Keylor, cuando el portero es el mejor en casa

Íker lo mantuvo. Aunque ya nada sería igual. Una patada sin querer de Arbeloa en la mano del capitán, en Mestalla, el 23 de enero, cambió la realidad de la portería madridista para siempre. Íker era baja para dos meses. El club fichó a Diego López . Y el lucense se hizo titular para el resto de la temporada, con Mourinho. Una primacía que Ancelotti continuó en la siguiente campaña.

Casillas recuperó el sitio, con el técnico italiano, cuando el gallego fue traspasado al Milán en agosto de 2014. La portería, sin embargo, vivió un azote de aplausos y silbidos encontrados a lo largo de toda la campaña. Era imposible soportarlo. El cancerbero madrileño se marchó del club en julio de este año. Keylor Navas y Kiko Casilla eran los hombres elegidos para sustituirle definitivamente en la plantilla, a la espera de lo que sucedería con De Gea , pretendido como sucesor desde hace quince meses.

El fichaje del jugador del Manchester no pudo fraguarse en la caótica noche del 31 de agosto. Benítez cenó con Navas y le expresó su confianza. Y ahora la afición madridista, incluso la barcelonista, manifiesta que Navas cubre perfectamente la portería blanca. El costarricense se ha ganado al Bernabéu.

Los aplausos le abrumaron frente al Betis, en la segunda jornada de Liga, cuando robó un balón de gol a Rubén Castro con una estirada de felino. El público coreó su nombre. Y el sábado, ante el Málaga, los aplausos volvieron a centrarse en él. En su propio campo. El portero era jaleado como el mejor futbolista del Real Madrid en el Bernabéu. Una noticia que futbolísticamente no era buena, pues significaba que el ataque no rendía.

Navas realizó dos paradones, a disparos de Recio y Am rabat. Fue, junto a Kameni, el mejor del partido. Los dos cancerberos se felicitaron por sus actuaciones. Culpables del empate a cero. Keylor es el culpable del final de los silbidos en el coliseo blanco. Ya no hay dudas bajo palos. Solo hay palmas, no pitos.