El secreto del Madrid, sacrificio más talento

El secreto del técnico ha sido inculcar un lema que los futbolistas asimilaron a fuerza de goles en contra. «Si luchamos todos es más fácil imponer la calidad. Y la calidad gana siempre se se corre tanto o más que el rival».

Nunca dos goles en contra. Sus pupilos han comprobado que es verdad. Por eso le besaban y le abrazaban después de vencer al Barcelona por 3-1. No ha sido fácil conseguirlo. La derrota liguera en el derbi, 1-2 el 13 de septiembre, suscitó una reacción de sus futbolistas, que vencieron 5-1 al Basilea y 2-8 al Deportivo. El italiano, sin embargo, no estaba contento. No podía admitir vencer 2-8. No podían recibirse más de dos goles. Nunca más. No podían convertir los partidos en correcalles, con el equipo partido en dos, cinco arriba y cinco abajo. Porque cuando llegaran los grandes rivales eso sería un suicidio.

¿Qué es lo que no habían entendido de la máxima «la calidad gana siempre si se corre tanto o más que el rival». Carlo les convencía. «Así ganaremos casi siempre, salvo accidentes que siempre los habrá».

El equipo interiorizó que todos debían defender y correr a recuperar el balón. Que todos tenían que jugar sin balón. y comenzaron a hacerlo. El 5-1 al Elche fue la primera demostración. El tanto en contra fue consecuencia de un penalti ingenuo de Cristiano sobre Mosquera. Desde entonces han disputado ocho partidos y cinco finalizaron con la portería a cero: 0-2 en Villarreal, 5-0 al Athletic, 0-5 al Levante, 0-3 al Liverpool y 0-4 en Granada. Y solo ha soportado tres dianas de los rivales: 1-2 ante el Ludogorets, 3-1 en el clásico y 1-4 en Cornellá.

110 kilómetros para robar. El nuevo arma del Madrid es que sus futbolistas corren un promedio de once kilómetros por partido. La clave es que los diez futbolistas de campo realizan 110 kilómetros persiguiendo a los enemigos hasta quitarles la pelota. Se la roban muy pronto. Y después, con ella, son los mejores.

Pocos equipos pueden equipararse al conjunto de Ancelotti en esta apuesta por el sacrificio. Sus hombres forman una unidad. Todos se conjuraron para dar el máximo tras el fiasco del derbi (1-2). Por eso, todos se abrazan ante cada gol como si fuera una final.