Si nos preguntan para qué sirve la levadura química, seguro que todos seríamos capaz de responder que aumenta el volumen y aligera la textura de los productos que vamos a hornear. Pero seguramente no sepamos decir qué es. Es muy sencillo: es un agente leudante seco hecho de una mezcla de carbonato o bicarbonato, un ácido débil y una carga. Cuando se combina con líquido, la levadura crea una reacción ácido-base que libera gas carbónico en la masa y esto es lo que provoca burbujas, haciendo que la mezcla húmeda se expanda y suba, aunque también existe la diferencia entre la levadura fresca o en polvo.
¿Te ha pasado alguna vez que decides hacer un bizcocho, ya tienes todo preparado y justo cuando vas a meter la masa al horno te preguntas: “¿Pero esto subirá o se quedará plano como una tortilla mal hecha?” Pues te traigo la respuesta: la levadura química. Puede que el nombre te suene a cosa de laboratorio o a un invento de algún científico loco, pero la verdad es que es una de las cosas más útiles y prácticas en la cocina, sobre todo si te gusta hornear. Y sí, alerta de spoiler: es lo que hace que tu bizcocho suba como si lo estuvieran inflando con una bomba de aire.
Primero, para entrar en materia, imagínate a mediados del siglo XIX, cuando la humanidad ya llevaba siglos cocinando bizcochos y panes, pero siempre andaban con experimentos raros para que las masas crecieran. La gente usaba levadura de panadero o fermentaciones varias que, si te digo la verdad, eran un auténtico dolor de cabeza. Entonces, en medio de todo este lío, alguien pensó: “¿Y si en lugar de esperar horas para que la masa suba por arte de magia, encontramos un truco rápido?” Y ahí apareció la levadura química, conocida también como polvo de hornear. Un invento que revolucionó el mundo de la repostería.
¿Qué es la levadura química?
Ahora bien, ¿Qué es realmente la levadura química? La levadura en polvo contiene tres ingredientes: un ácido, una base y un ingrediente amortiguador. Se elabora combinando estos tres ingredientes en proporciones únicas y envasándolos después. Sin embargo, siempre puedes reemplazar o sustituir este ingrediente en la cocina.
La levadura química es una mezcla de bicarbonato sódico y un ácido que, al entrar en contacto con el calor y la humedad, empieza a liberar dióxido de carbono. Y ese gas es el que hace que la masa se infle, como cuando metes una pajita en un vaso de agua y empiezas a soplar. Todo muy sencillo, pero súper efectivo.
Una de las cosas más curiosas de este polvito es que, aunque no lo parezca, está muy controlada para que no se te desmadre la cosa en el horno. Porque, si te pasas con la levadura química, tu bizcocho se puede hinchar como un globo de feria, pero luego se desinfla más rápido que tu motivación para salir a correr un lunes por la mañana.

¿Quién la inventó?
Si nos ponemos a pensar en la historia de la levadura química, es inevitable hablar de un nombre: Alfred Bird. La esposa de Alfred era alérgica a los huevos y a la levadura, pero le encantaban las natillas. Esto motivó a Alfred a crear natillas sin huevo, solo para ella. Tras numerosos experimentos, descubrió que la harina de maíz espesaba la mezcla de leche al calentarla, obteniendo una textura similar a la de las natillas. Su nuevo invento fue dado accidentalmente a los invitados a una cena y tuvo una gran aceptación, por lo que quiso compartirlo con el mundo en 1837.
Inventó el polvo para hornear en 1843 para preparar pan sin levadura para su esposa. Posteriormente, creó una fórmula para gelatina en polvo y un sustituto de huevo que aún se recuerdan y utilizan. Poco después, fundó Alfred Bird and Sons Ltd., que se convertiría en la famosa empresa y marca de natillas Bird’s, ampliamente conocida.
Alfred, como buen marido, decidió buscar una alternativa para que ella pudiera disfrutar de bizcochos y tartas sin problemas.

¿Cómo se usa?
Ahora que ya te he contado el origen y alguna que otra curiosidad, vamos a lo que realmente nos interesa: ¿cómo se usa la levadura química en la cocina? Pues mira, es súper fácil.
La levadura química viene en formato polvo y normalmente la encuentras en sobres o botes en cualquier supermercado. Lo único que tienes que hacer es añadirla a la masa que vayas a hornear. Es muy importante mezclarla bien con los ingredientes secos, como la harina, para que se reparta de manera uniforme por toda la masa. Y luego, al agregar los ingredientes húmedos, como los huevos o la leche, el bicarbonato y el ácido empiezan a hacer su magia.
Quizá te sorprenda saber que la levadura en polvo, además de utilizarse como agente leudante en productos horneados, también se puede utilizar como agente limpiador para el hogar. Aunque después de leer que una de sus partes es similar al bicarbonato ya no nos suene tan raro.
Pero lo que más nos interesa es su uso en el horneado y si hemos de tener un especial cuidado. Como hemos señalado, la levadura en polvo libera parte de su gas en cuanto se juntan los ingredientes húmedos y los secos, y luego el calor del horno o la plancha provoca la liberación de más. Por eso debemos dejar reposar la masa de las tortitas o de nuestros bizcocho o magdalenas durante 20 minutos para que los grumos se disuelvan.
Normalmente encontraremos indicado en la receta que estemos siguiendo la cantidad de levadura en polvo necesaria a emplear. Aunque en caso de duda o si nos hemos puesto a improvisar, lo necesario serán 14g por un bizcocho de tamaño estándar. Si necesitamos hacerla nosotros mismos, podemos emplear 1 cucharadita de bicarbonato sódico y 2 cucharaditas de cremor tártaro en un cuenco y mezclarlo todo bien.
Lo bueno de la levadura química es que es instantánea. No tienes que esperar horas para que la masa suba, lo hace mientras está en el horno, sin que tú tengas que hacer nada. ¡Un auténtico chollo!
Ideas para preparar con levadura química
Las distintas marcas de levadura en polvo utilizan fórmulas diferentes, y no todas incluyen el mismo componente ácido, aunque hay varios tipos de levaduras para hacer pan. Pero el cremor tártaro se utiliza habitualmente como ácido, y es un ingrediente que podemos comprar por separado en la sección de especias o repostería de casi cualquier tienda de comestibles o supermercado.
Por lo tanto, si tenemos bicarbonato sódico y crémor tártaro, podemos preparar nuestra propia levadura en polvo en cuestión de segundos. Sea como fuere, lo que no tenemos que intentar es sustituir la levadura en polvo por bicarbonato sódico. No funcionará.
Tienes un montón de recetas en el blog para preparar en el blog, sobre todo postres, dulces y panes. Pero también se puede emplear en otras recetas no dulces, como rebozados o frituras. Os dejo con varias recetas que os van a sorprender.
Bizcocho casero de yogurt

Cómo hacer harina bizcochona o harina con levadura incorporada

Pan fácil y rápido con harina común y levadura química

Banana bread

Pan de soda irlandés

Tipos de levadura
Y ojo, que también hay distintos tipos de levadura química. La más común es la que usamos para repostería, pero también hay polvos de hornear para preparaciones saladas, como ciertas recetas de panes rápidos o tortitas.
Lo importante es que siempre sigas las cantidades indicadas en la receta. Si pones más de la cuenta, puede que la masa suba demasiado rápido y luego se hunda, quedando con una textura un poco extraña. Y si pones menos, el resultado puede ser una masa densa y compacta, como una piedra.
¿A qué sabe la levadura en polvo?
La levadura en polvo no es tóxica y tiene un sabor ligeramente amargo. No debe consumirse en polvo ni echar más de lo necesario con la pretensión de aportar más aire o volumen a la receta, ya que no lo conseguiremos y aportaremos un sabor a la receta algo amargo.
Cómo conservar la levadura química
Podemos adquirirla en paquetitos con porciones de unos 14-15 g o incluso a granel o en un formato más grande. La forma de conservación es muy sencilla, simplemente debemos guardarla en un recipiente hermético en un lugar oscuro y seco, como una despensa. Siempre prestando atención a la fecha de caducidad. Una vez que el polvo de hornear haya pasado su fecha de caducidad, podremos utilizarlo como bicarbonato sódico.
Aunque si tenemos dudas acerca de su fecha de caducidad, podemos comprobar fácilmente si sigue activa. Para ello vertemos media cucharadita de nuestra levadura en polvo en una taza y añadir 100 ml de agua caliente. Si la mezcla burbujea intensamente, la levadura en polvo aún está buena. Si no hay burbujas intensas, la levadura en polvo está caducada.
Y claro, asegúrate de que no esté caducada, porque si pasa mucho tiempo desde que las compras, el bicarbonato puede perder su eficacia. Aunque, para ser sinceros, si eres como yo y te gusta la repostería, lo más probable es que la uses tan rápido que no te dé tiempo ni a que se ponga vieja.

Conclusión
Resumiendo un poco todo este tema, la levadura química es un invento maravilloso que nos facilita la vida en la cocina. No necesitas ser un panadero experto para conseguir que tus bizcochos, magdalenas o muffins suban y queden esponjosos. Solo tienes que añadir este polvo mágico a la receta, medir la masa al horno y dejar que el calor haga el resto.
¿Lo mejor? Que es rápido, sencillo y no tienes que complicarte la vida con fermentaciones lentas. Además, si sigues bien las cantidades, tus postres quedarán de rechupete, como si los hubiera hecho un pastelero profesional.
Así que la próxima vez que vayas a hacer un bizcocho y te preguntes si subirá, ya sabes la respuesta: con levadura química, siempre. Y si algo sale mal, bueno, al menos podrás decir que lo intentaste, ¿no?
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