque de nata o incluso con arroz o pasta fina.

Si te gusta este caldo marino, también puedes explorar platos como el asopado de mariscos, la crema navideña de mejillones con costra de hojaldre o la sopa bullabesa o bouillabaise, tres propuestas que, aunque distintas, comparten el alma marinera, la mezcla de marisco y verduras, y ese sabor a mar reconfortante que va perfecto en tiempos de cuchara.

Receta casera de sopa de mejillones

Preparamos el sofrito

  1. Comenzamos pelando la cebolla y cortándola en juliana fina. Rallamos también el tomate y lo dejamos listo para el sofrito.
  2. Calentamos un fondo de aceite de oliva virgen extra en una cazuela amplia y pochamos la cebolla durante unos 15 minutos, a fuego lento, hasta que esté tierna y traslúcida.
  3. Incorporamos el tomate rallado y seguimos pochando hasta que se evapore toda el agua y el sofrito quede concentrado y con un aroma intenso.

Añadimos los mejillones

  1. Añadimos las escamas de cayena y cocinamos un minuto más para que suelten su perfume y aporten ese toque picante suave que equilibra la sopa de mejillones.
  2. Agregamos sal, la salsa inglesa, la mostaza y el vino blanco. Cocinamos a fuego medio-alto unos minutos para que el alcohol se evapore por completo.
  3. Mientras el sofrito se integra, limpiamos bien los mejillones. Retiramos las barbas con un cuchillo fino y rascamos las conchas para eliminar cualquier resto. Si encontramos mejillones abiertos o conchas rotas, los desechamos.
  4. Lavamos y enjuagamos bien los mejillones bajo el grifo para eliminar arenilla o restos superficiales. Los dejamos escurrir.
  5. Colocamos los mejillones en una sartén o cazuela, sin añadir agua. Tapamos y cocinamos a fuego medio hasta que se abran, unos 3–5 minutos.
  6. Filtramos el caldo que han soltado los mejillones para evitar restos de arena. Lo pesamos y lo completamos con agua hasta obtener entre 450 y 500 ml.
  7. Vertemos este caldo en la cazuela del sofrito y llevamos el conjunto a ebullición para que todos los sabores se fundan.

Preparación final y presentación

  1. Sacamos los mejillones de sus conchas, reservando unos cuantos enteros para la presentación final.
  2. Incorporamos los mejillones a la sopa y dejamos cocinar un par de minutos más para que tomen sabor sin resecarse.
  3. Servimos inmediatamente, decorando con los mejillones en sus conchas y un poco de perejil fresco picado.

La sopa mejora si la dejamos reposar unos minutos antes de servir: los mejillones absorben parte del caldo y el sabor se redondea.

Consejos para una sopa de mejillones de rechupete

  • Elegir mejillones frescos marca la diferencia: cuanto más brillantes y cerrados estén, mejor será el resultado final.
  • Colar el caldo de abrir los mejillones es fundamental para evitar arenilla y para garantizar un sabor potente a mar.
  • Para un toque más intenso, podemos añadir pimentón ahumado o unas hebras de azafrán durante la cocción.
  • Si queremos una sopa más nutrida, podemos añadir un puñado de arroz, fideos finos o incluso unas patatas en cubitos pequeños.

Curiosidades de rechupete

En muchas zonas costeras, la sopa de mejillones se preparaba antiguamente con lo que hubiera disponible: restos de pescado, verduras del huerto y mejillones recogidos esa misma mañana. Era un plato de aprovechamiento que, con el tiempo, se convirtió en receta emblemática.

También es curioso cómo varía según el país: en Bélgica y Francia se usa nata para darle suavidad; en Galicia se hace más ligera y aromática; en algunos lugares de Portugal se enriquece con cilantro. Cada versión tiene su encanto, pero todas parten de la misma idea: un plato sencillo que celebra el producto local sin artificios.

Algunas dudas que os pueden surgir en la receta. Contestando vuestros emails

A veces nos preguntáis qué hacer si algunos mejillones no se abren durante la cocción. En ese caso, lo mejor es desecharlos sin dudarlo: es señal de que no estaban en buen estado.

También surge la duda de si se puede sustituir el vino blanco. Claro que sí: un chorrito de caldo o incluso agua funciona, aunque el vino aporta un aroma muy característico a la sopa de mejillones.

Hay quien comenta que su sopa queda demasiado salada. Esto suele pasar si añadimos sal antes de tiempo. Lo ideal es ajustar al final, después de incorporar el caldo de los propios mejillones.

Otros nos escriben para preguntar si esta sopa se puede congelar. Se puede, pero la textura del mejillón cambia un poco. Si vamos a congelarla, mejor hacerlo sin los mejillones y añadirlos después, ya cocinados, al recalentar.

Esta sopa de mejillones es una de esas recetas que resuelven un primer plato elegante sin necesidad de complicarse. Tiene aroma, sabor y ese punto marinero que siempre apetece. Fácil, económica y llena de matices, es perfecta para lucirse con ingredientes sencillos y un buen caldo casero.

Última revisión: 9 diciembre 2025

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