Los huevos son un ingrediente básico en la cocina, presentes en todo tipo de recetas, saladas y dulces. Sin embargo, su mala conservación puede tener como consecuencia una intoxicación alimentaria, ya que son un alimento especialmente sensible a la contaminación por bacterias como la Salmonella.
A lo largo del tiempo, han surgido muchos mitos sobre cómo almacenar los huevos correctamente: ¿nevera o temperatura ambiente? ¿Lavarlos o no antes de guardarlos? En este artículo, aclaramos todas estas dudas y te contamos las mejores prácticas para conservar los huevos de forma segura y mantener su frescura por más tiempo.
¿Se limpian o lavan los huevos?
Con la llegada del Coronoavirus todos nos hemos preocupado aún más por la higiene de los alimentos que consumimos.
Pero ¿también hay que limpiar huevo a huevo? No. Limpia el envase, pero no huevo a huevo. La naturaleza ya los pensó para que estuvieran bien protegidos. Y tienen una capa en la cáscara que favorece su conservación. Pero recuerda que por muy sólida y resistente que sea, es porosa. Deja el huevo quieto hasta que lo vayas a utilizar. Si el momento de consumo quieres limpiarlo, puedes, pero no lo hagas con mucha antelación.

¿Cómo saber si un huevo es fresco?
Fresco, fresco, lo que se dice realmente fresco, está tan pronto sale de la gallina. A partir de ese momento, entra en su proceso natural.
Pero, tanto en el envase como en el el propio huevo podrás ver la fecha impresa en la cáscara determina su tiempo límite de consumo preferente (hasta 28 días después de la puesta). Es decir, dentro de esas fechas, se podría considerar que el huevo está en buenas condiciones para ser comido. Luego, ya va perdiendo cualidades hasta que ya no es recomendable su consumo.
Y a pesar de que la fecha es una muy buena orientación, es conveniente que aprendas ciertos trucos para determinar la frescura del producto. Puede que esté dentro de la fecha apta para su consumo, pero ¿y si ha sufrido cambios bruscos de temperatura?
Eso sí, comenzamos derribando mitos: la prueba de flotabilidad del huevo no sirve de nada y no es determinante. Así que vamos con algunas recomendaciones más eficaces:
- Comprueba la consistencia de la clara: rompe el huevo y comprueba la consistencia de la clara. Debe tener una zona más líquida y otra más gelatinosa. A medida que el huevo deja de ser fresco, ambas zonas son más similares.
- La yema te dice si es fresco. Otra de las cosas a mirar es la altura de la yema respecto a la clara. el huevo fresco tendrá una yema esférica, “gordita”, que sobresale bastante de la parte gelatinosa de la clara. Cuando veas que la yema no está firme ni sobresale y se desparrama en la clara (que además casi no tendrá consistencia gelatinosa) significa que ese huevo no es fresco.
Y un dato muy importante: si vas a cocinarlo a baja temperatura deben ser muy frescos. Y si vas a usar huevos que no están muy, muy frescos es mejor que no los consumas crudos (por ejemplo en un steak tartar o claras batidas a nieve): esos huevos siempre deben estar muy cocinados y cuajados.
¿Cuál es la mejor manera conservar los huevos?
Es importante que los huevos no sufran cambios bruscos de temperatura. Es por eso que en la tienda o en el supermercado los encuentras fuera de la nevera. Una vez que los compras sí recomiendan mantenerlos refrigerados dentro de su envase, para evitar su deterioro, prevenir golpes o la absorción de olores de otros alimentos y mantener la temperatura más estable.
De hecho, en el Instituto del Huevo recomiendan que no los coloques en el compartimento de la nevera reservado para los huevos que normalmente encuentras en la puerta del refrigerador. Y es que cada vez que abres y cierras la puerta hay cambios de temperatura, algo que no le va nada bien a los huevos.
Es importante que en tu casa conserves la cadena de frío. Si ya los has metido en la nevera, déjalos allí hasta el momento de consumo. Lo mismo sucede con los huevos duros o cocidos: debes conservarlos en la nevera.
Con el frío y con el calor se daña la membrana vitelina que protege al huevo de infecciones.

¿Se puede congelar huevos crudos?
No es una práctica muy frecuente, pero la posibilidad de congelar los huevos existe. Eso sí, debes romperlos y conservarlos en recipientes herméticos colocando un papel film entre el producto y la tapa para que el huevo no sufra ni se queme con el frío.
Escoge un recipiente pequeño pero no lo atiborres, porque recuerda que al congelarse se expandirá y no quieres abrir tu congelador y ver aquello como un cuadro de Jackson Pollock.
Si esto de ponerlo a menos cero es por “conservar” por más tiempo (hasta varios meses) esos huevos de campo tan espectaculares que has traído del pueblo, no lo hagas. No vale la pena. Por mucho que se conserven bien, siempre, durante el proceso de congelación, el alimento se modifica y pierde algunas características. Es decir, no van a estar tan espectaculares como antes de congelar.
Te recomiendo que batas los huevos, los mezcles con unas gotas de zumo de limón, sal o azúcar antes de congelarlos, para luego utilizarlos enseguida. Eso sí, no te olvides de etiquetar correctamente el envase. Pasado un tiempo, las cosas se olvidan.

¿Se pueden consumir huevos pasada la fecha impresa en la cáscara?
Puedes comerlos sin problemas hasta 1 semana pasada su fecha de consumo preferente siempre y cuando estés seguro que se hayan conservado refrigerados (o sin cambios bruscos de temperatura) y la cáscara esté en buenas condiciones: sin suciedad o fisuras. Por supuesto, si el huevo huele mal, ni siquiera lo dudes: no está apto para consumo, aunque su fecha indique lo contrario.
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