Queso cottage: vuelve el ‘anticuado’ queso cottage. Qué es y cómo emplearlo en la cocina

Queso cottage: vuelve el ‘anticuado’ queso cottage. Qué es y cómo emplearlo en la cocina

El queso cottage ha vuelto. Así, sin rodeos. Ese queso grumoso que muchos asociaban con dietas de los 90, tarrinas de nevera sin mucho glamour y recetas que olían más a gimnasio que a cocina casera, se ha puesto otra vez de moda. Y no es por nostalgia, precisamente. Es porque el queso cottage es versátil, saludable, económico y muy fácil de usar en la cocina. Lo que antes parecía soso o aburrido, hoy es uno de los ingredientes más buscados por quienes quieren comer bien sin complicarse la vida.

En este artículo te cuento qué es exactamente el queso cottage, por qué está recuperando protagonismo, qué beneficios tiene para la salud y, lo más interesante, cómo usarlo en la cocina de formas que probablemente no habías imaginado.

Qué es el queso cottage

El queso cottage es un tipo de queso fresco no curado, elaborado a partir de leche de vaca. Se forma al coagular la leche con un ácido o con cuajo, separando la cuajada del suero. Una vez que se obtienen los grumos blancos característicos, se escurren parcialmente y se mezcla, normalmente, con un poco de crema o leche para darle una textura suave y cremosa.

Su sabor es ligero, ligeramente ácido y muy suave, y su textura es grumosa, como si fueran pequeños copos de queso. En algunos países también se conoce como «requesón» o «queso granulado», aunque hay diferencias sutiles dependiendo del tipo de leche, la humedad y el procesamiento.

Este tipo de queso ha sido muy popular en Estados Unidos, en Europa del Este y en las dietas fitness de medio planeta, pero en los últimos años ha pasado de ser “comida de dieta” a convertirse en un básico de nevera para cocineros y aficionados.

¿Por qué ha vuelto a ponerse de moda?

La recuperación del queso cottage no es una casualidad. Se enmarca dentro de una tendencia más amplia hacia los alimentos sencillos, nutritivos y naturales, con menos procesado y más propiedades saludables.

Entre los motivos de su resurgir:

  • Es alto en proteínas y bajo en grasas.
  • Tiene un sabor neutro que lo hace ideal para platos dulces o salados.
  • Es fácil de digerir.
  • Es barato y fácil de encontrar.
  • Se conserva bien y se puede usar en muchas recetas.
  • Es un ingrediente con “aire retro” que encaja perfecto en las tendencias actuales de cocina saludable.

Y, además, tiene algo que muchos quesos no tienen: no necesita maduración ni grandes elaboraciones, así que puedes incluso hacerlo en casa sin complicarte.

Beneficios

Más allá del sabor y la textura, el queso cottage tiene muchas propiedades que lo convierten en un alimento funcional, ideal para una dieta equilibrada:

  • Rico en proteínas: aporta entre 10 y 15 gramos por cada 100 gramos, ideal para mantener la masa muscular y saciar el apetito.
  • Bajo en grasas: si eliges la versión desnatada o baja en grasa, es un queso ligero, con menos de 5% de grasa en muchas marcas.
  • Fuente de calcio: ayuda a mantener los huesos fuertes y a prevenir la descalcificación.
  • Contiene vitaminas del grupo B: esenciales para el metabolismo energético.
  • Poco sodio (en comparación con quesos curados): lo que lo convierte en una buena opción para personas que necesitan controlar la sal.

Eso sí, como siempre, revisa la etiqueta si lo compras envasado: algunas versiones llevan aditivos innecesarios o más sal de la cuenta.

Cómo usar el queso cottage en la cocina

Y aquí viene lo interesante. Si te estás preguntando qué hacer con ese queso blanco que parece más decoración de ensalada que otra cosa, abre la mente, porque las posibilidades del queso cottage son muchas más de las que crees.

A continuación, te propongo varias formas de usarlo, desde lo más básico hasta ideas más creativas para integrarlo en platos del día a día.

1. En tostadas o bocadillos

Unta pan integral con queso cottage y añade toppings como:

  • Tomate cherry y albahaca.
  • Aguacate en láminas y semillas de sésamo.
  • Mermelada o fruta fresca para un desayuno dulce.
  • Huevo duro y un poco de cebollino.

Rápido, sano y sin complicaciones.

2. En ensaladas

Puedes añadirlo como si fuera queso feta o mozzarella. Se mezcla muy bien con:

  • Espinacas, rúcula, nueces y manzana.
  • Lechuga, tomate, pepino y maíz.
  • Remolacha cocida, zanahoria rallada y pipas de calabaza.

Le da cremosidad sin hacer la ensalada pesada, y te evita tener que añadir mucha grasa.

3. En pastas y lasañas

Sí, has leído bien. El queso cottage es una alternativa más ligera a la ricotta en lasañas, canelones o platos de pasta al horno. Se puede mezclar con espinacas, carne picada, calabaza o setas para rellenar o cubrir platos antes de gratinar.

4. En tortitas o masas

Mézclalo con huevo, avena y plátano para hacer tortitas proteicas. O incorpóralo en masas de muffins, bizcochos o panes salados. Aporta humedad, suavidad y una buena dosis de proteínas sin necesidad de añadir grasas extra.

5. En salsas o dips

Bate el queso cottage con un poco de yogur natural, limón, sal y especias, y tendrás una salsa perfecta para crudités, nachos o bocadillos. También puedes mezclarlo con aguacate, ajo, curry o hierbas frescas. Se adapta a lo que le pongas.

6. Como postre ligero

Sí, también puede ser dulce. Prueba a mezclarlo con:

  • Fruta fresca (mango, fresas, plátano…).
  • Miel y canela.
  • Cacao puro y pepitas de chocolate.
  • Mermelada casera o compota de manzana.

Funciona como merienda, como desayuno o como opción para no saltarte el postre sin remordimientos.

7. En versión “huevos revueltos

Hay quien mezcla queso cottage con huevos batidos justo antes de cuajarlos en la sartén. Resultado: huevos más cremosos, más saciantes y con un extra de proteínas. Si además les pones espinacas o champiñones, ya tienes un desayuno de campeones.

¿Y se puede hacer queso cottage en casa?

Sí, y es facilísimo. Solo necesitas leche entera, vinagre o limón y un colador con una tela fina.

  • Calienta la leche hasta unos 80 ºC.
  • Añade el vinagre o limón (una cucharada por litro) y remueve hasta que se corte.
  • Deja reposar unos minutos.
  • Cuela, presiona y deja escurrir el suero.
  • Añade un poco de sal o crema si lo quieres más suave.

Y listo: tienes tu propio queso cottage casero, sin aditivos y en menos de media hora.

El queso cottage ha dejado de ser ese ingrediente olvidado de las dietas aburridas para convertirse en una joya gastronómica polivalente y saludable. Su textura ligera, su sabor neutro y su gran valor nutricional hacen que hoy vuelva a estar en las neveras de quienes quieren comer sano, pero sin renunciar al sabor ni a la variedad. Si aún no lo tienes en casa, dale una oportunidad. Y si lo tienes y no sabías muy bien qué hacer con él… ya tienes unas cuantas ideas para sacarle todo el partido.

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