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El Madrid asusta a Europa tras vapulear al Schalke 04
Lapidario triunfo blanco en Alemania (1-6). Dobletes de Benzema, Cristiano y Bale. Huntelaar hizo el de honor para los teutones. Maldición enterrada
rubén cañizares
Bajo el majestuoso Gelsenkirchen, que se sepa a estas horas, no tienen pensando abrir a corto plazo ninguna mina más de las muchas que «decoran» la cuenca del Ruhr, uno de los paraísos mundiales de carbón acero e hierro. Por si finalmente acaban meditándolo, ya ... tienen once tíos (además vestidos de naranja chillón, muy apropiado para el oficio) que le pueden hacen de tuneladora. Y es que el Real Madrid excavó ayer un agujero en el Veltins Arena de dimensiones descomunales. Dueño y señor del choque desde el minuto uno al noventa, el correctivo acabó en 1-6 pero bien pudo haber sido un 1-10 histórico. Sólo con las oportunidades que tuvo Ronaldo (aparte de su gol) él sólo podía haberle hecho una manita a los alemanes. El Madrid derrumbó de un portazo tantos años de maldición. (Narración y estadísticas)
De hecho, a los veinte minutos de partido, los blancos ya estaban pensando en el bombo del sorteo de cuartos de final. Dos golazos, más una parada antológica de Casillas que valió como si fuera otro, abrieron y cerraron una eliminatoria que tendrá noventa minutos más de trámite en el Santiago Bernabéu dentro de tres semanas. El primer gol nació de una gran combinación entre dos tercios de la BBC: pared entre Bale y Cristiano que acaba rebotando en Santana y cayendo en la bota derecha de Benzema, que libre de marca en el punto de penalti bate a Fhrmann con un chut cruzado muy clásico del ariete francés. Era el minuto doce. Dos después, Casillas volvería a dejar otra parada para la historia del fútbol . Al estilo de las del Sánchez Pizjuán ante Perotti y Manu del Moral, el mostoleño detuvo un chut a bocajarro de Draxler con una estirada fuera de todo estudio físico. Solo Íker Casillas es capaz de hacer esos milagros.
El guión no podía tener mejor inicio. En los primeros quince minutos, el Madrid había resumido los principios básicos de un equipo grande: un delantero centro que enchufe la primera que tenga y un guardameta que pare hasta lo imposible. Para alegría de los blancos, el fulminante inicio de partido del Madrid no había aún finalizado. Quedaba el segundo tanto, obra de Bale, más propio de PlayStation que de fútbol real. Espectacular jugada del galés, zafándose de dos rivales y rematando la jugada con un chut con el exterior de su bota izquierda que se estrella contra el palo corto de Fhrmann y besa las mallas. Justo es darle también su mérito a Benzema. El galo, antes de la obra de arte de Bale, presionó a Santana, le robó el balón al brasileño y dio un pase con la nuca (metafóricamente hablando) al galés.
Pero el 0-2 no era suficiente para un Madrid ambicioso como nunca visto en muchos, muchísimos años. La tuneladora no iba a parar el motor en todo el partido. De hecho, si al descanso los 22 protagonistas se marcharon con un 0-2 en el marcador fue por obra y gracia del azar. Benzema y hasta en tres ocasiones Cristiano (una de ellas al palo) perdonaron el tercero cuando era más sencillo hacerlo que fallarlo. No sería preocupación alguna para los de Ancelotti ni para el propio luso (algo frustrado con tanto error impropio de su exquisita puntería). Pronto llegarían más réditos. Y es que como cantaba Queen, aún faltaban otro cuarenta y cinco minutos y «the show must go on».
Set y honrilla de Huntelaar
Como no podía de ser de otra forma, fue Cristiano quien hizo el tercero nada más comenzar el segundo acto. Eran demasiadas veces las que el portugués había tirado el cántaro a la fuente. Su bicicleta para deshacerse de Matip y su zurdazo cruzado para batir a Fhrmann fueron made by CR7, como su línea de ropa interior.
Desnudo como estaba ya el Schalke 04 (en realidad debió salir sin calzoncillos del vestuario) llegarían el cuarto, a los doce minutos de la segunda mitad. De nuevo como autor Benzema, que completaba uno de los mejores partidos en sus cinco años como jugador del Real Madrid . Su pared con Cristiano, que se la devolvió de espuela. la finalizó driblando a Fhrmann y anotando a puerta vacía. Era el segundo en la cuenta particular del galo, en una exhibición apolínea del francés en el Veltins Arena . La rúbrica a mayúscula firma de serio candidato a campeón de Europa la puso Bale, en el minuto setenta, anotando el quinto de la noche. Lo hizo tras una gran asistencia de Ramos. El galés suma ya catorce goles (cuatro en Champions), números de miedo para un futbolista que apenas ha jugado la mitad de los partidos de lo que va de temporada.
Con la manita en el electrónico, Ancelotti comenzó a pensar en el derbi del domingo. Isco, Illarra y Jesé dieron descanso a Di María, Xabi y Bale. A estas alturas, el único morbo que presentaba un partido y una eliminatoria sentenciada era saber si la sima del Madrid tenía alguna planta más. Y sí, tenía una más. Rozando el noventa, Cristiano hizo el sexto, su gol undécimo en lo que va de Champions, pichichi de la competición por encima de Ibrahimovic (diez tantos). Eso sí, al menos los alemanes salvaron la honrilla con un golazo de Huntelaar en el descuento que hacía el 1-6 definitivo, la mayor goleada a domicilio de la historia de la Champions en una eliminatoria. Un set para romper una maldición . Un triunfo lapidario que enciende toda las luces rojas en Europa. Son doce años sin Décima. Demasiados para el equipo con más Copas de Europa que nadie. Y ya se sabe. Antes o después, el Madrid siempre vuelve. Que pase el siguiente.
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