Cristiano Ronaldo, mil millones

Fue «Sir Álex» quien ha permitido su traspaso al club español en 2009, por 95 millones de euros , cifra que es récord mundial. «Cristiano me dijo que el Real Madrid era su sueño desde la niñez y no le podía impedir que cumpliera ese sueño». Lo que el mánager inglés ha aducido sin expresarlo es que de haber calibrado esta explosión de Ronaldo en la casa blanca no lo habría traspasado, aunque el dinero era una tentación cumplida. Ferguson ha admitido que su hijo futbolísitco ha alcanzado en «el Real» su verdadera madurez. Y continuará demostrándola. El Real Madrid ha asegurado que Cristiano no se vende.

La posición del club es sencilla: no lo ha puesto en el mercado, ni tiene intención de negociar ningún traspaso. El resto de equipos de Europa conocen esta postura de la casa blanca y asumen el único precio del Balón de Oro: «Mil millones» . El que marca su cláusula de rescisión. Y aunque alguien pusiera esa cifra astronómica, Ronaldo solo se iría si deseara hacerlo. El Real Madrid no negocia por su primer estandarte. Quiere que continúe siendo su referente. Y el futbolista desea seguir en el equipo.

La entidad no se ha cuestionado el futuro de su buque insinia. Tiene contrato hasta 2018 y a los 30 años ha marcado más goles que nunca en toda su carrera. Dolorido en la rodilla y en la espalda, harto de golpes, el portugués ha anotado 48 goles en Liga y 61 en toda la temporada , superando sus marcas de la campaña 2011-12, que eran 46 y 58 respectivamente.

La otra verdad importante es que Cristiano tampoco se ha cuestionado marcharse . Piensa que el Real Madrid es el mejor sitio para ganar títulos, porque aspira a todos ellos cada año. Ha sostenido que es el mejor club para obtener el Balón y la Bota de Oro. En enero ha conseguido su tercer Balón. Ahora, su cuarta Bota. Sabe que milita en el equipo ideal para ser el artillero histórico de la Champions, un duelo que mantendrá con Messi hasta la eternidad, empatados actualmente a 77 tantos. Y quiere convertirse en el ariete número uno de la leyenda del Real Madrid. Lleva 313 dianas y la plusmarca es 323, aún en poder de Raúl. Si no se lesiona, en octubre será suya.

Es verdad que en este curso ha protagonizado menos goles desde lejos y en carrera. La razón es que ha jugado más en punta, muchas veces como un nueve falso, cuando el sistema se traducía en un 4-4-2. Su eficacia, sin embargo, ha sido la misma de siempre. Esta temporada ha superado sus hitos goleadores aunque ha soportado dos crisis muy duras. En enero ha reconocido que no vivía su mejor forma. El desgaste del récord de veintidós victorias consecutivas, conseguido entre septiembre y diciembre, le pasó una factura demasiado cara. Y su rotura sentimental con Irina Shayk, en Navidad, duplicó el problema propiamente deportivo en un sufrimiento personal. En ese mes de enero, el Madrid cayó en Valencia en la Liga, aunque Ronaldo hmarcó (2-1). Allí se ha acabado la marca de triunfos seguidos. Y el equipo ha sido eliminado en la Copa.

La publicidad con fotos y vídeos que el DJ Kevin y otros aprovechados han hecho de su fiesta de cumpleaños en febrero, tras perder 4-0 en el Calderón, también ha hecho mucho daño a su imagen . Le ha molestado especialmente que las críticas se cebaran con él y le acusaran de falta de madridismo. Es lo que más le ha dolido. Silbado por un sector del Bernabéu, se ha enfadado . Y ha marcado goles con el ceño fruncido. No solo han pitado a Cristiano. Pero era el líder del equipo en el campo y ha debido afrontarlo.

Tras el empate del Villarreal y la derrota ante el Athletic, el luso salvó al Real Madrid en la Champions con sus dos últimos goles frente al Schalke (3-4). Ya había anotado los dos en Alemania. Después, el conjunto de Ancelotti perdió en Barcelona un partido que los blancos no supieron ganar. Quizá se perdió la Liga en ese clásico. Desde ese momento, Cristiano encabezó una reacción que supuso nueve partidos consecutivos perfectos. Acertó también en Turín, en las semifinales de la Copa de Europa (2-1). Pero en la vuelta solo marcó de penalti (1-1). Nadie más estuvo fino. Y se clasificó la Juventus. Cuatro días antes, frente al Valencia, Diego Alves le detuvo una pena máxima decisiva. Y la madera le escupió otro disparo clave. El aura del Bernabéu, sabio, curtido en mil partidos, barruntaba que si Ronaldo no marcaba, nadie decidía. Que si al portugués no le entraba, el Madrid caía derrotado. Es la sensación que ha quedado en este final de campaña. Con fases irregulares, Cristiano ha vuelto a ser el mejor . Y no está en venta.