Un Modric imperial enamora al Bernabéu

A la espera de que se concrete el anhelado fichaje de Gareth Bale , el balcánico, la última perla robada al Tottenham, se reivindicó con una exhibición física, táctica y técnica de la que pocos madridistas le creían capaz visto su irregular rendimiento la pasada temporada. Robó por todas partes del campo, fue el embolo que empujó la presión con la que el Madrid ahogó al centro del campo rival y le dio salida al balón con criterio y calidad. Una pesadilla para Beñat y el resto de centrocampistas de Valverde, superados todos por la inédita voracidad del menudo croata. Fue el suyo un partido monumental, que concluyó con molestias en los gemelos y las medias por los tobillos. Como le gusta al Bernabéu.

El despliegue de sabiduría y esfuerzo de Modric eclipsó los dos goles de Isco, que mantiene su romance con la parroquia blanca y con el gol. Y, sobre todo, la suplencia de Ozil. Ancelotti le hizo pagar al alemán su rabieta de Granada con un sitio en el banquillo, junto a Casillas. Debería tomar nota Ozil. Mientras él rezonga, Modric se revela como un «todocampista», Di María entorpece su traspaso a base de orgullo e Isco afila su perfil de temible llegador. Todo para que siga progresando un equipo que hoy contra el Athletic demostró hasta dónde puede llegar si las cosas no se tuercen. Como Modric.