En España nos encanta un buen marisco, pero pocas comparaciones generan más dudas que la de langosta vs. bogavante. A simple vista pueden parecer parecidos, sobre todo cuando los ves ya cocidos en una marisquería, pero lo cierto es que son dos bichos completamente distintos: en sabor, textura, precio, aspecto y hasta en cómo se cocinan mejor. Si alguna vez te has preguntado cuál elegir para una comida especial, aquí va una guía rápida, clara y sin rodeos para no equivocarte.
Origen y especie: no son “el mismo marisco” con distinto nombre
La langosta pertenece al género Palinurus y no tiene pinzas delanteras, mientras que el bogavante, del género Homarus, luce dos pedazo de pinzas que son su señal más reconocible.
Ambos son crustáceos, sí, pero su evolución y su forma de alimentarse es distinta, lo que afecta directamente al sabor.
- Langosta: más esquiva, vive en fondos rocosos y aguas profundas.
- Bogavante: más común en el Atlántico Norte y Cantábrico, suele estar en zonas frías y se pesca con mayor frecuencia.
Aspecto físico: pistas fáciles para diferenciarlos
Aquí no hay pérdida:

Bogavante
- Dos pinzas grandes, una más gruesa (tronchadora) y otra más fina (cortante).
- Caparazón oscuro tirando a negro o verde azulado en crudo.
- Antenas más cortas.

Langosta
- Sin pinzas delanteras.
- Caparazón rojizo o marrón con motas, que se vuelve rojo intenso al cocerla.
- Antenas largas y muy visibles.
Vamos, que aunque estés medio dormido, si ves pinzas es bogavante, y si no, es langosta.
Sabor y textura: aquí está la verdadera diferencia
Este punto es el que suele decidir la compra:
Langosta
- Sabor más fino y dulce, casi elegante.
- Carne firme pero delicada.
- Parte de la gracia está en su cola, que es una maravilla cuando está bien cocida.
Bogavante
- Sabor más profundo y potente, muy marcado a mar.
- Carne más prieta.
- Sus pinzas son un espectáculo: jugosas y con un punto mantecoso.
Si buscas algo de sabor suave para lucirte en una cena formal: langosta.
Si quieres marisco con carácter: bogavante.

Precio: la diferencia que duele
La langosta suele ser más cara. Su pesca es más escasa y su demanda en festividades dispara los precios.
El bogavante, especialmente el canadiense, es más asequible y por eso se ve más en restaurantes y celebraciones familiares.
Una regla sencilla: si te duele más la cartera, es langosta.
Cocina y usos: cada una luce en recetas distintas
Aunque se pueden intercambiar en algunos platos, lo ideal es aprovechar sus puntos fuertes:
Langosta
- Plancha o parrilla
- Ensaladas frías
- Termidor
- Cocción básica para disfrutar su sabor sin enmascararlo
Bogavante
- Calderetas (la famosa caldereta de Menorca o de marisco gallega)
- Arroces y fideuás
- A la plancha con un toque de brandy
- Bisques o sopas potentes
El bogavante soporta mejor cocciones largas; la langosta brilla en preparaciones donde no se pierda su delicadeza.

Color al cocerlas: por qué las dos se ponen rojas
Tanto la langosta como el bogavante se vuelven rojos al cocerse por la liberación del pigmento astaxantina.
Esto confunde a mucha gente y hace que en las vitrinas parezcan más iguales de lo que son. Pero, de nuevo, fíjate en las pinzas y no hay fallo.
¿Cuál es mejor?
No hay un “ganador”, solo depende de lo que busques:
- Langosta: refinada, delicada, más exclusiva.
- Bogavante: sabroso, intenso, perfecto para platos potentes y más fácil de encontrar.
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